Cayetana Álvarez de Toledo tenía muchas ganas de que llegara el juicio. Ella no utiliza esa expresión, pero era una cita que llevaba preparando desde 2020, cuando llamó a Pablo Iglesias en el Congreso "hijo de terrorista".
El padre del líder de Podemos, Francisco Javier, la demandó. Solicitaba una indemnización de 18.000 euros por "vulneración del honor". Y este miércoles se vieron las caras en Zamora, donde él vive.
Resulta difícil contrastar las versiones de lo que ocurrió dentro. Iglesias padre no quiso hacer declaraciones al salir. Este periódico ha intentado recabar su versión, pero su abogada ha declinado el ofrecimiento. Lo que sí está claro es que la fiscal desestimó la demanda y que el caso está visto para sentencia. La diputada del PP celebró tras las dos horas de cita: "He venido para declarar que la Tierra es redonda".
Álvarez de Toledo tenía ganas porque no concibe el juicio como un mero enfrentamiento con los Iglesias, sino como la punta de un iceberg mucho más grande: el debate sobre "el derecho a decir la verdad". "Decir la verdad cuando afecta a la izquierda", apostilla ella.
¿Qué se puede decir y qué no en el Congreso? Además de la mencionada demanda, esta cuestión debe ser dirimida por el Tribunal Constitucional. Porque la parlamentaria popular pretende que sus palabras –"hijo de terrorista"– vuelvan a incluirse en el Diario de Sesiones, de donde salieron por decisión de la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet.
A las diez de la mañana, con un libro debajo del brazo, llegó Álvarez de Toledo a Zamora. Era Las víctimas del terrorismo de extrema izquierda en España (Almuzara, 2022), de Carmen Ladrón de Guevara. La acompañaba su abogado, Rubén Múgica, hijo de Fernando, dirigente del PSOE asesinado por ETA en 1996.
En el libro de Guevara, aparece la foto de uno de los dos policías asesinados en el Primero de Mayo de 1973. Un atentado que reivindicó el comité para la creación del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota), organización a la que pertenecía el padre de Pablo Iglesias.
Sobre aquellos hechos acaecidos en el tardofranquismo giró la defensa de Álvarez de Toledo. Intervinieron la diputada del PP y el padre de Iglesias, además de los dos abogados.
"Llamar terrorista a quien ha presumido de formar parte de una organización terrorista es una evidencia". Esa es la tesis que encapsula la intervención de la diputada. ¿En qué se basó para argumentarlo? Fundamentalmente en tres cuestiones.
La primera, el hijo del demandante, Pablo Iglesias. En concreto, en un artículo que éste escribió para el diario Público con motivo de la muerte de Santiago Carrillo: "Créanme si les digo que siendo hijo de un militante del FRAP y habiendo militado donde milité, tiene su mérito admirar a Carrillo".
La segunda, también el hijo, en un tuit de 2013: "Basta. Vuelvo a Harvey. Os dejo una canción que me cantaba mi padre frapero de peque. Besos y piolets pezqueñines". Una segunda mención a la militancia de Francisco Javier Iglesias en el FRAP.
Por último, Álvarez de Toledo puso sobre la mesa una entrevista concedida por el propio Francisco Javier Iglesias, también a Público, con motivo de la polémica de 2020, cuando la diputada llamó "hijo de terrorista" al entonces vicepresidente del Gobierno después de que éste la llamara a ella "marquesa".
En esta charla, Francisco Javier Iglesias reconoce su pertenencia al comité para la creación del FRAP. Una organización que dejó "a principios de 1974". Iglesias padre sitúa la lucha armada de esta banda en 1975 y la califica de "error". Pero las fechas apuntadas en este testimonio son, precisamente, la clave de bóveda de la defensa de Cayetana Álvarez de Toledo.
Tal y como expuso en el juicio la diputada del PP, Francisco Javier Iglesias fue detenido por repartir propaganda en abril de 1973. Los panfletos llamaban a la movilización de cara al Primero de Mayo, que estaba a la vuelta de la esquina.
Aquel 1 de mayo fueron asesinados dos policías. Uno de ellos murió en el acto y otro más tarde a causa de las heridas. La crónica y la foto del libro de Ladrón de Guevara. El comité para la creación del FRAP –del que formaba parte el padre de Iglesias según su propia versión– reivindicó el atentado.
El comunicado del FRAP
Álvarez de Toledo leyó en el juicio el comunicado de ese "comité para la creación del FRAP": "El comité coordinador pro FRAP reivindica plenamente estos hechos del pueblo madrileño contra fuerzas policiacas de la dictadura (...) El ajusticiamiento de los asesinos policías el Primero de Mayo en Madrid ha producido un gran entusiasmo entre todos los sectores populares que ven con esperanza cómo las fuerzas auténticamente antifascistas y patriotas se enfrentan, decidida y valerosamente, a la dictadura".
El padre de Iglesias, a tenor de lo contado por él mismo a Público, militaba en el comité del FRAP cuando se emitió el comunicado y no dejó de hacerlo hasta meses más tarde. Ese es el razonamiento de Cayetana, su "la Tierra es redonda".
Francisco Javier Iglesias calificó en el juicio los comentarios de su hijo como "bromas familiares" y, sobre la entrevista con Público, habló de las inconcreciones del periodista. Sin embargo, desde que se publicó en 2020, el texto no ha sufrido variaciones. "Ha habido tiempo de sobra para corregirlo", dice Álvarez de Toledo.
La diputada del PP recurre también a la definición de "terrorismo" que hace la RAE: "Actuación criminal de bandas organizadas, que, reiteradamente y por lo común de modo indiscriminado, pretende crear alarma social con fines políticos". Y concibe que Francisco Javier Iglesias –a tenor de sus palabras y de las de su hijo– formó parte de una de esas "bandas organizadas".
Álvarez de Toledo rebate así a quienes le dicen que esa banda organizada combatía a una dictadura, y no a una democracia: "Ser antifranquista no te convierte en demócrata. Hubo criminales entre los antifranquistas".
Por otro lado, se dice consciente de que quieren meterla en el mismo paquete que a Hermann Tertsch, que sí fue condenado por vulnerar el honor del padre de Iglesias. Sin embargo, la fiscal lo descarta, ya que el hoy eurodiputado de Vox vinculó a Francisco Javier Iglesias con el asesinato de uno de los policías en el Primero de Mayo de 1973, cosa que no hizo Álvarez de Toledo.
"Si me condenan a mí, se estará olvidando a las víctimas del FRAP. Me limité a llamar terrorista a alguien que se ha definido como tal. Formó parte de un grupo que consideró legítima la violencia. Le he ofrecido la posibilidad de abjurar de aquello, pero no lo ha hecho. Quieren impunidad moral para exhibir al mismo tiempo orgullo frapero y honor vulnerado", concluye la diputada del PP.
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