Un rumor recorre Bruselas en los últimos meses: hay un primer ministro que está trabajándose un futuro aquí. Si Pedro Sánchez no repite mandato en España tras las elecciones de diciembre de 2023, ya está tomando posiciones para aspirar a la presidencia del Consejo Europeo. Es más, que si ve que no va a ganar, quizá ni se presente como candidato.
Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL en diversas fuentes de las instituciones europeas, en Bruselas se da por sentado que el próximo paso político del actual presidente del Gobierno será dar el salto a Europa.
"El presidente ha comprendido la dimensión europea de la política, que ya hace mucho tiempo dejó de ser doméstica, porque la única escala factible en la globalización es mancomunar las políticas", explica un exministro español hoy en Bruselas. "Que Sánchez dé el paso al ejercicio político en las instituciones es un discurso predecible, porque está jugando ese rol con una personalidad muy definida", añade.
Altos funcionarios y eurodiputados de las tres principales fuerzas (populares, socialistas y liberales) confirman a este periódico que Sánchez "tiene opciones" de lograr su objetivo porque hace un trabajo callado y ha aprendido lecciones del pasado. No han sido una ni dos las veces que diversos políticos españoles han presentado candidaturas a puestos de relevancia de carácter internacional y han salido escaldados.
Así le ocurrió a la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, cuando a mediados de 2020 se postuló para presidir el eurogrupo, y fue derrotada por el ministro de Finanzas irlandés, Pascal Donohoe. Lo mismo le había pasado en 2017 al popular Luis de Guindos, frente al socialista portugués Mario Centeno.
Similares fueron los fracasos del exministro de Ciencia y Universidades, Pedro Duque, cuando trató de hacerse con la dirección general de la Agencia Espacial Europea; o de la también exministra de Exteriores Arancha González Laya, que hubo de retirar su candidatura a dirigir la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Ni pequeño ni grande
¿Y cuál es ese "rol que está jugando" Sánchez, al que se refería el exministro que prefiere permanecer en el anonimato? Fuentes de Moncloa señalan que el empeño principal del presidente en todos los asuntos es "tender puentes" entre las diferentes posturas.
"Ésa es una posición inteligente", explica un alto funcionario alemán a EL ESPAÑOL desde Bruselas. "España es el pequeño de los grandes y el grande de los pequeños... hay pocos aspectos en los que su liderazgo político sea evidente, de modo que adoptar el papel del que traba consensos es encontrar una posición útil".
El último (e inesperadísimo) éxito ha sido el acuerdo con su eterna bestia negra, Mark Rutte. El primer ministro de Países Bajos visitó Moncloa hace tres semanas y, en lugar de acabar la cita a palos, Sánchez arrancó una posición común para que Ámsterdam apoye la pretensión de Madrid de un año más sin reglas fiscales en la UE. Es decir, posponer el regreso del Pacto de Estabilidad.
"El secreto está en partir de los elementos que compartes, aunque sean puramente conceptuales, y a partir de ahí trabar alianzas", explica una fuente autorizada de Moncloa. Una frase casi calcada a la que pronunció Calviño junto a su homóloga holandesa, Sigrid Kaag.
"Que nadie te la jure"
El jefe del Ejecutivo español siempre ha dicho que quiere agotar su mandato, que hay que "regresar a la tradición de las legislaturas estables, de cuatro años"... Lo que no ha dicho jamás es si repetirá como candidato del PSOE o dará por terminada su estancia en la Moncloa.
Para cuando se constituyan las Cámaras de la XV Legislatura, Sánchez llevará casi seis años en Moncloa. Y un nuevo mandato lo pondría en el camino de ser el segundo presidente más longevo de la democracia española, tras los casi 14 años de Felipe González en el poder (entre 1982 y 1996).
Un excolaborador de Moncloa explica que la clave europea está en tejer alianzas, no ganarse enemigos "y que nadie te la jure para el futuro". Sánchez lleva tiempo invirtiendo en su imagen internacional, "se siente cómodo en los Consejos y participa activamente mucho, no sólo en sus turnos de palabra, sino en los corrillos previos y posteriores", aporta. "Sin duda, hablar inglés con fluidez le da una ventaja que hoy no tendría González, el único jefe de Gobierno que aspiró a presidir la Comisión".
El expresidente socialista hablaba francés, lo que le abrió la puerta al cargo de una CEE "que era más pequeña y en la que la lengua franca era la gala". Pero González renunció pese a la insistencia de Helmut Kohl. El entonces canciller alemán, su amigo personal, era el principal valedor de su candidatura, pese a ser democristiano, su familia política rival.
"El menos molesto"
"Sánchez será candidato a revalidar en Moncloa en 2023", explica un alto funcionario europeo que lo conoce bien, "pero por ahora nada hace inverosímil la posibilidad de que en un futuro más o menos cercano aspire a ese puesto" al frente del senado de Jefes de Estado y de Gobierno, que hoy ocupa el liberal belga Charles Michel.
Un miembro de esa familia europea añade que "los actuales equilibrios han dejado fuera a los socialistas de los tres grandes cargos, después de la muerte de David Sassoli", presidente de la Eurocámara hasta el pasado enero y fallecido una semana antes de que fuera a ser sustituido por la popular Roberta Metsola.
"Parecía imposible y ha ocurrido", concluye dejando la puerta abierta a un cambio en el reparto de cromos: alternancia entre liberales y populares al frente del Parlamento, y nombres socialistas y populares para los liderazgos del Consejo y la Comisión.
Pero hay otro problema. Además de que Sánchez debe seguir midiendo sus pasos "y no ganarse la inquina de líderes radicalmente opuestos a sus postulados", como los de los gobiernos de Hungría y Polonia, "su gran visibilidad puede volverse, paradójicamente, en su contra", concluye el exministro consultado por este diario.
"Los primeros ministros no suelen querer un presidente del Consejo con personalidad. Por desgracia, el nombre se suele elegir más por descarte que por méritos". Quizás ya ha detectado esos escollos, y por eso Sánchez recuperó las cumbres bilaterales con Polonia el año pasado... y gusta de compartir cumbres, como la de Roma hace un mes, o viajes de prestigio, como el de este jueves a Kiev, con la primera ministra danesa.
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