Olena Kondratiuk (Lviv, 1970) recorre con gesto severo los pasillos del Congreso de los Diputados. La guerra que sufre su país le ha llevado a visitar en apenas un mes gran parte de los parlamentos europeos. Con un discurso bien armado, de frases cortas y contundentes, cuenta la realidad ucraniana a los representantes públicos con los que se reúne.
Sabe de lo que habla: es vicepresidenta de la Rada [el parlamento ucraniano]. Doctora en Historia, descubrió su vocación política como consultora en empresas de comunicación. Ocurrió en 2007. De ideología liberal, representa a la oposición.
¿Cómo se hacen las leyes cuando llueve metralla? ¿Cómo se reúnen los diputados cuando el frente está a apenas unos kilómetros? ¿Cómo es la relación entre la oposición y el gobierno cuando aparece un enemigo externo? A todas esas preguntas responde ahora Kondratiuk en la azotea de un céntrico hotel madrileño.
Hacemos la entrevista aquí, y no en el Congreso, porque nos han echado. Cuando estábamos a punto de comenzar, los servicios de prensa nos expulsaron precisamente de la sala de prensa por "no haberse especificado el uso de esa ubicación en concreto" [no había actividad allí programada en toda la mañana] en la acreditación.
Interrumpida la grabación, tras unos momentos de tensión, se nos señaló la puerta. Todo ante la incrédula mirada de la vicepresidenta ucraniana, que preguntaba: "¿Por qué nos echan? ¿Qué pasa?".
Resulta difícil discernir cómo la guerra cambia a un político. Sobre todo cuando no se le ha tratado antes. Kondratiuk rehúye los circunloquios, se ajusta a lo que le preguntan y, cuando lo necesita, arroja los mensajes que tenía previstos.
“Estar dentro de la política es importante porque puedes cambiar el mundo. En política, sólo debería estar la gente que quiere a la gente. Aquellos que sienten empatía”, comienza mientras toma asiento.
“Ya, ya. Ya sé cómo le suena esto –continúa–. Pero, créame, cuando estalla una guerra, suena de modo distinto”, se anticipa Kondratiuk antes de que se pueda diagnosticar un exceso de idealismo en sus palabras.
La melodía de la guerra altera toda la partitura. Vean cómo la palabra “enemigo” sustituye a “adversario” y cómo se inaugura un nuevo diccionario: “No tenemos miedo al enemigo. Sabemos quién es. Sentimos la mano en el hombro de nuestros compatriotas. La guerra te obliga a reconsiderarlo todo. La familia, la lengua, la tierra, el pueblo”.
Pese a que es Zelenski quien capitaliza la atención mediática como presidente de Ucrania, el Parlamento continúa funcionando. Dicho de otra manera: sigue existiendo la oposición. Kondratiuk, no obstante, reconoce que se ha instaurado en la Cámara una unidad sin precedentes: “En la práctica, no hay oposición. Formamos una mayoría absoluta que se llama Ucrania”.
La vicepresidenta del Parlamento ucraniano no gesticula demasiado cuando habla. Tiene una mirada profunda. Juega con los silencios. Conoce los medios y su escena. Igual que Zelenski, de quien alaba “su retórica”.
“¿Sabe? Le propusieron abandonar el país con su familia y dirigirlo desde fuera. Lo rechazó. A los parlamentarios nos invitaron a reunirnos en una zona más segura, pero también lo descartamos. Si las tropas no pueden hacer la guerra teletrabajando, nosotros tampoco”, afirma.
La vida en Kiev
–¿Cómo es su vida en Kiev?
–No muy distinta a la de las demás personas que se han quedado allí. Un tercio de nuestro territorio está ocupado por Rusia. Y la otra parte, bajo bombardeos constantes. La capital está más tranquila, pero en cualquier momento…
–En cualquier momento, un ataque.
–Sí. En cualquier momento, te cae una bomba. La guerra te obliga a replantearte la vida. Por ejemplo, todos tenemos una aplicación en el móvil que nos avisa de los ataques aéreos. Entonces, bajamos al sótano.
Los hombres mayores de edad no jubilados tienen la obligación de permanecer en Ucrania y acudir al frente si se les reclama. El marido de Kondratiuk no viste uniforme militar, pero pelea en otro frente: administra medios de comunicación.
"Encabeza un holding mediático. En Ucrania, consideramos los medios una fuerza militar. La lucha contra la desinformación es un frente de batalla. Ya hay doce reporteros asesinados", revela Kondratiuk.
El Parlamento
–Pero, ¿cómo funciona exactamente el Parlamento?
–El 3 de junio se cumplen cien días de guerra. Mantuvimos un debate sobre cómo trabajar. Acordamos seguir haciéndolo. Con un nuevo método.
–¿En qué consiste?
–No decimos a los medios de comunicación cuándo nos reunimos, no emitimos imágenes en directo. Informamos a hechos consumados. Facilitamos recursos audiovisuales grabados. Todo está envuelto en cierto secretismo.
–Para garantizar la seguridad.
–Exacto. Celebramos menos plenos. Las leyes se aprueban en una sola sesión, en un procedimiento exprés que hemos creado. Muchos líderes europeos están visitando el Parlamento. Esperamos que Meritxell Batet [la presidenta del Congreso español] también lo haga.
–¿Qué ha pasado con los representantes políticos que apoyaban a Rusia? ¿Están dentro o fuera del Parlamento?
–En Ucrania se respetan las libertades civiles. La de expresión política, la de religión. Todas las libertades. Había en el parlamento un partido ideológicamente prorruso. Unos días antes de la guerra, algunos de sus diputados huyeron del país. Ahora hemos adoptado una ley que prohíbe el funcionamiento de los partidos prorrusos. Están prohibidas aquellas formaciones y colaboracionistas que no reconocen la soberanía y la identidad de Ucrania. También cualquiera que no condene la agresión de Putin.
–La democracia española no es militante. La Constitución permite la participación en el Parlamento de los partidos que apuestan, por ejemplo, con independizar una parte del territorio nacional. Ustedes han adoptado un modelo más parecido al de Alemania. ¿Cuál le gusta más?
–Me gusta más el modelo ucraniano, por supuesto. Puede parecer paradójico, pero, pese a la situación que vivimos, estamos en una fase de consolidación de nuestra nación.
El Gobierno español
Desde que Ucrania adquirió su independencia respecto a la URSS, el funcionamiento del Parlamento no ha sido sencillo. Se descubrieron varios casos de corrupción, grandes tramas que mostraban a partidos legislando en favor de grupos oligárquicos.
Kondratiuk reitera que se han creado “nuevos órganos anticorrupción que sitúan a Ucrania a la vanguardia de Europa”: “Tenemos que completar nuestra reforma judicial para mejorar el sistema. Después de la guerra, será muy importante la justicia. El castigo justo. Creo, además, que la influencia de esos grupos que usted menciona no será tangible cuando todo esto acabe”.
La vicepresidenta de la Rada ha venido para “expresar gratitud al pueblo español y a las instituciones que lo representan”. También ha abordado en sus conversaciones el suministro de armas: “Esperamos que España siga enviando lo que necesitamos para reconquistar el territorio”.
–Como usted sabe, una parte del Gobierno de España, la correspondiente a Podemos, se mostró en contra de que nuestro país enviara armas directamente a Ucrania. ¿Qué les diría?
–Invito a los ministros de Podemos a que visiten Ucrania y vean con sus propios ojos lo que hacen las tropas rusas.
Kondratiuk asegura que la guerra ha convertido al ejército ucraniano en uno de los más experimentados de Europa: “Nuestros militares destruyen cada día ese mito según el cual las fuerzas rusas eran invencibles”.
La vicepresidenta del parlamento ucraniano se despide con el deseo de que el Consejo de Europa convierta su país en candidato a entrar en la Unión. También con un llamamiento al Gobierno y a las empresas españolas: les pide que inviertan en la reconstrucción de Ucrania cuando acabe la guerra.