Es una evidencia que el Gobierno de coalición del PP y Vox en Castilla y León es un contratiempo para Alberto Núñez Feijóo en su aterrizaje en la dirección del partido. El acuerdo se firmó cuando no había llegado siquiera y sin que pudiera influir en la decisión y, obviamente, no participó en la errónea decisión de convocar esas elecciones que terminó con el acuerdo PP-Vox.
Pero, además, fuentes de la nueva dirección del PP aseguran que en Génova son críticos con la forma en la que Alfonso Fernández Mañueco cerró esa negociación, cediendo a prácticamente todas las exigencias del partido de Santiago Abascal.
Consideran excesivo que el partido de la extrema derecha tenga la Presidencia de las Cortes, además de la elevada presencia en el Gobierno autonómico. Se preguntan cómo se llevó a cabo esa negociación.
En el Ejecutivo de la comunidad, Vox tendrá una Vicepresidencia y tres consejerías, las de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural; la de Cultura y Turismo y la de Industria y Empleo.
Ese peso en el Ejecutivo autonómico es excesivo, según la dirección del partido. Además, la vicepresidencia que ocupará Juan García-Gallardo no tendrá casi competencias de gestión, lo que para el PP es un error en la medida en la que deja a Vox a salvo de desgaste absoluto. Citan como precedente la vicepresidencia de Pablo Iglesias en el Gobierno de Pedro Sánchez que, por no tener competencias concretas, quedaba a salvo de desgaste y control parlamentario.
Vox ha buscado para las tres consejerías perfiles más técnicos y más políticos, precisamente, porque intenta evitar que su primera presencia en un Gobierno autonómico esté rodeado de polémica o de “gestión ideológica” que les desgaste, con miras a las autonómicas y municipales de 2023 y las generales posteriores. Vox busca no dar miedo en las futuras elecciones.
El discurso
Por contra, pesos pesados del nuevo PP, como el andaluz Juan Manuel Moreno, confían en que antes de las elecciones en Andalucía, que podrían ser a mediados de junio, “Vox cometa errores” en Castilla y León. Sin embargo, el perfil de los tres consejeros y, sobre todo, la falta de competencias del vicepresidente, hacen difícil que eso ocurra.
El acuerdo de Mañueco con Vox se completa con la asunción de parte de su discurso, como ha quedado patente este lunes en el debate de investidura, al hablar de violencia intrafamiliar, concordia, inmigración ordenada y asegurar que el sistema educativo autonómico "estará libre de adoctrinamiento ideológico"
En la nueva estructura del PP, que salió del congreso de Sevilla, el partido de Castilla y León ha sido preterido respecto a otras comunidades, pese a ser una de las cinco que gobierna en este momento.
Feijóo mantiene aún la incógnita sobre su presencia en la toma de posesión de Mañueco, aunque es la primera de un presidente autonómico desde que lidera el partido y, por tanto, una ocasión de mostrar fortaleza institucional. Por lo pronto, supedita la presencia en ese acto junto a Mañueco a su "agenda", tal y como informó este lunes el coordinador general del PP, Elías Bendodo. En la jornada de investidura Feijóo no ha estado, al contrario que Santiago Abascal.
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