Jaime de los Santos (Madrid, 1978) tiene una sensibilidad femenina que no pasa desapercibida, y no sólo porque sea teatral y de vocación lorquiana. Él mismo reivindica su carácter mujeril con orgullo, aunque en su día le supusiera más de un "dolor de estómago", que era su excusa favorita para refugiarse en casa cuando los matones, "víctimas de la educación de la época", no dejaban en paz al marica de la clase.
Pero tal y como Dostoievski vio en la belleza una manera de salvar el mundo, De los Santos encontró en la literatura una válvula de escape. "Las letras me salvaron, me hicieron mejor persona", admite, y así es que toda su vida ha ido ligada a la Cultura, cuya mayúscula está justificada por su labor como consejero en esta área durante el mandato de Cristina Cifuentes en la Comunidad de Madrid.
Su primera novela, recién salida de la imprenta, Si te digo que lo hice (Espasa, 2022), tiene una obvia reivindicación feminista, que es la que riega su discurso como diputado del PP en la Asamblea. Un feminismo, eso sí, "inclusivo", como el que aprendió de Ángel Gabilondo y que en poco se parece al "que busca la confrontación con el hombre".
Esa sensibilidad femenina de la que hablamos -de la que él mismo habla- es la que le lleva, en nombre del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, a pedir perdón a las tres menores tuteladas que fueron abusadas sexualmente por un grupo dedicado a la prostitución infantil que operaba, sobre todo, en el distrito madrileño de Villaverde. "Ya nos hemos puesto a investigar, y si después de esa auditoría las explicaciones no son suficientes, se abrirá una comisión de investigación, como no puede ser de otra manera", defiende.
Podrán ver que el diputado popular no acata disciplinas férreas, que es "vehemente pero respetuoso", y que si no ha cambiado la política por el teatro es porque cree, como Heráclito, que ambas artes son una y la misma: "A través de la literatura se puede hacer política". Conozcan a Jaime de los Santos, un político y novelista fuera de horma.
¿Cómo le explicaría a una persona que va a aproximarse al libro que esté escrito en primera persona femenina? ¿De dónde nace esa idea, esa inquietud?
Yo quería hablar de mujeres en uno de los tiempos más oscuros del último siglo en España y en Occidente, y quería hacerlo desde el sentimiento. Elijo la primera persona porque me parecía importante trasladar los sentimientos de forma pura, directa, a través de Elvira, una mujer que nace el 6 de septiembre de 1939, apenas dos meses después de la Guerra Civil Española.
Yo he vivido rodeado de mujeres desde que nací: tengo cuatro hermanas que me han construido, una madre que ha sabido darnos una buena educación, a pesar de la que ella recibió del franquismo, una abuela, tías, primas, amigas, jefas excelentes [menciona aquí a Cristina Cifuentes e Isabel Díaz Ayuso]... Todo eso me da cierta facilidad para entender a las mujeres y preguntarles sobre la maternidad: cómo se sienten, qué experimentan sus cuerpos, su alma...
Habla casi con anhelo de la maternidad, ¿se considera alguien femenino?
Todos tenemos una parte femenina de la misma manera que todas las mujeres tienen una parte masculina, pero a los hombres (sobre todo, a los que nos preceden) se nos ha colmatado, se nos ha educado en el no llorar, en la contención de todo aquello que alguien decidió un día que era sinónimo de femenino.
Pero no me negará que hay condicionantes biológicos que distinguen a ambos sexos.
Sí, por supuesto. Somos diferentes. Pero hay cuestiones que son culturales, como el miedo a expresar nuestros sentimientos. Yo no lo tengo porque lo he trabajado. La maternidad me interesa desde todos los puntos de vista, pero no añoro el no haber sido padre. Tengo cinco sobrinos maravillosos y cinco ahijados extraordinarios que me colman esa experiencia. Sí creo que el ser madre debe ser una de las cosas más bonitas que puede suceder en vida, lo cual no quiere decir que las mujeres que deciden no ser madres no estén absolutamente completas.
Si la gestación subrogada llena de vida a cualquier tipo de familia, bienvenida sea
¿Qué le parece que dos hombres o dos mujeres puedan ser padres a través de la gestación subrogada?
De todo lo que ofrezca felicidad sólo tengo buenas opiniones, y si la gestación subrogada llena de vida a cualquier tipo de familia, bienvenida sea. También es cierto que entre todos, especialmente desde las administraciones, tenemos que mejorar las fórmulas para que sea más fácil adoptar; hay que incentivar la oportunidad de niños y niñas que sufren especialmente el no sentirse queridos. Estoy a favor de la gestación subrogada, pero también creo que hay que seguir trabajando en la adopción.
¿Cuánto hay de Jaime de los Santos en Elvira, la protagonista de la novela?
Poco. Si acaso su refugiarse en la cultura: en la música, en el cine, en la pintura… También cierto miedo al pecado judeocristiano que, en ocasiones, emerge cuando hacemos según qué cosas. Y luego está la idea del esfuerzo y de la superación que me inculcó mi madre, a mí y a mis hermanas. No hay que llorar, llorar es perder el tiempo.
La protagonista tiene una relación conflictiva con la religión: la vive como una imposición, con cierta culpa… ¿Es así la suya con Dios?
En ese sentido también nos parecemos: yo soy creyente volitivo, a mí me gusta creer y me hace sentir muy bien. He sido educado en un contexto católico, y me siento cómodo en mi fe, pero reconozco que hay realidades que tienen que ver con la jerarquía eclesiástica que me chirrían...
¿Por ejemplo?
Que el obispo de Tenerife diga que es pecado mortal que dos ciudadanos del mismo género se amen me da pena. Yo no creo que él esté cometiendo un pecado mortal por su falta de piedad y de amor. Estoy seguro de que, del mismo modo que a mi Dios no me va a condenar por querer como quiero, a él le perdonará por no querernos a todos como debiera.
Hay quien plantea como una contradicción que usted sea del Partido Popular y homosexual, pero ¿ha vivido como una contradicción su fe y su sexualidad?
En la reflexión que surge de la contradicción está el enriquecimiento de la persona; no hay nada tan pobre como el planteamiento vital sin fisuras, sin cruces de caminos. Yo soy un producto de la contradicción porque soy producto del arte. El arte es la respuesta contradictoria a un mundo que busca explicaciones donde no las hay. Algo parecido a la fe. Yo soy del PP, gay y creyente, aunque de forma selectiva porque quiero ser feliz. Intento obviar las cosas que no me gustan del PP, de la Iglesia Católica y de mí.
Como cristiano, ¿qué le parece que se haya penalizado el rezar frente a las clínicas abortivas? El PP iba a votar en contra, pero el 90% de sus diputados se equivocó y la apoyó...
Lo tengo clarísimo, pero no como cristiano, sino como demócrata: ¿cómo le voy a negar yo a alguien el derecho a orar a Dios en la vía pública? Yo condeno a quienes hostigan. Y si hay alguien que hostiga a una sola mujer, que bastante tiene que soportar cuando va a abortar, eso para mí es condenable, pero ya existen mecanismos para ello.
¿Ha pasado la Iglesia de ser una institución poderosa a vilipendiada?
La Iglesia está tan en el punto de mira como el resto de estamentos. Estamos en un mundo en el que todo es condenable, muchas veces injustamente, y desde todos los lugares. En el caso de la Iglesia sorprende porque ha sido el poder durante 1.500 o 1.600 años, y eso le da una cobertura que casi ningún otro estamento tiene.
Los ataques desde la izquierda a la Iglesia son injustos, gratuitos y sólo pretenden encontrar el titular fácil y el voto no reflexionado. Eso no quita que los errores que se han cometido en la Iglesia haya que sacarlos a la luz, pero sin olvidar que la Iglesia hace muchas cosas desde entidades como Cáritas o la Fundación San Juan de Dios. Hay toda una labor social que a los señores socialistas se les olvida.
Es una vergüenza que sigan sin esclarecerse los casos de menores tuteladas por el Gobierno balear
PSOE y Unidas Podemos han aprobado en el Congreso de los Diputados una comisión de investigación para esclarecer los abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia, mientras bloquean iniciativas similares en Baleares y Valencia, donde gobiernan. PP y Vox no la han apoyado.
Me parece una maniobra odiosa. Es una vergüenza que en el Consell de Mallorca se sigan sin esclarecer las causas por las que niñas amparadas y tuteladas por el Gobierno balear estaban siendo prostituidas repetidas veces. Pero para hablar de la Iglesia luego no les tiembla el pulso. Yo creo que es tan importante esclarecer unos casos como los otros. A todas víctimas les debemos respeto. La bonhomía selectiva me parece repugnante.
¿Y ha estado a la altura en su respuesta la Comunidad de Madrid? Isabel Díaz Ayuso se negó a una comisión de investigación, pero sí ha anunciado una auditoría del sistema de protección de menores.
No es comparable. Nosotros ya nos hemos puesto a investigar, y si después de esa auditoría las explicaciones no son suficientes, estoy seguro de que se abrirá una comisión de investigación, como no puede ser de otra manera. Yo lo lamento profundamente y pido perdón, como representante de los madrileños, a cada una de esas criaturas.
En el fondo vuelve a emerger el debate sobre la prostitución.
Yo soy abolicionista convencido. Cuando desde Más Madrid llaman a las mujeres prostituidas "compañeras" o hablan de "libertad" para referirse a la esclavitud se me pone la piel de gallina. Esa sí es una contradicción de verdad.
¿Una contradicción?
La libertad está reñida con el hecho de tener mercadear con tu cuerpo. El 96% de las mujeres prostituidas en España, datos de la Policía Nacional, son víctimas de la trata de seres humanos. No se puede regular la esclavitud. Es una situación contra natura, por mucho que algunos digan que es la profesión más antigua del mundo, que es algo que a mí no me hace ninguna gracia.
Usted siempre ha criticado que el PP llevara al Constitucional el matrimonio homosexual en 2004, pero hágame una crítica más actual: ¿qué ha hecho mal el PP recientemente en materia de derechos sociales?
Aquello [se refiere a lo de 2004] siempre lo he denunciado porque los partidos políticos no estamos para dar lecciones morales. En materia de derechos sociales el PP no ha fallado nada en la resolución, aunque se ha equivocado a veces dando titulares que no estaban realmente en la línea de lo que después hacía.
Titulares como los que dio el pasado mes de septiembre, cuando no apoyó que las familias del mismo sexo sean reconocidas en toda la UE.
Fue una abstención que se dio por una cuestión técnica. Y los tecnicismos nos lastran. Yo hubiera tomado otra decisión porque la forma aquí importa más que el fondo. El PP quería reconocer que las políticas en materia familiar son soberanas, y que en el seno de la UE no se puede votar sobre cuestiones que le pertenecen de forma unívoca a los países miembros.
Dicho esto, yo me hubiera salido de la norma y de las pulcritudes para levantar la mano y decir que Orbán es un indeseable, un impresentable, un ser que parece solazarse en la falta de sentimientos. Está elegido democráticamente, y yo eso lo respeto, pero la UE debe observarle para que no se salte ni una de las normas que todos nos hemos dado.
Me parecen peligrosos los 'nostradamus' de pacotilla que ven recortes de libertades en todos lados
¿Usted cree que un niño necesita necesariamente de la figura materna y paterna? Se lo planteo de otro modo: ¿el niño que se críe con dos padres o dos madres tendrá alguna carencia afectiva?
Un niño necesita que le quieran. Un padre, una madre, dos padres, dos madres, los abuelos, los tíos, los amigos… Todo forma parte de una cadena que nos conforma. ¿Cuál es la mejor de las opciones? Aquella que supure amor por todos los poros. El resto da igual.
Pero hemos venido a hablar de su libro, que diría Umbral (ríe). En él, describe una España sombría, opresiva y gris para las mujeres. ¿Qué queda hoy, en 2022, de aquel país?
Quedan 1.128 mujeres víctimas de violencia machista desde el 1 de enero de 2003, y aún hay determinadas personas que intentan escapar de la realidad que significa la violencia ejercida sobre las mujeres intentando ampararla en violencias varias. Todas tienen que condenarse y combatirse, pero hay un tipo de violencia que se ejerce contra las mujeres por el mero hecho de ser mujeres. No podemos abstraernos a esa realidad.
Está usted hablando de Vox.
Con Rocío Monasterio y Ana Cuartero tengo una relación de respeto, amistad y cariño, hemos hablado mucho. En la cercanía todo es mejor porque en la "nueva política" hay personas sensibles y brillantes como Rocío que se ocultan detrás de pancartas que no les hacen ningún bien, que borran parte de un mundo que nos enriquece.
Y lo mismo me sucede en el otro extremo con Paloma García, de Podemos, a quien tengo un respeto proverbial. Yo la escucho y aprendo, aunque tenga una visión de la realidad que convierte todo en una pelea, y vea amenazas donde no las hay. También con Lorena Morales del PSOE… El respeto siempre ha sido el punto de partida.
¿El PP tiene que ser desacomplejadamente feminista?
El PP es feminista, pero en el PP hay muchas sensibilidades. Aquellos miembros del PP que no tengan clara la necesidad de feminismo tienen que pensar que en los últimos 50-60 años las mujeres han encontrado un hueco con mucha pelea, mientras que los hombres llevamos en el nuestro 3.000 años. A mí la resta me dice que les debemos 2.940. Eso no justifica los exabruptos, ni que movimientos feministas extremistas juzguen todo lo que no sea pensar como ellas. Yo creo en el feminismo inclusivo que defiende Ángel Gabilondo, que sigue siendo necesario.
Dice la ministra Nadia Calviño que no va a volver a participar en un debate en el que sólo haya una mujer. ¿Es usted partidario del cupo?
Las medidas correctoras son necesarias, no puede ser que sólo el 3% de los altísimos dirigentes de empresas sean mujeres. Más que en cupos creo en medidas correctoras y creo en dar más oportunidades a las mujeres, pero lo que no voy a apoyar nunca es que se coloque a una mujer por delante de un hombre si no tiene la misma preparación.
Una de las primeras citas que desliza el libro es de Rousseau: "El hombre en todas partes se encuentra encadenado". ¿Qué cadenas le atan a usted?
Las cadenas de la mala educación, de la crítica despiadada al de enfrente, de esas cosas que nos han inoculado y que no nos permiten comprender al resto. Yo trato de practicar la empatía como la principal virtud del ser humano.
¿Percibe ese ambiente "guerracivilista" con el que se habla a veces a la política hodierna?
No se vive así por dentro. En ocasiones la puesta en escena es un poco más encendida de lo que debiera, pero no es verdad. Hay un ruido en los entornos, y en las redes, que enfanga el discurso. Yo soy vehemente, incisivo, pero nunca he faltado el respeto a nadie.
¿Qué les diría a los que creen que vamos a peor, rodeados de corrección política y amenazas a nuestras libertades? ¿Somos un poco menos libres que hace diez años?
Vivimos en la falta de contexto, queremos mirar todo con ojos heridos. Vivimos en el mundo más cojonudo que ha vivido nunca nadie. Tenemos la suerte de no haber nacido en un país por debajo del umbral de pobreza, ni en dictadura. Tenemos la suerte de tener todo a nuestro alcance.
Me parecen peligrosos los nostradamus de pacotilla que ven recortes de libertades en todos lados. Vamos a luchar por no dar pasos atrás, pero dando gracias por lo que tenemos. Si sólo nos dedicamos a la queja estamos destruyendo, y eso es lo fácil, pero también lo nocivo.
¿Qué le gustaría al autor de 'Si te digo que lo hice' decirnos que hizo cuando deje la política?
A mí me encantaría seguir escribiendo, trabajando en el universo artístico y literario. Porque sí, a través de la literatura también se puede hacer política.
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