Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, en el Congreso.

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, en el Congreso.

Política CRISIS EN UCRANIA

Pedro Sánchez pedirá al Congreso enviar tropas si Rusia invade Ucrania haga lo que haga Podemos

"Unidas Podemos no puede estar en un Gobierno que vaya a la guerra", apuntan fuentes oficiales de la formación de Yolanda Díaz.

7 febrero, 2022 02:05

Superado con bien el esperpento de la reforma laboral, "si eso pasa, cumpliremos con nuestros compromisos, somos un socio fiable y un aliado fiel". ¿Y qué es eso? Una posibilidad que el Gobierno y su entorno, el socialista, no se atreve ni a pronunciar: que Vladímir Putin dé la orden, un soldado ruso ponga pie en Ucrania, y la OTAN tenga que reaccionar. En ese escenario, "en el que no estamos y que trabajamos por evitar", insisten las fuentes de Exteriores, "cambiará la misión, y posiblemente haya que aportar tropas".

Así que el presidente irá al Congreso a informar y solicitar la autorización. A petición propia y de inmediato, sin esperar a la comparecencia que reclamó el PP y ya se sabe que el PSOE apoyará.

¿Y si Podemos vota no? "Votará no, ya lo sabemos, pero las derechas apoyarán". Ya, bueno, pero ese escenario no sólo sería de guerra, sino de guerras. En Ucrania y en el Gobierno.

Porque tal y como ha podido confirmar este periódico, Unidas Podemos considera la participación de España en un conflicto armado como causa de ruptura.

De hecho, votar contra el Gobierno es un incumplimiento del protocolo de funcionamiento de la coalición. Y si el lado socialista del Ejecutivo trabaja por la desescalada, el diálogo y la diplomacia "pero con disuasión" a Moscú, la morada hace lo mismo y lo redoblará en las semanas que vienen. Y en este caso, la "disuasión" no es de la OTAN a Rusia, sino del partido morado al PSOE

"UP no lo amparará"

"Unidas Podemos no puede estar en un Gobierno que vaya a la guerra", explican fuentes oficiales de la formación. "Los ministros y dirigentes morados harán todo lo posible por evitarlo". ¿Y si no se puede evitar? "Estamos hablando de una guerra, no contemplamos que no se pueda evitar... pero es así, Unidas Podemos no podría amparar esa acción militar".

Como ya informó este diario el pasado 22 de enero, dos días después de que reventara (mediáticamente) la crisis ucraniana, Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda, junto al total de los 35 diputados de Unidas Podemos, dejará solo a Pedro Sánchez en el Congreso el día que vaya a pedir autorización, como marca la ley, para la participación de España en el conflicto.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, en el Congreso.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, en el Congreso.

"Cuando llegue ese río, cruzaremos ese puente". Bajo esa filosofía trabaja el PSOE en esta legislatura. Y las fuentes del entorno de Sánchez admiten que después de la pandemia, la erupción de un volcán y los indultos, "sólo nos faltaba una guerra" para ser el Ejecutivo más débil en el Parlamento y con más pruebas excepcionales que superar.

El de Sánchez es un Gobierno con pocos diputados, pero está demostrando una estabilidad irreductible. El Ejecutivo menos cimentado de la democracia -o el segundo, porque el anterior Gobierno de Pedro Sánchez, el posterior a la moción de censura y en solitario, se sustentaba sólo en 85 escaños- ya gana incluso cuando pierde. Y a la vista está con la votación de la reforma laboral que el PSOE juega con la geometría variable como ninguno.

Pero si los socialistas sabe que les vienen "dos años difíciles" tras el espectáculo del jueves en el Congreso, mucho más complicados serían si hay confrontación bélica en Europa. 

Mayorías imposibles

Desde el año 2005, el artículo 17) de la Ley de Defensa Nacional obliga al Ejecutivo a una "consulta previa" y "recabar la autorización del Congreso" para "ordenar operaciones en el exterior que no estén directamente relacionadas con la defensa de España o del interés nacional". Y las fuentes del entorno de Moncloa confirman que eso es lo que hará Sánchez en las próximas semanas, si es necesario.

Lo hará en la confianza de que se mantenga el apoyo de todas las fuerzas a su derecha. La posición de cada grupo es fácil de colegir después de atender a la comparecencia de José Manuel Albares en el Congreso, el pasado lunes 31 de enero. Recibió indiscriminados ataques de sus socios y críticas de la oposición aceradas.

Pero Ciudadanos, PP y Vox, los tres —además del PNV—, dejaron claro que en las cuestiones de fondo de esta crisis están con el Gobierno.

José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, durante su comparecencia en el Congreso.

José Manuel Albares, ministro de Asuntos Exteriores, durante su comparecencia en el Congreso. Efe

La inauguración de la mayoría alternativa del pasado jueves -ésa inopinada que no necesita ni a ERC, ni a Bildu, ni al PNV- adolece de tres problemas. El primero, indudable, de falta de unidad de criterio, aquello fue poco más que una amalgama reunida porque el PSOE supo tocar las teclas del interés político individual de cada grupo; en eso sí tenía razón Yolanda Díaz al incluirlo en la lista de lamentos en que convirtió su discurso.

La segunda debilidad de esa mayoría es una derivada de la anterior: y es que no hay visos de que nada pueda volver a reunir los intereses de formaciones tan incompatibles en su genética como PDeCAT y Ciudadanos, por ejemplo. O Más País de la mano de Navarra+...

...y la tercera razón, claro, por la que no hay futuro para este ensayo de nueva "mayoría de legislatura" es que no fue tal, no fue mayoría. De hecho, se rompió a última hora tras la traición de los diputados de N+ a última hora y sólo el torpe error de un diputado del PP, votando lo contrario de lo que le tocaba, la salvó.

Todos dirán 'no'

Por eso, el PSOE se abrazaba con tanta algarabía al ganar la convalidación de la reforma laboral. Porque se había jugado los apoyos estables de republicanos, bildutarras y peneuvistas al "como fuera", dos diputados los habían querido engañar para infligirle a Sánchez una derrota que posiblemente habría sido decisiva, y aun así, habían salido indemnes.

O no tanto, pero victoriosos. Indemnes, en realidad, no. Por un lado, ERC se cobrará el precio en la mesa de negociación con Cataluña, según ha podido saber este periódico de fuentes de la dirección republicana. Por otro, el PNV ya ha iniciado acercamientos al PP, contactos informales que suele hilvanar el partido de Aitor Esteban siempre que toca nadar y guardar la ropa.

Y finalmente, Bildu disfruta de su nueva condición de llave de los apoyos. Como comentaban dos diputados de la formación abertzale el día antes en el patio del Congreso, "si somos aliados, no se nos puede ningunear"... es decir, Bildu ya ha pasado la página del blanqueo: ya son homologables, y ahora jugarán el mismo juego que los demás, sacar réditos y venderlos a su público, camino del posible tripartito de izquierdas en el País Vasco, ya ensayado a medias en Navarra.

Mertxe Aizpurua, portavoz de EH Bildu en el Congreso, sale de la Junta de Portavoces, con Pablo Echenique al fondo.

Mertxe Aizpurua, portavoz de EH Bildu en el Congreso, sale de la Junta de Portavoces, con Pablo Echenique al fondo. Efe

Con todo, la decisión morada de votar no en todo caso a cualquier cambio de misión de los 650 soldados que ya están en las fronteras de Rusia, o al aumento de estas tropas, es un riesgo enorme, que Podemos ha medido en términos de mal mayor y menor. Se tomó en el seno de Podemos, el pasado viernes 21 de enero, por la mañana. 

El responsable de Paz y Seguridad de la Ejecutiva morada, el ex Jemad Julio Rodríguez, reunió a la cúpula del partido para explicar la situación. De ese encuentro salieron varias decisiones

La primera, transmitir a sus socios socialistas que cometerían "un error catastrófico" si desmarcaran del "no a la guerra" al Gobierno. La segunda, hacer entrar a los ministros de Unidas Podemos en la campaña de presión pública a Sánchez, Albares, Margarita Robles. Y la tercera, votar en el Congreso contra una decisión del Gobierno.

Y eso será un mal menor que ir a la guerra, pero es romper el acuerdo de coalición. Por el eje.