Pablo Casado ha logrado resistir a todas las presiones y a la encerrona planteada la pasada noche durante cuatro horas por los barones regionales del PP. No acepta sus peticiones de dimisión inmediata y se mantendrá hasta el congreso extraordinario que será el 2 y 3 de abril.
Sólo ha aceptado no presentarse a ese congreso, lo que deja el camino libre al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. De hecho, el propio Casado ha pedido al líder gallego que se presente en ese cónclave para optar a dirigir el partido.
En la práctiuva eso supone que en la pasada noche los 17 barones han decidido que Feijóo será desde el 3 de abril presidente del PP, porque evitarán que haya más candidatos, porque Casado no podrá presentarse y porque si alguien lo hiciera tendrá enfrente a todos los dirigentes territoriales del partido que ya han sido capaces de destituir al presidente nacional.
Tan dura y tensa fue la reunión iniciada un 23-F, que los barones pidieron que esto constara por escrito en un comunicado porque no se fiaban de que Casado se presentara finalmente.
Al término del encuentro de cuatro horas, el líder gallego rechazó confirmar si se presentará hasta que no se convoque el congreso, aunque todo el proceso conduce a que él sea el sucesor de Casado.
En la reunión se decidió nombrar a Cuca Gamarra coordinadora general del partido hasta ese congreso, cuya organización coordinará el eurodiputado Esteban González Pons. El nombramiento de Gamarra es un elemento claro de control de Casado hasta el congreso del partido por parte de los barones. Seguirá siendo presidente, pero maniatado y tutelado.
Al inicio de la reunión estaba claro que Casado iba a dimitir y que Feijóo será el próximo presidente del PP. En eso estaban de acuerdo todos los barones reunidos frente a Casado.
"No he hecho nada malo"
La discusión era cuándo abandonaba el cargo y de qué forma asumía el presidente gallego, porque Casado se resistía a dimitir con el argumento de que no ha hecho nada malo que le obligue a dejar el cargo. Pedía unos trámites y unos plazos que evitaran su imagen de humillación, tras haberse empeñado por la mañana en intervenir en el pleno del Congreso y obligar a sus diputados a aplaudirle, a pesar de que la inmensa mayoría de ellos le han abandonado en los últimos días.
Al menos quería poder llegar hasta el congreso extraordinario para evitar el vacío de poder y para no ser desalojado casi a la fuerza por los barones regionales. Y peleó para llegar hasta ese momento al frente del partido.
Reclamaba también su derecho a dirigirse el martes a los centenares de dirigentes de su partido que componen la Junta Directiva Nacional que ha de convocar el congreso.
Es decir, Casado se negaba a abandonar el cargo en esa reunión de la pasada noche, por más que la gran mayoría de los barones, con Feijóo a la cabeza se lo exigieran uno tras otro y en doble turno de palabra.
Tan dura era la presión que a medianoche, cuando la reunión ya cumplía las tres horas, Feijóo se vio en la obligación de hacer llegar a los periodistas que no aceptaría salir elegido presidente sin un congreso del partido. Lo hizo porque se filtró la posibilidad de que se aplicara un artículo de los estatutos para la sustitución inmediata del presidente en situaciones muy extremas y casi trágicas.
Según la versión difundida por el líder gallego, no es conveniente llegar al cargo sin la legitimidad de una elección en congreso. La imagen que se estaba transmitiendo era la de una especie de emboscada para obligar a Casado a salir de la reunión como expresidente y recogiendo sus cosas del despacho de Génova. Es decir, parecía un relevo forzado y a puerta cerrada.
Vía libre para Feijóo
Los barones, en todo caso, sí llegaron a la reunión conjurados para lograr que Feijóo tenga el camino expedito hacia la presidencia del PP. Es decir, que no haya rival en el proceso de primarias entre afiliados y en el congreso extraordinario. Por eso, ya se habían encargado de conseguir que Isabel Díaz Ayuso declinara ser candidata en pugna con Feijóo. La presidenta de la Comunidad de Madrid ya cumplió el lunes su parte al anunciar que no saldrá de la Comunidad para intentar optar a la Moncloa.
Puede ocurrir, aunque es muy difícil por los tiempos de la Justicia, que para la fecha del congreso haya avanzado la acción judicial contra Ayuso por el contrato a su hermano y que eso favorezca la razón de Casado.
Antes de la reunión con los 17 barones, Casado quiso tener un encuentro con Feijóo. Los dos cara a cara.
Cuentan en el entorno de Casado que su deseo era que Feijóo le dijera a la cara y solas lo que quiere para el PP y las razones de los movimientos que ha encabezado en los últimos días para desplazarle del cargo.
Casado fue elegido en 2018 en unas primarias de doble vuelta con votación primero de los militantes y luego de los delegados a un congreso. Su antecesor, Mariano Rajoy, fue elegido en un Congreso, pero después de que José María Aznar le designara. Lo hizo en 2003 en una reunión en la Moncloa con los entonces aspirantes: Rajoy, Rodrigo Rato y Mayor Oreja.
Y en 1989, Aznar fue designado tras una reunión en la residencia de verano de Perbes por Manuel Fraga, tras reunirse con los entonces notables de Alianza Popular.
A la salida de la reunión, ya a las dos de la madrugada, todos los presidentes regionales del PP elogiaron a Casado.
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