Santiago Abascal, en Castilla y León, durante un mitin de campaña.

Santiago Abascal, en Castilla y León, durante un mitin de campaña. Vox

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Las 7 razones del éxito de Vox en Castilla y León (y en el resto de España), según sus dirigentes

Retroceso del bipartidismo, debacle de Cs, unidad interna e "incapacidad de la izquierda para representar al trabajador" son algunas de las claves.

20 febrero, 2022 02:32

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Para analizar la explosión de Vox en Castilla y León –y en el resto de España–, podría utilizarse el lema que acuñó Alfonso Guerra en los días del éxtasis socialdemócrata: "Ponemos de candidato a una cabra y gana la cabra". A pocas horas de conocer los resultados, un importante dirigente de la formación de Santiago Abascal evitaba los símiles de animalario, pero recurría a lo futbolístico. Abascal sabe que su partido crece allí donde hay elecciones. Salen al campo sabiendo que van a ganar.

Diez días antes de estas autonómicas, uno de los mandatarios más reseñables de la derecha radical se frotaba las manos en un salón de conferencias de Madrid. No era la falsa pose del político que, pase lo que pase, tiende a decir que ganará. Sabía que iban a ganar. De hecho, en conversación con unos pocos periodistas, comentaba las alternativas estratégicas que se abrían con un resultado como el que, efectivamente, se acabó produciendo.

Vox es la tercera fuerza en el Congreso de los Diputados. Cuenta con 52 escaños y más de 3,5 millones de votos. Se abrieron las urnas en Cataluña... y obtuvieron 11 parlamentarios, más que PP y Ciudadanos juntos. Se abrieron en la Comunidad de Madrid... y aguantaron, con 13 asientos, el tirón de Isabel Díaz Ayuso. Se abrieron en Castilla y León... y lograron 13 procuradores que ya encarnan la llave del Ejecutivo.

A esto hay que sumar los 12 escaños de Andalucía y las buenas perspectivas electorales que diagnostican los sondeos de esta región. No importa que Vox afronte su primera crisis de identidad: se resiste a definir su opinión de Putin, apoya a Orban, pero también a Polonia, que no quiere saber nada de Orban.

"Es nuestro momento. A veces no existen grandes explicaciones. Hace unos años decíamos lo mismo y no nos votaba nadie. Ahora crecemos un montón cada vez que se vota", reseña otra de las fuentes consultadas.

Un razonamiento que recuerda a esa frase tan manida de Victor Hugo insistentemente utilizada por Albert Rivera en sus días de mayor éxito: "No existe en el mundo nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo".

Vox se cree a pies juntillas lo de Alfonso Guerra y la cabra. Su dirección es consciente de que afronta un punto de inflexión. El crecimiento es ya tan importante como para abandonar el ruido y enfrentarse a la gestión. Le ocurrió también a Podemos: llega un momento en que tu electorado no acepta que seas un agitador; te votan para que "cambies las cosas".

Al hilo del resultado de Castilla y León –pero también de lo acaecido en Cataluña o Madrid–, EL ESPAÑOL reconstruye las claves del éxito de Vox... a ojos de sus propios dirigentes.

El juego de las caravanas

"Somos el único partido que tuvo cinco caravanas en marcha por toda la región durante las dos semanas de campaña. También hicimos mucho trabajo de campo antes", relata otro mandatario de Vox que se ha hartado de recorrer Castilla y León.

Los rostros más conocidos de la derecha radical tocaron varias veces las nueve provincias y por lo menos una las poblaciones grandes y medianas. La visita se repitió en las grandes capitales. "Ningún otro partido ha funcionado así", relatan estas fuentes.

Independientemente de la cuota mediática conseguida, Vox celebra haber estado "en todas partes", muy cerca del "electorado".

"Dirección unida y volcada"

El afiliado de Vox en Castilla y León, pero también en el resto de España, no tiene el ya clásico problema del PP de elegir entre papá y mamá, entre Casado y Ayuso, entre Cayetana y Feijóo, y así un largo listado de binomios.

"Los nuestros esperan como agua de mayo que vayan Abascal, Iván Espinosa, Macarena Olona, Rocío Monasterio... Incluso pueden ir todos a la vez sin que la noticia sea la división o el enfrentamiento. Estamos unidos", celebran en Vox.

Cuestión de disciplina marcial o de unidad, lo cierto es que no existen polémicas internas en este partido. Y menos cuando hay unas elecciones a la vuelta de la esquina. El "espectáculo" que contemplan en su rival a batir, el PP, no hace más que beneficiarles.

"El bipartidismo está en retroceso"

En Vox no creen que la tendencia a la baja de Unidas Podemos y Ciudadanos signifique la recuperación del bipartidismo. Conciben que PP y PSOE continúan a la baja, perdiendo cada vez más votos en dirección a ellos mismos y a los fenómenos localistas de la España Vacía.

La principal prueba a este respecto es la incapacidad de Casado y Sánchez para suscribir mayorías, tanto a nivel nacional como autonómico y municipal. Cada nuevo proceso electoral redunda en esta conclusión.

"La izquierda ya no representa a la clase trabajadora"

De continuar con esta dinámica, Vox tendrá pronto un 15% de representación en la gran mayoría de Comunidades autónomas. Ya lo tuvo en España, a través de las generales de 2019.

No existen en España casi cuatro millones de españoles más de derechas que el PP. Esta afirmación de trazo grueso sirve para explicar cómo Vox hace tiempo que crece también a su izquierda. La creación de su propio sindicato es la punta del iceberg.

"Sólo los ricos pueden permitirse el lujo de no tener patria", dijo Abascal emulando a Ledesma Ramos y a aquella Falange que acuñó el "pan, patria y trabajo" para ensanchar su base social.

"Los cinturones rojos ahora son verdes. Estamos creciendo entre la gente trabajadora no ideologizada. Clases medias depauperadas, personas que han visto peligrar su economía particular. Ganaderos, agricultores, comerciantes... Estamos conectando bien", celebran en Vox.

"La desaparición de Ciudadanos"

Pocos días antes de las últimas elecciones generales, celebradas el 10 de noviembre, un dirigente de Vox decía a este periódico: "Ciudadanos sólo existe en la cabeza de los periodistas". Hace meses que Abascal da por muerta a Inés Arrimadas. Ni siquiera dedica tiempo a defenderse de los ataques que recibe. Tampoco le duelen prendas en aplaudirla en el Congreso si está de acuerdo con una de sus intervenciones.

"Nosotros estamos ahora en ese momento dulce que tuvieron ellos. Todo marcha. El viento empuja a favor. Su desaparición nos ha dejado un hueco enorme", arguyen en la derecha radical.

Hasta hace no mucho, parecía imperar en España un razonamiento que se ha revelado erróneo: el votante viaja en muchas ocasiones de Ciudadanos a Vox sin pasar por el PP. Ambas formaciones comparten su antinacionalismo... aunque la de Abascal combata el nacionalismo con más nacionalismo.

"Las encuestadoras no sirven"

Una de las primeras frases de Abascal al conocer el resultado estuvo dirigida a José Félix Tezanos, el director del CIS. Pero también quiso emplear el apellido del veterano socialista para referirse a las encuestadoras privadas que trabajan para distintos periódicos de ámbito nacional.

La dirección de Vox diagnostica –en esto el consenso es absoluto con los demás partidos a excepción de PSOE y Podemos– que Moncloa utiliza el CIS como una herramienta más de campaña, dibujando escenarios favorables a la izquierda para, así, movilizar a sus votantes. Es el llamado efecto caballo ganador. Muy pocos votan a quien va a perder.

Pero Vox extiende la estrategia de Tezanos a encuestas publicadas por otros medios "de derechas y de izquierdas": "Por eso PSOE y PP siempre van mucho mejor que nosotros. No nos dan nada y siempre damos la sorpresa. Viven en un mundo paralelo. Esas encuestas no importan a nadie". Cabe mencionar que SocioMétrica, la encuestadora de este diario, se acercó sobremanera a los resultados finales de Castilla y León y que colocó a Vox por encima de los diez escaños hace ya más de un mes.

La marca y la cabra

Vox nombró candidato para Castilla y León a un perfecto desconocido: Juan García-Gallardo (Burgos, 1991). Un joven abogado del que lo primero que se conoció fueron unos tuits nada halagüeños. En algunos decía que "con Franco se vivía mejor" y en otros se refería al fútbol como un "deporte repleto de maricones".

"Juan ha resultado un candidato buenísimo, de primer nivel. Ha hecho una campaña fantástica. Pero también pasó en Cataluña y pasará en Andalucía. La marca está por encima de todo", aduce un mandatario de Vox.

A la marca, reconocen de puertas hacia dentro, le benefician las campañas de sus adversarios al grito de "fascistas, ultraderechistas, homófobos y machistas". Acaban convirtiéndose en gasolina para el partido.