Corren malos tiempos para los nostálgicos del bipartidismo. Si España es ya, desde que inició la actual legislatura, el país con el Parlamento más fragmentado de Europa (con 16 partidos) la tesitura podría agravarse con la irrupción en las próximas elecciones de la plataforma España Vaciada hasta alcanzar las 17 formaciones políticas. Como mínimo.
Sirva como aperitivo de esta hiperfragmentación (o "balcanización") parlamentaria lo ocurrido en las autonómicas de Castilla y León, donde los partidos localistas, representados por Soria ¡Ya! (3) y Por ávila (1) han irrumpido en las Cortes con cuatro representantes, junto a los tres regionalistas de Unión del Pueblo Leonés (UPL).
Imaginen ahora que esos movimientos provincianos funcionan en otras regiones (como Andalucía, Aragón o Extremadura) y llegan al Congreso de los Diputados, que ya es actualmente toda una jaula de grillos. A Partido Popular, PSOE, Vox, Unidas Podemos, Ciudadanos, Más País-Compromís, Esquerra Republicana (ERC), Junts Per Catalunya (JxCat), PNV, Bildu, CUP, Coalición Canaria, Navarra Suma, PRC, BNG, Teruel Existe...
... Se les sumarían algunas plataformas con apego al terruño como Segovia Existe, Milana Bonita, Aragón Existe o Burgos Enraíza, entre otras. Todo depende de la fórmula con la que España Vaciada se presente finalmente a los comicios de 2023, aunque todo hace indicar que apostarán por una federación o coalición de entidades rurales.
Presentándose unidas, el pronóstico de SocioMétrica es que podrían sacar hasta 15 diputados: uno por Zaragoza, Badajoz, León, Zamora, Ávila, Teruel, Cuenca, Soria, Palencia, Segovia, Huesca, Salamanca, Lugo, Burgos y Cáceres.
Si España Vaciada obtuviese 15 escaños, que no es ningún brindis al sol, podría articularse en un grupo parlamentario propio, lo que se materializaría en grandes ventajas políticas, económicas y de recursos: representación en todas las comisiones, capacidad de intervenir en todos los debates en igualdad de condiciones (el Grupo Mixto debe repartirse los turnos), cuantiosas subvenciones, etc.
También hay un factor importante para la futura fragmentación del Congreso, que es la fuerza menguante de Ciudadanos (que ya ha desaparecido en la Comunidad de Madrid y ha estado a punto de hacerlo en Castilla y León). Por lo pronto, todo hace indicar que los liberales obtendrán representación, aunque escasa, y resistirán con 2-3 diputados.
Sin olvidar otros condicionantes como la guerra interna que se disputa ahora mismo en Unión del Pueblo Navarro (UPN), que podría terminar con sus diputados Sergio Sayas y Carlos García Adanero presentándose por la Comunidad Foral con un nuevo partido. Es decir, que en el mejor de los escenarios posibles el próximo Hemiciclo contará con 17 partidos. En el peor, rondaría ¡la treintena!
Esto desembocaría en un Parlamento roto y un país ingobernable, donde el Ejecutivo de turno -las encuestas, de momento, auguran uno presidido por Pablo Casado con el apoyo de Vox- habría de atender las exigencias y particularidades de cada uno para sacar adelante cada norma, que es la tónica habitual en esta legislatura, donde los separatistas y los regionalistas condicionan sus votos a concesiones para sus regiones.
Evolución histórica
Esto no siempre ha sido así. Y es que para poner en perspectiva el disparate que supondría contar con -mínimo- 17 partidos políticos en un Congreso de 350 diputados, nada mejor que un poco de memoria histórica, que sirve también para evidenciar el papel cada vez más protagonista que han ido ganando las formaciones separatistas y regionalistas en la política nacional.
La primera legislatura (1979-82) contó con 14 partidos políticos representados en el Hemiciclo, una cifra que marcó el máximo histórico hasta la actual, la XIV, la única con un Ejecutivo en coalición, el de PSOE y Unidas Podemos. La legislatura XII, en la que gobernó el Partido Popular de Mariano Rajoy, contó con tan sólo nueve.
Desde entonces al auge del nacionalismo en Cataluña y País Vasco se ha sumado el de regionalismos encarnados en partidos como el PRC, que vino a seguir la estela que tradicionalmente dibujaron PNV y Coalición Canaria: vender los escaños a precio de oro a cambio de fuertes inversiones. Miguel Ángel Revilla puso el tren de alta velocidad, por ejemplo, como condición sine qua non para apoyar al PSOE.
Y luego está el surgimiento de plataformas localistas como Teruel Existe, que nació para reivindicar mejoras en las infraestructuras de su provincia tras años de ninguneos por parte de los grandes partidos. Al calor de su éxito ha surgido España Vaciada, que pretende replicar esta fórmula en provincias como Soria, Zaragoza o Burgos.
En comparación con los parlamentos de los grandes países europeos sólo Países Bajos, con 15 partidos, nos pisa los talones a la hora de configurar toda una sopa de siglas, aunque el país holandés está acostumbrado a gobiernos formados por tres, cuatro o cinco formaciones. Por detrás quedan Dinamarca (14), Italia (12), Bélgica (11), Reino Unido (9), Portugal (8), Suecia (8), Francia (8) y Alemania, con sólo 7.
Estos números dibujan el retrato de la España que nació de la moción de censura a Mariano Rajoy, un tótum revolútum con cada vez más partidos enarbolando el qué hay de lo mío. Un país cada vez más ingobernable, que siempre puede ir a peor.
Noticias relacionadas
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos