La invasión de madrugada despertó al presidente del Gobierno que, de inmediato, se puso a trabajar y a intercambiar información con sus homólogos y con Bruselas.
Salvando las infinitas distancias, su número de frentes era mayor que los tres o cuatro desde los que Vladímir Putin ordenó atacar Ucrania: suspender toda la agenda (incluida la Conferencia de Presidentes en La Palma); activar todos los planes de contingencia ministeriales, que ordenó elaborar hace ya semanas; convocar el Consejo de Seguridad Nacional (y coordinar con Zarzuela la cancelación de la presencia de Felipe VI en la inauguración de ARCO); informar el líder de la oposición (el moribundo Pablo Casado); y lidiar con la división interna en su Ejecutivo.
Pedro Sánchez ya ha sabido por Yolanda Díaz de que Unidas Podemos "no puede estar en un Gobierno que vaya a la guerra".
De hecho, entre el Consejo de Seguridad Nacional -más largo de lo previsto- y su declaración institucional pasaron cosas que retrasaron su comparecencia.
En Moncloa hubieron de elaborar el texto con el conocimiento de que los socios de la coalición, liderados por Díaz -presente en Zarzuela con el Rey-, no ven con buenos ojos una participación de España en el conflicto, sea ésta del tipo que sea. Y votarán "no" a cualquier modificación de la misión de las tropas españolas en el este de Europa.
De hecho, el argumento esgrimido por el entorno de la vicepresidenta segunda es que "Ucrania no es un país de la OTAN", y que eso "llena de matices" la posición que nuestro país se vería obligado a adoptar.
Incluso, aunque el ministro Alberto Grazón se apuntó al argumentario oficial "-intolerable agresión rusa"-, el partido que lidera, Izquierda Unida, se descolgó con un comunicado que equiparaba a Putin con la OTAN en responsablidades. IU rechaza tanto "el uso de la fuerza militar rusa contra un Estado soberano" como "el despliegue de fuerzas de la OTAN en los países fronterizos con Rusia".
Más allá de nuestra pertenencia a la Alianza Atlántica y del hecho de que Madrid vaya a ser la sede de la cumbre del próximo mes de junio, es cierto que en este caso no se puede invocar el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. No hay un ataque militar a uno de los aliados, y a eso se agarra el ala liderada por Yolanda Díaz: "Somos el país del no a la guerra", repetía una ministra morada en conversación con este diario.
Tropas y bases como Rota
Pero la posición en el lado socialista es muy distinta. Según fuentes del entorno de Sánchez, si nos lo pide la Alianza cumpliremos, reforzaremos posiciones y prestaremos bases -"Rota es la base naval más importante de Europa para OTAN y somos clave en la logística", explica Alberto Priego, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia de Comillas-. Y "cumpliremos" haga lo que haga Podemos, que ya ha advertido de que hacerlo sería "motivo de ruptura".
El entorno de Sánchez fue muy prudente, pero el portavoz del PSOE, Héctor Gómez, citó al de Unidas Podemos, Pablo Echenique, en su despacho, para limar asperezas. Alegaron cuestiones legislativas y de los fondos europeos... Pero una cosa es la información oficial y otra la real del interior del Ejecutivo.
PSOE y Podemos han pactado condenar "el imperialismo ruso" y repetir insaciables su "apuesta por la paz y la diplomacia". Eso sí, Moncloa indica que hay que saber leer lo que quiere decir que "somos un socio leal y un aliado fiable". Porque esa frase no se cae de las bocas de la ministra de Defensa, Margarita Robles; el de Exteriores, José Manuel Albares; y el propio presidente.
Pero no este jueves: Sánchez realizó un discurso lleno de equilibrios, muy bien armado y con un hilo argumental que no era gratuito. No pronunció la palabra OTAN en ningún momento y evitó toda referencia belicista, ni siquiera para referirse a las "consecuencias" del ataque ruso a Ucrania. Ese término sólo lo empleó para preparar a la población española ante lo que se viene.
Las "consecuencias" en la UE
Las "consecuencias" son de dos tipos: geopolíticas y económicas. Las primeras, son las "sanciones masivas" que se discutieron, esencialmente, en la madrugada siguiente en Bruselas. El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, convocó de urgencia a los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete.
Y, como repitieron tanto Sánchez en Moncloa horas antes como Josep Borrell, Alto Representante de la UE, durante todo el día "ponen en juego el escenario de relaciones internacionales que ha dado "estabilidad y prosperidad a las democracias europeas" en los últimos 70 años.
Según Tono López Istúriz, secretario general de Partido Popular Europeo y experto en relaciones internacionales, "nos jugamos la misma supervivencia de la democracia como sistema político". En su opinión, "esto es un baño de realidad para los escépticos", apunta en explícita referencia a los miembros morados del Gobierno español.
El eurodiputado estuvo, precisamente, reunido la tarde anterior a la invasión con los siete primeros ministros del PPE, el expresidente del Consejo, Donald Tusk en teleconferencia con los ucranianos Petró Poroshenko (expresidente), Yulia Tymoshenko y Arseni Yatseniuk (ex primeros ministros). "Nos dijeron que era inminente, cuestión de horas... cada cinco o seis años, Putin mueve pieza, y esta vez iba a por Ucrania".
En todo caso, Nicolás de Pedro, investigador principal del Institute for Statecraft en Londres, cree que la OTAN no va a darle demasiadas vueltas, se va a limitar a defender su territorio y, algunos países individualmente, darán soporte a Kiev. Sánchez lo descartó anoche, "de momento" al menos.
"España ya tiene un despliegue notable en Letonia, en Rumania y en Bulgaria", recuerda De Pedro. "No parece que vayamos a desplegar nada más".
Habrá quien piense que en las "consecuencias" económicas España queda medianamente al margen. "Nada más lejos", sentencia a este periódico López Istúriz. Más allá de que España recibe alrededor de un 9% de su suministro de gas desde Rusia, y éste se caerá, todo el frenazo comercial y de crecimiento en Centroeuropa nos repercutirá.
Además de la interconexión de las economías financieras. No hay más que ver el batacazo de todas las Bolsas en la primera jornada de guerra.
Inflación permanente
Pero es que además, nos espera una perpetuación de la inflación, que "ya no será coyuntural", admiten fuentes del Ministerio de Economía. Y eso por dos motivos esenciales: primero, porque Rusia contestará a las sanciones estadounidenses y europeas que se decidieron en el Consejo cerrando el grifo de la energía. Y eso "empobrecerá a todos los países del centro de Europa, esencialmente a Alemania, locomotora del crecimiento y la recuperación tras la pandemia".
Segundo, por la subida inmediata -"que será sostenida", según fuentes europeas consultadas por este diario- que esto provocará de los precios de toda la energía. El gas y el petróleo tirarán de todas, dado el sistema de conformación de tarifas, mientras continúe el combate cruzado de sanciones.
Y tercero, por los "cuellos de botella" en las cadenas de suministros de materias primas. No olvidemos que Ucrania no es sólo la vía de entrada del gas ruso en el continente europeo, que supone el 40% del consumo europeo anual. Es también "el granero de Europa". Y desde ayer toda la cadena se ha roto, con "la guerra tipo blitzkrieg" que ya anticipó el Gobierno español, gracias a la Inteligencia recibida, y en adelante, con el control del país por "el enemigo ruso".
El hilo de la declaración
Y eso es todo a lo que Sánchez necesita poner freno, o "la economía se estanca y la recuperación se detiene", explican fuentes muy cercanas al presidente. Por eso su discurso hiló la "más rotunda condena" con la necesidad de "sancionar a los responsables", además de la advertencia de que "sin duda, esto nos traerá consecuencias".
Y por eso luego explicó que para afrontarlas, su Gobierno y la UE se basarán en "valores y principios compartidos", que son la "legalidad internacional, la soberanía, la integridad territorial y la solidaridad". De inmediato, celebró "la unidad" en la respuesta europea... y concluyó que esa unidad "debe expresarse en la solidaridad para afrontar las consecuencias como ya hizo la Unión frente a la Covid-19".
¿Más claro? Relajen las reglas fiscales, hablen con el Banco Central Europeo para que no corte la compra de deuda, no se les ocurra frenar la libración de fondos Next Generation EU y miren a ver qué otras medidas pueden aliviar "el sufrimiento de los más desfavorecidos"... que vienen curvas.
Los ministerios españoles han elaborado en las últimas semanas de tensión planes de contingencia, cada uno en sus competencias. Por orden directa de Moncloa, prepararon el escenario que, definitivamente, se planteó este 24 de febrero, cuando el mandatario ruso dio la orden de "invadir Ucrania" -un país que "nunca debió existir" según sus teorías justificativas- y de "responder con represalias a cualquier potencia que le preste asistencia".
Y precisamente en este contexto, el Gobierno enviaba este jueves una carta, con las rúbricas de las vicepresidentas Nadia Calviño y Teresa Ribera, en las que ambas reclaman herramientas "nuevas y poderosas" para afrontar los "extraordinariamente altos" precios de la electricidad.
En la misiva, ambas insisten en que las medidas adoptadas hasta ahora, enfocadas en el respaldo a los hogares y a empresas más vulnerables, "no son sostenibles en el tiempo", que suponen "un coste muy elevado" y quedan en manos de la "capacidad presupuestaria" de cada país miembro.
Primer éxito de Moncloa
La carta se remitió al vicepresidente del Ejecutivo comunitario para el Pacto Verde Europeo, Frans Timmermans; a la vicepresidenta responsable de la cartera de Competencia, Margrethe Vestager; a la comisaria de Energía, Kadri Simson, y al comisario de Economía, Paolo Gentiloni, con fecha de este 23 de febrero.
Es decir, sólo unas horas antes de que se iniciara la invasión de Ucrania por parte del ejército ruso.
¿Intención o casualidad? Desde el Ministerio de Economía aseguran lo segundo, a pesar de los tiempos y del hecho de que el Gobierno contara con informes de Inteligencia que indicaban que el conflicto en tierras ucranianas se desataría de manera inminente.
"Hace mucho tiempo que trabajamos en esto", insisten en el equipo de Calviño. "Ojo a Ucrania los próximos tres días", advertía una fuente cercana a Sánchez el pasado martes.
Por otro lado, Economía añade que estarán atentos a cualquier disfunción de los indicadores españoles por si es necesario tomar medidas evitar daños en la economía, tal y como ha prometido el propio Pedro Sánchez.
Sin embargo, desde el departamento aseguran que es pronto para adelantar acontecimientos. "Será una noche larga", afirmaban, a sólo unos minutos de la reunión del Consejo y unas horas de que se iniciara un Ecofin (el cónclave de los ministros de Economía de la UE) del que ya hay un adelanto, que satisface la primera necesidad sugerida por Sánchez: la Comisión Europa ya ha anticipado que se relajarán las reglas fiscales en 2023 para mitigar el efecto de la guerra.
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