Las exigencias de Vox mantienen bloqueada la negociación para formar el nuevo gobierno de la Junta de Castilla y León, cuando sólo quedan 24 horas para que, este jueves, se constituyan las Cortes.
Las conversaciones permanece estancadas porque PP y Vox se mantienen inflexibles en sus posiciones. El partido de Santiago Abascal asegura que aún o hay acuerdo porque "el PP se niega a darnos un trato similar al de la coalición saliente".
Es decir, Vox quiere jugar un papel parecido al que tenía Ciudadanos en el anterior mandato, cuando este partido tenía la presidencia de las Cortes (ocupada hasta ayer por Luis Fuentes) y un grupo de cuatro consejeros en el gobierno de la Junta (que encabezaba el vicepresidente Francisco Igea).
Por su parte, desde el PP insisten en que su prioridad es alcanzar un acuerdo programático y no se plantean, al menos en este momento, incorporar a ningún consejero de Vox al Ejecutivo regional.
'Puentear' a Vox
Para Vox es un momento decisivo: no está dispuesto a renunciar a su primera oportunidad real de tocar poder y demostrar su capacidad de gestión en una Administración autonómica.
Para el PP, lo que ocurra en Castilla y León marcará su nuevo modelo de relaciones con Vox y puede tener una influencia decisiva en las elecciones andaluzas, previstas sobre el papel para el próximo mes de noviembre, pero que podrían adelantarse a junio.
Este jueves se pone a cero el reloj de la investidura, con la constitución de las Cortes regionales. Si el PP no logra cerrar antes un acuerdo con Vox, se arriesga a que el PSOE se haga con la presidencia de las Cortes, lo que le permitiría controlar los tiempos y la agenda parlamentaria.
No obstante, los populares mantienen una negociación paralela con otras dos fuerzas políticas: Unión del Pueblo Leonés (que tiene tres procuradores) y Soria Ya (con otros tres). Si cierra el acuerdo con ambos grupos, el PP sumaría 37 escaños para aprobar la composición de la Mesa de las Cortes, frente a los 31 que pueda sumar el PSOE (28) con Podemos (1), Cs (1) y Por Ávila (1).
El equipo negociador
Alfonso Fernández Mañueco se ha implicado personalmente en la negociación, junto a su equipo de confianza: Carlos Fernández Carriedo (portavoz del ejecutivo regional y consejero en funciones de Economía y Hacienda), Francisco Vázquez (secretario autonómico del PP), Raúl de la Hoz (hasta ahora portavoz parlamentario) e Isabel Blanco (consejera en funciones de Familia).
Todo debería ser más fácil ahora que Génova ha levantado el veto a Vox. Mañueco anunció el pasado 15 de febrero su intención de formar un gobierno en solitario, ante el Comité Ejecutivo Nacional del PP que respaldó por unanimidad esta determinación.
Pablo Casado lanzó entonces una dura advertencia a Vox: “Nosotros no aceptamos el revisionismo constitucional, ya sea en contra de las comunidades autónomas, las diputaciones, la monarquía o la Justicia independiente porque creemos en la España de la convivencia y la tolerancia”.
Pero tras la caída de Casado -que continúa como presidente nominal del PP hasta el Congreso extraordinario de Sevilla, bajo la tutela de los barones- todo parece haber cambiado.
La portavoz y coordinadora general del PP, Cuca Gamarra, ha repetido esta semana que Mañueco tiene "las manos libres" para negociar el nuevo ejecutivo regional. Y ha advertido que el PP no va a "recibir lecciones del PSOE", que se mantiene en La Moncloa mediante pactos con Bildu y los independentistas.
Las "lecciones" no han tardado en llegar. La ministra portavoz Isabel Rodríguez ha advertido este miércoles que el Gobierno no permitirá que se produzca ningún "retroceso de derechos" en caso de que Vox entre en el Ejecutivo regional de Castilla y León.
"Sacrificar Castilla y León"
Y pese a que Génova ha levantado formalmente el veto a Vox en Castilla y León, algunos dirigentes populares ven con especial preocupación la negociación que dirige personalmente Mañueco.
Entre ellos, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno: si Mañueco mete a Vox en su Ejecutivo regional, dará argumentos a los partidos de izquierdas para que presenten al PP como un aliado de la "extrema derecha", en las elecciones andaluzas previstas para noviembre.
"Quizá debamos sacrificar Castilla y León, para poder conservar Andalucía", señala a EL ESPAÑOL un diputado andaluz del PP. Aunque esta última opción no entra en los planes de Mañueco.
"No tenemos intención de repetir las elecciones, aunque no depende sólo de nosotros", señalan desde el PP de Castilla y León. A partir de este jueves, el presidente de las Cortes regionales deberá proponer a un candidato a la presidencia de la Junta, en un plazo de 15 días.
En la primera votación, el candidato debe ser elegido por mayoría absoluta (fijada en 41 procuradores). El PP tiene actualmente 31 y aún no tiene asegurado el apoyo de los 13 procuradores de Vox. Si se cierra el acuerdo, sumarían una mayoría absoluta de 44 escaños.
A partir de la segunda votación, el candidato sólo necesitaría tener mayoría simple (es decir, que reciba más síes que noes). El PSOE encabezado por Luis Tudanca ya ha anunciado que no tiene intención de abstenerse para que Mañueco pueda gobernar sin precisar el apoyo de Vox.
Trascurridos dos meses desde la primera votación, si ningún candidato obtiene la mayoría suficiente para ser elegido presidente, las Cortes quedarán disueltas y el presidente en funciones deberá convocar nuevas elecciones generales. Los populares de Mañueco confían doblegar la voluntad de Vox antes de llegar a este desenlace.