Este miércoles, el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, marcará el número del portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal. Formalizará así el acuerdo que el dirigente de los liberales ya tiene cerrado con Héctor Gómez, portavoz del PSOE en el Congreso: los liberales apoyarán la convalidación de la reforma laboral "sin tocar una coma", a pesar de que "ésta no es nuestra reforma", como insistía Bal en conversación con este diario.
Los naranjas no han confirmado públicamente qué votarán, a la espera de que las negociaciones de Yolanda Díaz con ERC, Bildu y el PNV triunfen o fracasen. Lo que sí han dicho es que "si se respeta el texto tal como está", ellos lo apoyarán.
Como ésa era la condición impuesta por sindicatos y patronales para que no se rompiera "el dificilísimo pacto", la condición liberal era fácil de cumplir para el PSOE... y ha actuado como castigo autoinfligido para Unidas Podemos. "Ciudadanos ha mantenido su compromiso con el acuerdo entre los agentes sociales, con una enorme responsabilidad", explica Bal, satisfecho por lo que considera una gran victoria: sale en la foto como socio fiable de una mayoría alternativa y saca del cuadro a los que "trabajan contra España".
Porque lo de "no tocar ni una coma" era precisamente la condición imposible de aceptar para los socios habituales del Gobierno de coalición. Desde que se alcanzó el pacto, en la víspera de Nochebuena, dejaron claro primero Bildu, luego ERC y, finalmente, el PNV el día de Navidad, que no podrían apoyar ese texto si no les dejaban meter mano.
Pero Yolanda Díaz había hecho una promesa en la mesa de negociación a CEOE y Cepyme: cerrad el pacto y no habrá enmiendas de los grupos que más teméis. Entre otras cosas, porque la Comisión Europea impuso al Gobierno de PSOE y Unidas Podemos que la reforma laboral tenía que salir con el diálogo social. Y como es uno de los hitos comprometidos para poder seguir recibiendo los fondos de recuperación Next Generation EU... no había más que hacer.
De esta votación dependen los próximos 10.000 millones que debe librar Bruselas camino de Madrid, según fuentes del Gobierno.
Victoria en todo caso
Decía hace una semana Gabriel Rufián que Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) no iba a votar la reforma laboral "simplemente por ser un proyecto personal" de quien es, evidentemente su socia más fiable en el seno del Gobierno, Yolanda Díaz. Pero, a la vista de cómo han ido las negociaciones, lo que probablemente estaba diciendo el portavoz independentista era que no votarán este jueves la convalidación del decreto precisamente por ser "un proyecto personal" de la vicepresidenta segunda.
ERC y Bildu ven en esta negociación una victoria en todo caso: o logran arrancarle concesiones a Díaz o es la oportunidad de abollarle el trofeo a la nueva lideresa de la izquierda. Al fin y al cabo, es competencia electoral en sus territorios y su "proyecto de país" luciría más con una "derogación real de la reforma del PP"...
La batalla contra viento y marea (y contra el PSOE) de la líder de Unidas Podemos por lograr embarcar a los socios de la llamada "mayoría de investidura" ha sido infructuosa. Entre otras cosas, porque el "trabajo coordinado" del que presume el ala socialista del Gobierno, para "lograr la mayor cantidad de apoyos" al texto legal sí ha sido fructuoso. Como ya informó este periódico en primicia el sábado 22 de enero, Sánchez ató los votos que le daban "la mayoría necesaria" incluyendo a Ciudadanos.
...y eso es un repelente para ERC, su aliado parlamentario EH-Bildu, e incluso para el PNV de Aitor Esteban.
Ganadores y perdedora
Si Yolanda Díaz no quiere ni oír hablar del apoyo de los liberales de Inés Arrimadas, mucho menos estos tres grupos, que hasta ahora le han dado el soporte principal al Ejecutivo. Pero el caso es que a ella no le queda más remedio que aceptarlo y, por el contrario, los "socios de investidura" pueden huir como de la peste de Cs.
Eso contenta a todos y sólo deja un perdedor.
Todos ganan porque el PSOE demuestra que es él no sólo el socio mayor de la coalición, sino el capaz de armar mayorías con cualquier aritmética que se le presente. Ganan ERC y Bildu porque no salen en una foto con los naranjas. Gana el PNV porque logra mantenerse en su exigencia de la prevalencia del convenio autonómico sin poner en riesgo la estabilidad del Gobierno que más le ha dado en las últimas décadas, el de Pedro Sánchez.
Y gana, claro, Ciudadanos porque logra dos objetivos. El estratégico e interno, de encontrar un hueco para demostrar su condición de partido de la "política útil". Y el político y explícito de "evitar la catástrofe que supondría que Bildu y ERC metieran sus manos en esta reforma", según expresa Edmundo Bal a este periódico. "Habría sido terrible para el empleo de los españoles y para la productividad y viabilidad de las empresas".
Pero pierde Unidas Podemos, pierde Yolanda Díaz. Porque logra el dudoso éxito de fracasar mientras saca adelante su medida estrella de la legislatura. Pierde a sus socios y tiene que sonreír a Ciudadanos, que le salva la reforma.
Y todo porque, encima, se ha cumplido la premisa inicial de la vicepresidenta segunda y heredera de Pablo Iglesias al frente de la confluencia morada: "Las normas que afectan al mercado laboral se deben aprobar con el acuerdo de los agentes sociales". Y como en este caso no era sólo una condición deseable, sino impuesta por la Comisión Europea, no se podía "tocar ni una coma".
Este martes, a la salida del Congreso, el propio Rufián lo dejaba así de claro a los periodistas que lo esperaban para conocer el minuto y resultado de las negociaciones: "No hay llamadas y no es por nosotros". Es decir, que "ellos no quieren modificar nada del decreto", cuando ellos es el Gobierno en su conjunto. Fuentes de Esquerra aclaraban más tarde que "el PSOE no quiere modificar nada desde el minuto uno. Y las llamadas estos días han sido con Yolanda, pero nada".
En todo caso, los republicanos insisten: "Nosotros, dispuestos siempre hasta el último minuto. Pero ellos no quieren".
La explicación de ese no quieren está ya contada hace seis días: el PSOE dijo "no" a retocar la reforma laboral como pidieron sus socios, todos juntos y con un papel en la mano con siete exigencias [consúltelo aquí en PDF], ante el atril de la sala de prensa del Congreso. "¿Queremos sumar uno de esos puntos y perder el apoyo de la CEOE y, por tanto, de Europa? No", zanjaron fuentes oficiales del PSOE a este periódico.
Noche de negociación
Durante las últimas horas se han sucedido dos negociaciones paralelas, lo que en el seno del Gobierno llaman "trabajar coordinados". Pero que en realidad son conversaciones en direcciones opuestas, para garantizar la aprobación de la reforma laboral en el Pleno del Congreso del jueves.
Fuentes próximas a la negociación señalan que el equipo de la vicepresidenta segunda habría ofrecido a estos grupos contraprestaciones ajenas a la reforma laboral, a cambio de que cambien el sentido de su voto y apoyen el decreto. Anoche, al acabar el pleno, la líder morada se metió en una sala a seguir negociando. Es su semana clave.
Pero este esfuerzo tiene un límite: la determinación del PSOE de que la reforma se apruebe sin modificar el pacto alcanzado con los sindicatos y la patronal porque "es lo que da fuerza al acuerdo". Y lo que garantiza el dinero europeo.
Las mismas fuentes indican gráficamente que el PSOE está esperando a que Díaz "se la pegue" y falle su opción, para aprobar la reforma laboral en el Pleno del jueves con la mayoría alternativa que incluirá a los nueve diputados de Ciudadanos (Cs) y a otros grupos pequeños del Congreso. Además, los cuatro de PDeCAT, los tres de Más País-Compromís, el de Teruel Existe...
Entre ellos podrían estar también los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN) integrados en Navarra Suma. Su portavoz, Carlos García Adanero, reconoce que ya ha recibido "la llamada del PSOE" para pedirle que apoye la reforma laboral. Para evitar presiones, los dos diputados de N+ (grupo del que también forman parte PP y Cs) aseguran que no decidirán el sentido de su voto hasta el jueves.
Al igual que Ciudadanos, Coalición Canaria (CC) ya ha hecho oficial su apoyo a la reforma laboral, con la condición de que no se modifique ni una coma del texto. "Creemos que el texto es insuficiente en algunos aspectos", señala su portavoz, Ana Oramas, "pero vamos a respaldarlo porque es lo que han acordado los empresarios que crean empleo y los sindicatos que defienden los derechos de los trabajadores".
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