Antes siquiera de que esté redactado el borrador de los Presupuestos Generales del Estado de 2023, que serían los terceros de Pedro Sánchez como presidente, el objetivo se aleja. Una sola partida es la responsable, de apenas 2.600 millones de euros, más o menos, que es el alza anual prevista por el jefe del Ejecutivo para cumplir con su compromiso de llegar al 2% del PIB en inversión militar en el año 2029, según se comprometió, hace apenas cinco días, con los aliados de la OTAN.
Quedan meses para que haya que votar los Presupuestos de 2023. Pero antes de eso hay que pasar por el Congreso y el Senado. Previamente, han de aprobarse en Consejo de Ministros. Para eso, hace falta que el Ejecutivo negocie con los socios parlamentarios. Y de inicio, para empezarlo todo, las dos formaciones de la coalición deben haber llegado a un acuerdo.
En algún momento de todo eso, el PSOE deberá ver cómo le cuela a Unidas Podemos la subida del gasto en Defensa.
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Porque el socio minoritario del Gobierno lo rechaza de plano. Y no votará a favor, según se apresuró a aclarar Yolanda Díaz este lunes a primera hora -para amargar con esa hiel los buenos datos de empleo- y, después, por la tarde. Tampoco lo apoyarán los aliados parlamentarios bautizados como "la mayoría de investidura": ERC, Bildu, Más País, Compromís...
Si hubiera que decidir sólo sobre ese apunte en las cuentas públicas, el PSOE sabe que puede mirar a su derecha. Contaría con los nueve diputados de Ciudadanos y los 89 del Partido Popular, que le darían la suma. Incluso más a la derecha, los 52 escaños de Vox tendrían complicado rechazar la idea.
Pero los Presupuestos van en una ley completa que la derecha no le apoyará. Y los socios y aliados no aceptarán la partida militar...
Porque, entre otras cosas, "en política, las formas son importantes", dijo Díaz al ver 1.000 millones de más de gasto militar ya para este martes, leyendo una filtración de Moncloa a El País. Este martes llegará al Consejo de Ministros y los cinco representantes morados deberán tragar el sapo de acordar un aumento sobrevenido de inversión en Defensa. La vicepresidenta segunda se limitó a enviar un "sereno" y "respetuoso", pero firme, recado a Pedro Sánchez.
Y es que nadie en su formación se había dado cuenta de que el jueves pasado, en el llamado Consejillo -la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios (CGSEYS)-, socialistas y morados dieron su visto bueno. Hacienda introdujo una partida del Fondo de Contingencia. Y aunque su denominación era explícita, según las fuentes consultadas en Moncloa, hacía referencia a un aumento de gastos para las tropas españolas, nadie de Unidas Podemos se percató de la jugada.
Se trata de 367 millones de euros para gastos generales y otros 650 millones para armamento y equipos de protección individual. "No hubo debate porque nadie lo suscitó", explican fuentes de Moncloa, satisfechas del éxito del subterfugio.
"En materia de tanta sensibilidad, [una decisión así] debe tomarse de forma adecuada, con respeto a los aliados y respeto democrático a las Cortes Generales", añadió Díaz. Pero fuentes de Moncloa confirman a este diario que el gasto sobrevenido se activa de manera automática y "no tiene que pasar por el Congreso".
Eso es clave, porque Sánchez sabe que ni Díaz, ni Belarra, ni Rufián, ni Aizpurua, ni Errejón... le van a dar el sí: una cosa es cumplir compromisos y otra poner en riesgo el acuerdo de Gobierno.
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"Hasta el mismo lunes negaban que lo fueran a llevar a este Consejo de Ministros", lamenta una fuente cercana a Díaz, demostrando que nadie de los suyos estuvo atento al movimiento socialista... y que el PSOE ya ha empezado a "hacer de las suyas", es decir, a nadar con la OTAN y guardar la ropa de la coalición.
Del 24 de febrero aquí
Cuando comenzó la guerra, a Unidas Podemos la cosa le pilló con el pie cambiado: varios de sus dirigentes se mostraron más cercanos al agresor ruso que al agredido ucraniano. Tardaron poco en enmendarse, a cambio de que el PSOE añadiera la palabra "paz" al vocabulario "de furor belicista de Margarita Robles".
Cuando hubo que tomar la decisión de armar a los invadidos, a Unidas Podemos no le gustó la idea, así que Díaz y Belarra negociaron con Sánchez hacerlo a través del fondo de ayuda para la paz de la UE. Pero Moncloa recibió llamadas desde Bruselas y otros Gobiernos europeos, y cambió de postura. Lo anunció en un pleno del Congreso y abrió un cisma entre las dos jefas moradas.
Más tarde, ya sin consultas previas entre líderes, sino mera información de Félix Bolaños a Díaz y de José Manuel Albares a Belarra, el presidente se unió al "aumento de gasto en Defensa" que exigían los socios de la UE y los aliados de la OTAN. Entre otras cosas, porque España es el segundo país que menos inversión militar hace de entre los 30 de la Alianza Atlántica, el 1,01% del PIB anual (según datos oficiales de la OTAN). Y hay un compromiso, que data de 2014, para llegar al 2% en 2024.
La promesa se hizo solemne la semana pasada en la cumbre de la OTAN, celebrada en Madrid con enorme éxito organizativo, de contenidos -por la concreción de los pasos dados por los aliados- y de objetivos alcanzados por el Gobierno español. "Llevaré al Congreso un acuerdo de país para responder al momento crucial en el que estamos, y alcanzar en 2029 ese compromiso ineludible", dijo el presidente. Y pidió "reflexión" a Podemos.
Quiere hacerlo Sánchez en el mismo Pleno extraordinario de la semana que viene en el que convalidará el nuevo decreto contra la inflación, sacará la Ley de Memoria, la contrarreforma del Poder Judicial y quién sabe si también el techo de gasto de los Presupuestos.
"Líder global"
Una hora y media después de que lo hiciera el presidente español, Joe Biden dio otra rueda de prensa. En ella, invirtió casi cinco minutos de su discurso inicial en poner en valor esa meta. "El mundo ha cambiado por culpa de Rusia, y todas las democracias aquí reunidas salimos más fuertes, unidas y decididas a proteger nuestros valores y principios, los derechos humanos y la libertad".
El presidente de EEUU puso varios ejemplos. Valga el siguiente: "Si Alemania, tradicionalmente austera en este aspecto, ha dado el paso, es prueba de la gravedad de las amenazas y los desafíos que enfrentamos".
No hay que remover mucho la frase para encontrar los anclajes: Berlín es la locomotora de Europa, Olaf Scholz es el metrónomo, junto a Emmanuel Macron, de la Unión. Ambos lideran el eje de decisión... además de que ambos son amigos personales de Sánchez.
Hay que añadir que, hasta este lunes, había cierto temor en el seno de Podemos de que la oposición total de Belarra -"necesitamos más hospitales, más Ingreso Mínimo Vital y no más tanques ni misiles", estableció en el Congreso el mismo jueves de la promesa de Sánchez a Biden- no fuese compartida de pleno por Díaz. Por eso de "cuidar la coalición". Pero la jugada del PSOE terminó de decantar a la vicepresidenta segunda a hablar claro.
En todo caso, Moncloa está decidida a que nada ensombrecerá el "liderazgo global" que ha alcanzado el presidente español, en palabras de sus colaboradores más estrechos, tras la histórica cita de Madrid.
Salvo que se cumpla lo que advierte otra fuente de Unidas Podemos: "Esto lleva a la coalición a la muerte". ¿Tanto como para romper por esto antes de que haya Presupuestos aprobados? "No lo queremos. Pero esto impide que la izquierda renueve en Moncloa. Los socios nos van a dar la espalda. Y nosotros se la tenemos que dar al PSOE".
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