Macarena Olona dejó de forma repentina todos sus cargos en Vox y el Parlamento de Andalucía hace hoy dos semanas, alegando motivos médicos y anunciando que, cuando se recupere, se reincorporará a su puesto en la Administración como abogado del Estado.
Desde entonces, la ya expolítica se ha mantenido al margen de las polémicas suscitadas en torno a su salida, que apuntan también a razones políticas. Ahora, aclara a EL ESPAÑOL la razón de su mutismo: "Mi lealtad hacia los españoles incluye mi silencio sobre cualquier cuestión interna de Vox".
En los últimos días, sectores de la formación política han reconocido a este periódico que la salida de Olona podría esconder una crisis con la dirección nacional de Vox, más allá de los problemas de salud que realmente padece.
Las palabras de Olona, apelando ahora a la "lealtad" para no ahondar en "cualquier cuestión interna" del partido del que formaba parte, parecen confirmar la existencia de desencuentros en el seno de la formación.
El comunicado de su dimisión, conocido únicamente por el presidente del partido, Santiago Abascal, cogió por sorpresa al resto de sus compañeros, incluidos los diputados andaluces. A ellos, la que era su portavoz en el Parlamento autonómico les comunicó su baja a través de un mensaje en un chat de WhatssApp.
Recientemente, el diario ABC de Sevilla ha desvelado que la exdiputada andaluza llegó a sufrir "ataques de ansiedad y taquicardias difíciles de controlar" durante la reciente campaña electoral autonómica, debido a su autoexigencia.
Quienes la conocen más de cerca cuentan a EL ESPAÑOL que es una trabajadora incansable, perfeccionista y acostumbrada a trasnochar varios días seguidos para perfilar, por ejemplo, sus intervenciones o los recursos judiciales que ha elaborado para el partido.
Perfil propio
La formación de Abascal, en ese aspecto, pierde con Olona a su principal baluarte jurídico. Suyo fue el recurso al Tribunal Constitucional contra el Gobierno de Pedro Sánchez por el primer estado de alarma en 2020, que acabó ganando.
Además, la letrada se había forjado un perfil propio por sus intervenciones en el Congreso de los Diputados. Ahora, con perspectiva, hay en Vox quien apunta a que la dirección nacional decidió ponerle freno a su ascenso al designarla candidata en Andalucía.
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Sea como fuere, la estrategia en esa cita con las urnas acabó siendo amarga. Pese a la subida tanto en número de votos como en escaños, las altas expectativas fijadas y la mayoría absoluta lograda por Juanma Moreno dieron lugar a que el resultado electoral se interpretase como un fracaso estrepitoso.
Hasta los más cercanos a Abascal reconocen que durante la campaña andaluza hubo algún "rifirrafe" con Olona por la forma en que ella dirigía. Lo que se desconoce es si las diferencias entre ambos surgieron en ese momento o venían ya de antes.
El reto que había asumido la entonces candidata era mayúsculo: reeditar el éxito de Castilla y León y, como mínimo, sellar un gobierno de coalición con el PP de Juanma Moreno en el que ella ejerciera como vicepresidenta. Una meta que daban por descontado que conseguirían.
Papel irrelevante
Pero no fue así. Pese a escalar hasta la tercera posición en la cámara regional, pasaron de ser socios prioritarios de la Junta de Andalucía a tener un papel irrelevante en el nuevo tablero andaluz tras la histórica mayoría absoluta de 58 diputados de los populares.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, ya durante los días de campaña la candidata empezó a padecer el peso de la responsabilidad que se le había encomendado. Es más, en un momento dado despejó toda su agenda para recuperar energías y poder continuar. En esas semanas de carretera, mítines y debates perdió varios kilos.
Después, pasados los comicios, llegaron las negociaciones con el PP para la constitución de la mesa del Parlamento de Andalucía. Olona quedó desplazada por la dirección de Vox, y el encargo de esa tarea lo recibió un diputado de la máxima confianza de Abascal: Rodrigo Alonso, secretario general del sindicato Solidaridad.
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Con la investidura de Juanma Moreno ya resuelta y la nueva legislatura andaluza encarrilada, la salud apretó hasta que Macarena Olona no pudo más. El compromiso que había asumido era aguantar hasta las municipales de 2023. Pero tampoco pudo ser. Ahora hace dos semanas que anunció su dimisión.
Aunque Santiago Abascal ha dejado la puerta abierta para que la alicantina vuelva cuando quiera, ella lo ha descartado. Una vez que se recupere de sus problemas de salud, volverá a formar parte del cuerpo de abogados del Estado.
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