La historia de Macarena Olona desde que dejó la política viene resultando un guion difícil de prever. Eso no ocurre con tanta frecuencia. Existen episodios que pueden pronosticarse con cierta facilidad, mediante el esquema clásico del poder. Sin embargo, nadie imaginó las fotos con los curas y los santos en Panamá; tampoco ese Camino de Santiago con voluntad mesiánica.
El último capítulo de la serie incluye un actor en escena que podría marcar lo que los directores de cine llaman un plot point. Ese instante en que, de pronto, todo cambia.
Olona ha abrazado a Mario Conde y pretende convertirlo en el referente de ese proyecto que está decidida a abordar. Ese proyecto que ni siquiera ella sabe cómo va a terminar. De momento, el plan consiste en la influencia pública. Con un objetivo por dilucidar. Esta es la historia del último flechazo de la derecha española. El cómo, el cuándo y el porqué.
Según ha sabido este periódico, la relación estrenada entre Olona y Conde ha generado inquietud en el seno de Vox. Conde fue durante mucho tiempo tertuliano habitual en los medios que más predicamento tienen en ese nicho electoral. Abascal, cuando fue preguntado al respecto en esRadio, se limitó a decir que no puede "explicar ciertas cosas".
El lunes 26, Conde y Olona compartirán conferencia en Sevilla. Aunque la expolítica se ha comprometido a llamar a Abascal el viernes 23 para preguntarle si "caminan juntos para defender España".
Antes que nada, un apunte para el recuerdo. Mario Conde (Tuy, 1948) saltó a la fama al convertirse en uno de los millonarios más jóvenes del país gracias a la venta de una empresa de antibióticos a una corporación italiana. La operación, que realizó junto a Juan Abelló, se cifró en 58.000 millones de pesetas. Después, con apenas cuarenta años, como presidente de Banesto, controlaba el 1% del PIB. El Tribunal Supremo lo condenó a veinte años de cárcel por delitos como el de estafa o apropiación indebida.
El último proceso judicial de Conde empezó en 2016, cuando fue detenido y acusado de blanqueo de capitales y delitos contra la Hacienda Pública. Finalmente, la Audiencia Nacional archivó la causa y concluyó que su dinero ubicado en Suiza no provenía de Banesto.
Olona [y esta es la clave del asunto] considera inocente a Conde. Una víctima del sistema. Así se lo trasladó, con decenas de testigos delante, en mitad de una conferencia que impartía el propio Conde hace unos días en Sevilla. Ese fue el primer encuentro.
Vayamos al principio: ya desde hace años, Conde vive en Los Carrizos, su finca de Sevilla. Se dedica a sus negocios y está bastante apartado de la vida pública. Cuentan en el entorno de Olona que lo que llamó la atención del exbanquero fue la profesión que comparten: ambos son abogados del Estado.
Cuando Olona dimitió como líder de Vox en Andalucía, Conde le brindó un elogioso artículo en el portal jurídico Confilegal, titulado Gracias, Olona. "Gracias a sus intervenciones, he recuperado la fe perdida en la calidad de mi cuerpo de abogados del Estado y eso para mí tiene una dimensión casi espiritual", decía.
Sin esconder su admiración, apostillaba: "Conozco de su dolencia, que consiste en disponer de inteligencia, conocimientos jurídicos, profundidad de convicciones, capacidad dialéctica, renuncia a la cofradía de lo conveniente y sus correspondientes derivadas en el modelo que observo".
El texto llamó la atención de Olona, que llamó a Conde para agradecérselo. Empezaba lo que iba a ser un continuo intercambio de alabanzas. Era el 31 de julio. Todavía estaba por venir el Camino de Santiago. El sendero que utilizó Olona para llegar a Conde fue este: la madre de Olona es amiga de la hermana del exbanquero. Las dos viven en Alicante.
A partir de ahí, fue Olona la que tomó la iniciativa. Invitó a Conde a su conferencia en Granada. Él, que no pudo acudir, le envió una invitación de vuelta para una charla suya en Sevilla, organizada por el Club Rotario [Rotary Club Sevilla Corporate].
Conviene explicar qué es el Club Rotario. Porque Conde participa en sus actos con frecuencia y porque Olona parece haber trazado muy buena relación con Luis Romero, su presidente en Sevilla, doctor en Derecho Penal.
Se definen como una "red mundial de voluntarios al servicio de la comunidad": "Líderes empresariales y profesionales que proporcionan servicios humanitarios, alientan la práctica de elevadas normas de ética en todas las ocupaciones y contribuyen a promover la buena voluntad y la paz en todo el mundo".
Suena, salvando las distancias, parecido a la masonería. Ambas órdenes son elitistas, filantrópicas y no se puede inscribir cualquiera. No vale con la voluntad, uno debe ser aceptado. El Club Rotario fue fundado en Estados Unidos en 1905. Hoy son 1,2 millones de rotarios en todo el mundo, en España en torno a 4.000. Conde, por cierto, reveló en el pasado haber pertenecido a la masonería.
["Hola, soy masón": una noche para descubrir los secretos de la Logia]
Total que Olona se plantó en la conferencia de Mario Conde, en Sevilla. La imagen que ilustra este artículo fue tomada allí. El presidente de los rotarios la colocó en la mesa principal, donde estaban el exbanquero y su actual pareja.
Olona tomó la palabra y lanzó dos preguntas a Conde delante del público. La primera fue algo así como: "¿Que debe hacer una persona cuando el Estado dirige toda su fuerza contra ella?". Y la segunda: "¿Qué hay que hacer para que usted entre en política?".
Conde quiso atajar cualquier rumor y contestó diciendo que no volverá a entrar en política: "Ya he estado cuatro veces en la cárcel, no quiero que se produzca otra vez". El exbanquero fue el candidato del CDS tras la marcha de Adolfo Suárez, pero no obtuvo representación. También lanzó su propio partido en Galicia, Sociedad Civil y Democracia, con idéntico resultado.
Olona aprovechó la ocasión para proponerle una conferencia a Luis Romero, el presidente de los rotarios. Tendrá lugar el lunes 26 en Sevilla. El almuerzo-conferencia cuesta sesenta euros y está cerrado a los propios rotarios, aunque éstos pueden solicitar invitaciones para sus contactos.
El título: "La defensa de los derechos y libertades a través del Tribunal Constitucional. La inconstitucionalidad de los estados de alarma". Conde será el encargado de prologar las palabras de Olona.
La intención de Conde está clara: no formará parte de ningún partido. Pero parece que sí está dispuesto a colaborar con Olona en actos de esta naturaleza. Ella, según su entorno, ha descartado intentar un regreso inmediato a la primera línea: "Dejará que pasen las generales y, mientras, seguirá manteniendo su actividad pública, que inevitablemente tendrá connotaciones políticas. Tras las elecciones, dará su siguiente paso".
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