"Ursula von der Leyen no viene a Madrid, casi sin avisar, si no es porque quiere detalles de los planes españoles". La visita el sábado pasado de la presidenta de la Comisión Europea a Moncloa confirma, según fuentes conocedoras en las instituciones europeas, que las soluciones defendidas por el Gobierno español para frenar la escalada insostenible del precio de las energías serán las que inspiren la propuesta que tiene previsto publicar Bruselas este miércoles.
Este periódico ha tenido acceso al borrador de la propuesta que la Comisión Europea debe publicar este miércoles. Y según las citadas fuentes, la Comisión ha copiado prácticamente en su totalidad el decreto que el pasado mes de septiembre aprobó el Consejo de Ministros a propuesta de la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera. Lo que se dio en llamar "el hachazo a las eléctricas" o, según Unidas Podemos, acabar con "los beneficios caídos del cielo".
Aquella había sido la respuesta española a la negativa europea a otro plan, mucho más ambicioso. Se trataba de rehacer la legislación del mercado único eléctrico, para desvincular el gas de la conformación de precios del mix energético.
En el mes de julio, el departamento de Transición Ecológica mandó una carta firmada por Ribera a la Comisión. En ella, planteaba este desacople como la solución más lógica al subidón de precios que estaba empezando a incidir en las facturas de los consumidores... y en la inflación.
El año 2021 comenzó con un IPC plano, que se mantuvo en el 0% hasta el mes de abril. Sólo después comenzó a subir, primero poco a poco, y luego de manera radical, hasta el actual 7,4% interanual. "Ahora sabemos, a la vista de la guerra de Putin, que Rusia ya estaba jugando a restringir la oferta e ir acumulando beneficios por las subidas de precios", explican las fuentes europeas. "La guerra es muy cara, y repasando los hechos de entonces, la conclusión es clara".
Nadie contemplaba esta posibilidad entonces, a mediados del año pasado. Pero el Gobierno español tomó conciencia del problema que un IPC disparado podía causar a la recuperación económica, aún incipiente.
Encargo de Sánchez
Así, Moncloa encargó a Transición Ecológica que buscara soluciones, no sólo a corto plazo. Hasta ese momento, y siguiendo la estela de la pandemia, sucesivos decretos fueron ampliando la protección de los usuarios más vulnerables, por la vía de ampliar y consolidar los bonos sociales.
Pero Pedro Sánchez, presionado por Unidas Podemos, pidió soluciones estructurales. Y lo cierto es que el precio de la electricidad, según las normas de la Unión Europea, se cierra diariamente en las subastas con el que marca la última fuente que entra en el mix, la más cara. Entonces, el precio del gas que asustaba a Sánchez fue el que sobrepasó los 100 euros el Megavatio hora... ayer lo pagamos a más de 440 euros. Y sólo han pasado ocho meses.
"Bruselas se negó por dos razones", explica este alto funcionario comunitario. "Primero, porque los países centroeuropeos no sufrían tanto como nosotros", y podían soportar las tensiones. Y segundo, "porque unos mayores beneficios para las eléctricas se consideró desde la Comisión que podían ayudar a acumular fondos para la apuesta por la transición energética a las renovables".
Ahora, la Comisión de Von der Leyen tiene que tomar una decisión: ¿puede la UE permitirse la última sanción a Rusia? ¿Cerrar el grifo del gas desde el lado europeo y no comprarle más energía a Putin es abordable? La cuestión no es baladí: cada día, los países de la Unión inyectan 1.000 millones de euros a las arcas de Moscú, con los que puede seguir soportando la invasión a Ucrania.
Alemania ya ha advertido de que no lo ve. Su ministra de Exteriores, la verde Annalena Baerbock, advertía este domingo de que "las bombas no van a parar por que en Europa se apaguen las luces y no haya calefacción... las sanciones sólo se pueden poner si las vamos a poder mantener".
No es que Baerbock sea un caballo de Troya en el Gobierno de coalición que lidera Olaf Scholz, al contrario. De hecho, a ella se atribuye en la prensa germana las mayores presiones al canciller para que aceptase sacar a la mayoría de bancos rusos del sistema SWIFT de pagos bancarios internacionales.
Soluciones 'españolas'
Si la Comisión se decide a dar este paso, antes tiene que haber cerrado varios expedientes. "Nadie hace una reunión pública si no tiene todo pactado", dijo un asesor del presidente...
A corto, a medio y a largo plazo. Para empezar, la propuesta que iba a publicar el miércoles pasado, y que se guardó para siete días más tarde. "La visita a Moncloa explica ese parón, quiere decir que Bruselas quiere ser más ambiciosa", apunta Nicolás González Casares, eurodiputado socialista.
El borrador, de 26 páginas, recoge un sistema calcado al español para dedicar las sobrerremuneraciones que reciben los productores de energías baratas aprovechando el descontrolado precio del gas a la rebaja de los recibos. "El problema lo tienen los ciudadanos, pero también el conjunto de la economía, desde las pymes y los bares a las industrias electrointensivas", apunta una experta.
De hecho, en Bruselas se bromea con que la reciente revisión de los contratos en Bélgica, que son a seis o 12 meses, ha asustado a la presidenta alemana de la Comisión en estos días. Y que eso la ha animado a comprar las ideas españolas.
A medio plazo, la apuesta pasará por una revisión de la legislación. Efectivamente, lo que propuso Ribera en aquella carta del mes de julio. "Es muy complicado abrir ese expediente, costó más de una década cerrar el mercado único eléctrico", insisten las fuentes de las instituciones europeas. "Pero ahora, el estímulo es enorme, porque no sabemos lo que durará la guerra, y aunque sólo estamos notando los primeros efectos, esto sólo se agravará con el tiempo", responde el eurodiputado Casares.
¿Y a largo plazo? Ahí entran las interconexiones eléctricas, a las que siempre se negó nuestro vecino francés. Pero que ahora son la apuesta estratégica de Bruselas. "España es un socio clave para la autonomía estratégica en este campo", sentenció Von der Leyen en la sala de prensa de Moncloa, junto a Sánchez. Además de las eléctricas, Bruselas quiere que se impulsen los gasoductos, como el Midcat, aparcado en 2019 "cuando no era rentable... pero ahora sí lo sería".
¿Sólo por la invasión y sus consecuencias? En realidad, no. La vicepresidenta Ribera lo sugirió hace unos días, en conversación con este periódico. "Si queremos impulsar las interconexiones para dejar de ser una isla energética en Europa, los conductos deben ser polivalentes... tendrán que servir para el gas natural y también para el hidrógeno verde", que es la apuesta milmillonaria de su departamento para el futuro.
Según Susana Solís, eurodiputada de Ciudadanos experta en el campo de la energía, advierte de que el desacople del gas del precio de la energía "no está reflejado explícitamente en el documento, pero es algo que Charles Michel y Von der Leyen han dicho que se debatirá esta semana en la cumbre de Versalles".
Para la representante liberal, "es muy importante seguir trabajando para alcanzar nuestro objetivo de interconexión eléctrica de al menos el 15% para 2030". Y además, confía en que la Comisión apoyará el desarrollo de una infraestructura integrada, como desea España. "Las interconexiones futuras se mencionan en el contexto del hidrógeno", en el borrador, añade.
Von der Leyen lo dejó claro en Madrid. "Las empresas españolas tienen una enorme pericia y España, una enorme capacidad". No sólo porque tiene asegurado el suministro, gracias a las buenas relaciones con Argelia, sino porque el hecho de haber estado aislada del resto de Europa hizo que los sucesivos gobiernos desarrollaran la mayor red de distribución, de almacenamiento y de regasificación de Europa. "Algo más de un tercio de toda la europea", detalla Casares.
Y eso, hoy y en adelante, es oro.
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