Igual que primero se enviaron fragatas y cazaminas, y se ofrecieron aviones de combate para sumar otros 300 militares en las fronteras rusas al despliegue de 350 soldados ya apostados en Letonia, después "se plegaron velas" -en palabras de un diplomático español- y el Gobierno comenzó a hablar de "diplomacia y diálogo" más que de disuasión. Y del mismo modo que el jueves por la tarde, Pablo Casado no tardó un minuto en ofrecer su respaldo a Pedro Sánchez en la crisis de Ucrania, ahora Moncloa descarta que el presidente del gobierno le informe.
Ni siquiera lo llamará para darle cuenta de la posición de España en este conflicto que amenaza con una guerra de indeterminadas dimensiones en suelo europeo. O que arriesga la recuperación económica si la Unión Europea se ve obligada a imponer esas "sanciones económicas, financieras y comerciales masivas" a Moscú.
"José Manuel Albares ha hablado desde el viernes con los portavoces de todos los grupos políticos", ha remarcado la portavoz, "y esta tarde comparece en el Congreso, que es lo antes que le ha sido posible tras atender los compromisos internacionales".
Según Isabel Rodríguez, "la política exterior es una política de Estado y tenemos que estar unidos". De modo que la queja de Pablo Casado por no haber sido informado por el presidente, "es una cuestión muy doméstica que ahora mismo no es muy oportuna".
Así lo expresó claramente la ministra Rodríguez, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. Y así lo confirmaron, posteriormente, fuentes de Presidencia a este diario. "En este momento, la comunicación es a nivel ministerial, y no cambiaremos de criterio si no cambia el escenario". Es decir, que si en la boca del ministro de Exteriores ahora está más la palabra "diplomacia" que "disuasión", Moncloa apuesta más por la "contención" que por la "comunicación".
Y eso pese a que el escenario del fin de semana fue, paradójicamente, de intenso e inequívoco apoyo por parte de la oposición y de críticas, acusaciones y hasta comparaciones odiosas por parte de sus socios habituales. Incluso de los que están integrados en el propio Ejecutivo de coalición.
...o, tal vez, precisamente por eso.
Bronca interna
La división en el seno del Gobierno, de hecho, ha podido provocar esta decisión, según las fuentes consultadas. Unidas Podemos sometió a una presión durísima a los ministros del PSOE en los primeros días del estallido de la crisis. Al mismo tiempo, el líder de la oposición centraba su mensaje en el apoyo inequívoco a los movimientos iniciales del presidente y sus ministros de Exteriores y Defensa, Margarita Robles.
"Me consta que ha habido discusiones agrias en el seno del Gobierno", confirmaba este lunes un alto dirigente del PSOE a este diario. Además, y pese a los tuits "inoportunos", como el de Pablo Echenique, Sánchez encargó a su portavoz parlamentario, Héctor Gómez, contactos con todos los grupos para preparar la comparecencia de Albares de la tarde de este martes.
La imagen no era la más coherente y las acusaciones de "ardor guerrero" o las comparaciones de Sánchez con "el Aznar de las Azores" colocaban al PSOE en una posición incómoda. Ya el lunes, Felipe Sicilia, portavoz de la Ejecutiva de Ferraz remarcó que "el Partido Socialista es el del 'no a la guerra' y el que sacó a las tropas de Irak". E inmediatamente, los portavoces de la formación morada agradecieron una supuesta "rectificación" del PSOE.
Este martes, la ministra portavoz ha tratado de evitar esa polémica, rehuyendo las insistentes preguntas de la prensa al respecto. Pero finalmente ha rechazado que el Gobierno haya cambiado de posición en ningún momento. "De hecho, no hay novedad desde el pasado diciembre", ha contestado, "cuando les expliqué en esta misma sala cuál era la posición del Gobierno".
En todo caso, las fuentes extraoficiales consultadas en Exteriores atribuyen a esta resolución dubitativa de la coalición la exclusión de cualquier posibilidad de que Sánchez hubiera estado invitado a la videoconferencia de urgencia convocada este lunes a última hora por Joe Biden. A pesar de que España será la anfitriona de la cumbre de la OTAN más importante de los últimos años los próximos 29 y 30 de junio, Sánchez fue excluido de la cita.
"Formato establecido"
Según fuentes del Gobierno, "esas reuniones tienen un formato establecido en el pasado". Y la propia portavoz insistió en que estaban los líderes de la OTAN, de la Comisión y el Consejo europeos, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia por ser miembros del G-7 y Polonia por ostentar la presidencia de turno de la OSCE. "Que vayamos a alojar la cumbre de la OTAN no cambia nada... pues muy bien, la alojamos", comentaba un alto funcionario de Moncloa a la salida de la sala de prensa.
Lo cierto es que nadie en Moncloa quiso contestar a la pregunta clave a este respecto: si la explicación de quiénes estaban o no invitados es elaboración propia o una comunicación oficial del convocante.
"Nunca hemos tenido mejor relación con un socio como Estados Unidos", apuntó Isabel Rodríguez."La posición de España es de absoluto liderazgo internacional", llegó a decir en un calentón la portavoz. "La semana pasada, Albares estuvo en el despacho de Blinken, con la presidenta de la Cámara de Representantes y con los líderes del Senado" norteamiericanos.
Moncloa dice que la clave "es la unidad entre socios de la UE y aliados de la OTAN", que ésta está más que "clara y alineada"... y a pesar de ello, y de haberse sentido "perfectamente representada en la reunión", ninguna decisión se tomó con Joe Biden. Porque éste ordenó el envío de miles de soldados al terreno mientras que Francia, Alemania e Italia no quieren oír hablar de escalada bélica.