Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón gestiona sus intervenciones públicas con cuentagotas. Esta mañana ha reaparecido, para qué andar con rodeos, porque se lo ha pedido su primo: Fernando Jáuregui. El periodista presentaba su libro La foto del Palace (La Esfera de los Libros) y le pidió al padre de la Constitución que participara con unas palabras. Y don Miguel ha hablado del libro, claro, pero de muchas cosas más. Porque será primo de Jáuregui, pero es padre de todos. Se cumplen cuarenta años (esa es la foto) de la primera gran victoria de Felipe González. Año 1982.
Ha llegado Herrero de Miñón con un "papelajo" y ha puesto el salón enmaderado del Palace patas arriba. Visiblemente descontento con el devenir de la política, ha propuesto una reforma del sistema que dejaría casi desierto el Congreso de los Diputados. Tenía sus apuntes en el regazo, por lo que podemos deducir que no ha sido una improvisación.
Antes que anda, y por respetar el rigor jurídico de don Miguel, un preámbulo: "Tomen nota. El espíritu del 78 exige buenas maneras de palabra y de gesto. ¡No se injuria, no se menosprecia y no se manipula!".
El jurista ha estado simpático, ha derramado sentido del humor, pero en sus exclamaciones asoma el carácter. Si no, díganselo a su primo, a Jáuregui, que ha visto cómo don Miguel le recriminaba haber incluido en su libro "algunas calaveras vacías". Vamos con la reforma, que vaciaría ostensiblemente el Consejo de Ministros, los Ejecutivos autonómicos, los ayuntamientos...
Consiste básicamente en exigir dos condiciones a quienes quieran entrar en política de ahora en adelante, independientemente de su adscripción. Primero, "dos años de formación". Y segundo, "haber tenido una profesión".
"Sé que esto que digo es muy impopular, pero no se debería poder entrar en política sin haber demostrado que se sabe gobernar la propia vida mediante una profesión conocida. Los políticos no pueden dedicarse a esto para huir del paro. Deben haber mantenido antes a su familia, haber hecho las cuentas de la casa...", esas han sido sus palabras.
[El vídeo inédito de los tres padres vivos de la Constitución hablando a calzón quitado]
A juicio de Miguel Herrero, esas dos condiciones "cambiarían la política de arriba abajo". Teniendo en cuenta que escribió la Constitución, si don Miguel emplea el adjetivo "reformas fundamentales"... Es que se trata de algo importante.
Don Miguel parece haber firmado un pacto con la biología. Todo él es un uniforme que lo define como padre de la Constitución. Las gafas de gruesa pasta y grandes cristales, el traje gris de diplomático, el verbo preciso. Cuando dice lo de "tomen nota", da miedo.
La última vez que don Miguel estuvo con Felipe González, protagonista indirecto del acto, fue hace unos meses en el Ateneo. Dijo el expresidente: "El que no sabe ser más que concejal... no sabe ser concejal". Ha apostillado hoy don Miguel: "Pues no digamos el que no sabe ser más que presidente del Gobierno...".
Había dos socialistas, además del autor del libro, en el estrado. Eduardo Madina y Elena Valenciano. También otro protagonista de la Historia reciente de España: Fernando Ónega. A don Miguel le ofrecieron una vez ser de izquierdas, pero rechazó el carné. Se lo contó a Carrillo durante la Transición y el comunista no daba crédito.
Don Miguel fue de UCD, pero acabó en el PP. Sin embargo, su presidente del Gobierno favorito es Felipe González. Lo ha definido como el presidente más importante desde el siglo XIX.
"El PSOE es una pieza clave en el espíritu del 78. Siempre lo he reconocido pública y publicadamente. El gran acierto de Felipe fue decir en la ventana del Palace que iba a liderar un proyecto abierto y omnicomprensivo", ha relatado.
Después, sobre Zapatero, ha opinado: "Le estoy agradecido porque, cumpliendo la ley, me hizo miembro permanente del Consejo de Estado. Pero debilitó algunos de los rasgos que Felipe había imprimido al espíritu del 78. Levantó muchas losas... y la virtud de las losas es que se están quietas".
¿Y qué pasa con Sánchez? "Su historia está por escribirse". Don Miguel, eso sí, se ha despedido con una advertencia: "El espíritu del 78 es el espíritu de la letra, que es la letra de la Constitución. No es compatible mantener ese espíritu queriendo cambiar la Constitución de arriba abajo".