Sevilla

El PP celebra un congreso extraordinario en Sevilla en el que no se explica por qué el PP celebra un congreso, ni por qué es extraordinario. Nadie menciona que si están en Sevilla este viernes y sábado para elegir a Alberto Núñez Feijóo como nuevo líder del partido es porque hace sólo dos meses hubo un cruce de acusaciones de espionaje y de nepotismo que acabó con la vida política del anterior presidente, Pablo Casado. Lo que no se nombra no existe.

Aquello que ocurrió ha estado sólo en algunos sobreentendidos y en multitud de apelaciones permanentes a la unidad por parte de la casi veintena de oradores que intervenieron en el arranque del cónclave. Especialmente, habló de unidad el nuevo líder que formalmente no será elegido hasta este sábado, pero que ya tuvo el voto casi unánime de los militantes y que, además, no tiene rival.

De esta forma, el PP da por cerrada su crisis interna, mostrando unidad en torno a Feijóo y con lo novedad de la exhibición del poder en el partido de los barones autonómicos, los que lideraron la sustitución de Casado. También con un tono distinto de su nuevo líder, que reivindica el centro y el reformismo y que ha reforzado en su discurso ante el congreso sus diferencias con su antecesor.

Sólo Cuca Gamarra, flamante número dos del partido, dijo que se cierra “una crisis de la que hemos salido unidos”.

Isabel Díaz Ayuso, aclamada como ganadora de aquella batalla, señaló que este congreso es “la respuesta a una crisis que nunca debió existir”. 

Y José María Aznar se referió a “momentos que nunca queríamos haber vivido” y ha sido el que más ha hablado de Casado, aunque sea con una frase fácilmente malinterpretable: “Donde quiera que estés, gracias, Pablo”. También Rajoy valoró su “coraje” para defender las siglas, pero explicó que el PP está con Feijóo más cerca de ganar las elecciones. “Tenemos un líder y eso ya es importante”, acabó diciendo para enterrar la etapa de Casado, tras pedir que se abandonen las “cuitas internas”.

El propio Casado se fue sin decir por qué se va. Sólo pronunció frases interpretables como “siempre he dicho la verdad, me enfrentara a quien me enfrentara” .

Sólo eso. 

A Feijóo le aplaudieron y aclamaron como líder y “futuro presidente del Gobierno”, como hacían con Casado hace dos meses, antes de que ellos mismos le defenestraran. Ahora, según han repetido todos, Feijóo es “el mejor presidente posible”, “el que va a llevar al PP a la Moncloa”.

Centro reformista

El aún presidente gallego hizo este viernes un discurso interno hacia los militantes y dirigentes invocando la unidad y subrayando que el PP es “el partido de centro reformista y autonomista”. Este sábado asumirá el cargo con un discurso hacia afuera en el que hablará de diálogo con el Gobierno, pero sin imposiciones.

Pretende, según explica su entorno, mostrar un PP que sea un partido de Estado capaz de diferenciarse así de Vox, con quien disputa una parte del electorado más a la derecha. Pretende competir con la extrema derecha desde esa moderación, aunque uno de los primeros escollos que ha sorteado es el del Gobierno de coalición con Vox en Castilla y León.

En la presentación de su candidatura ante el Congreso, Feijóo se esforzó en mantener el tono de moderación que se le suele atribuir, con gestos importantes y novedosos, como hacer una parte de su intervención en gallego. También al añadir a continuación: "Las lenguas no se combaten, se respetan. Los idiomas están para unir, no para enfrentar... Somos el partido del bilingüismo cordial”.

Eso ya es una novedad con respecto a la etapa anterior. Unido a otras frases que ha pronunciado como “no he venido ni a crispar ni a insultar”, “quiero un camino más amplio por el que transita la mayoría de los españoles” y “he venido aquí para ganar y para gobernar, si no no hubiera venido”.

Al hasta hoy líder del partido le despidieron y enterraron con menos aplausos que los que dedicaron a otros dirigentes o exdirigentes que intervinieron en el cónclave.

“Querido Pablo, te quiero y te querré toda la vida”, dijo Beatriz Fanjul, responsable de Nuevas Generaciones, una dde las primeras en intervenir.

Ana Beltrán, líder del PP en Navarra, primero dijo que “es un día grande” por elegir a Feijóo y luego quiso “agradecer a Pablo Casado su trabajo estos años”.

Y la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, entró en el congreso como una diva, aplaudida y aclamada, con un fervor que no tuvo Casado, su antagonista, lo que por sí solo dicta sentencia definitiva en la batalla entre ambos. Al ya exlíder le aplaudieron más cuando se despidió emocionado.

Nueva etapa

El duelo por Casado ha durado lo que han durado todas las frases sobre el inicio de etapa prometedora etapa que el PP quiere acabar llegando a la Moncloa. “Este XX Congreso es un éxito y de aquí saldremos ganadores”, dijo con énfasis desde la tribuna el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, proclamando el inicio de una nueva etapa.

“Hoy no empieza nada, sino que continúa la gran historia del PP”, dijo Feijóo.

El nuevo líder señaló que las “bases de la nueva etapa son un partido vivo, un partido abierto que no se enclaustra en sus paredes y un partido unido”.

Y esa unidad pretendía plasmarse también en las intervenciones sucesivas de los anteriores presidentes: José María Aznar (vía telemática por positivo de coronavirus), Mariano Rajoy y Casado. Sólo el coronavirus que ha afectado a Aznar impidió la foto de los tres expresidentes del partido con el nuevo líder. Aún así, intervino en una pantalla y transmitió el apoyo a Feijóo, como también hozo Casado en su último y triste acto público.

La idea de búsqueda de la unidad estuvo también presente en la sucesión de intervenciones de presidentes regionales del partido y, por supuesto, de los cinco que están al frente de gobiernos de comunidades autónomas: Ayuso, Juan Manuel Moreno, Alfonso Fernández Mañueco, Fernando López Miras y Juan José Vivas.

Casi todos ellos llevaban meses enfrentados en privado con el equipo de Casado, especialmente, con su mano derecha, Teodoro García Egea. Ahora aclaman al nuevo líder y éste les da voz en el congreso. Algún delegado contaba en los pasillos que perdió su cargo en el partido por enfrentarse a García Egea que, por cierto, no ha acudido al congreso.

Poder de los barones

El poder territorial del partido, fundamental en el proceso que acabó con Casado en favor de Feijóo se manifiesta en el desarrollo del propio congreso y en la configuración del nuevo equipo de Feijóo. Empezando por el nombramiento de Elías Bendodo, mano derecha de Juan Manuel Moreno, como coordinador general del PP.

El andaluz formará con el aún presidente gallego y con Cuca Gamarra -nueva secretaria general- la cúpula máxima del principal partido de la oposición.

Los barones regionales son ahora los dueños del partido, y uno de ellos pasa a hacerse cargo del PP nacional en la sede de Génova.

“Hoy empieza a construirse una alternativa a Pedro Sánchez”, proclamó Bendodo. Y Esteban González Pons, organizador del evento, abrió el cónclave anunciando que “el PP se reinicia”.

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