Salvador Illa (La Roca del Vallés, Barcelona, 1966) asegura que, como a todos, la pandemia le cambió la vida. Explica que aún hay aspectos de esa etapa tan intensa que le tocó vivir en el Ministerio de Sanidad que no ha terminado de procesar todavía.
Le cambió en lo personal y también en lo político. Llegó al Ministerio de Sanidad después de años de aparatchik en el PSC, sin proyección pública y acostumbrado a trabajar entre bambalinas.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le dijo que iba a un ministerio tranquilo, al que, además, le habían quitado competencias como Consumo y Asuntos Sociales, y que podría seguir haciendo política.
Pero el coronavirus le hizo pasar de "político gris de aparato" a líder del PSC. Pasó de ministro desconocido a protagonista del llamado efecto Illa, en un proceso de transformación cimentado en meses de una intensidad sin precedentes, con comparecencias diarias, decisiones delicadas continuas, abrumadoras cifras de muertos y una inexplicable resistencia física y mental.
Del Ministerio pasó a ganar las elecciones catalanas en 2021, aunque ERC empató en escaños y pudo formar un gobierno independentista.
Desde entonces trabaja en una estrategia para reducir el conflicto en Cataluña, apoyado en decisiones como los indultos a los condenados y ahora en el cambio de la tipificación del delito de sedición. Actuar "con generosidad, pero sin ingenuidad", asegura.
Con ello, según explica, se ha conseguido que la mayoría de los catalanes no apoyen la independencia y que no les preocupe este asunto, logrando estabilidad jurídica, aunque asegura que el actual Gobierno de Pere Aragonès "ha colapsado".
No cree que vuelva a haber un intento unilateral, pero si lo hubiera hay mecanismos de defensa del Estado, como el artículo 155 de la Constitución.
Para el futuro descarta un referéndum de autodeterminación y explica que nunca lo apoyará el PSC, pero sí la posibilidad de que las fuerzas políticas catalanas lleguen a un acuerdo sobre el encaje institucional dentro de España que pueda ser votado por los ciudadanos.
¿Por qué se modifica el delito de sedición?
Porque es un compromiso que adoptó el presidente del Gobierno en su discurso de investidura. Porque además me parece que es bastante de sentido común tomar en consideración la aplicación concreta que se hizo de estos tipos penales en el 2017 en Cataluña. Y en base a esa experiencia, actualizar el Código Penal, y si se actualiza el Código Penal me parece que también es sensato hacerlo tomando como referencia lo que ocurre en los países de nuestro entorno.
En el discurso de investidura Sánchez no lo mencionó. Pero respecto a lo de aquilatar el delito en relación a Europa, también hay otros delitos que no corresponden con sus regulaciones y no se modifican.
Es verdad, es verdad. Pero aquí también se mantiene el delito de rebelión, que es un delito con penas muy duras. La conducta penal de 2017 seguiría estando penada si prospera esta propuesta de proposición de ley con el delito de desórdenes públicos, es decir, no hay desprotección del Estado y siguen vigentes otros instrumentos. Por ejemplo, el artículo 155 de la Constitución, para poder actuar en caso de que se repitieran hechos que espero que no ocurran como los de 2017.
Es decir, que nadie se confunda: el Estado sigue teniendo, como debe de ser, instrumentos, por si se volvieran a producir estos hechos. Y desde luego, nada de amnistía, nada de lo que pedía Esquerra Republicana ni muchos independentistas.
La impresión puede ser que el Gobierno cambia el Código Penal para favorecer a sus aliados parlamentarios.
Vamos, lo que a mí me consta no es esto. Insisto en que fue un compromiso del presidente del Gobierno desde el principio. Y yo creo, además, que hay que actuar sin ingenuidad, pero con generosidad. Y creo que la política que está llevando el Gobierno de España en relación a Cataluña está dando frutos. Lo digo sin ningún tipo de autosatisfacción.
Pero es verdad y es constatable que las cosas están mucho mejor en Cataluña y en el resto de España hoy que hace dos, tres, cuatro o cinco años. Yo creo que es una política de favorecer la concordia y, sobre todo, de mirar hacia adelante, de mirar al futuro y no de mirar al pasado, y actuar con generosidad. Pero sin ingenuidades. Me parece que es una medida acertada. Con sinceridad lo digo.
¿A quién se aplicará?
Esto lo tendrá que decidir el Poder Judicial. Algunos han querido ver en esta medida concreta una desjudicialización, yo no lo comparto. Desjudicializar es que la política ocupe el espacio propio de la política. No es interferir en decisiones, como esta que usted menciona, que tiene que tomar el Poder Judicial, al que expreso todo mi respeto y toda mi consideración.
Pero la política tiene que ocupar su espacio propio, por ejemplo, legislando, por ejemplo, dialogando, por ejemplo, haciendo lo que se está haciendo. Son decisiones que corresponde al Poder Judicial, al tribunal que corresponda, y nosotros acataremos y respetaremos lo que ellos decidan.
"En lo que se refiere a estos asuntos de Cataluña, tanto los independentistas como el PP deberían tener un poco más de humildad"
¿Le gustaría ver a Oriol Junqueras en las instituciones?
Ni me gusta ni me disgusta. Quiero decir, que el Estado de derecho se tiene que aplicar. Dentro del Estado de derecho caben muchas opciones y todo lo que quepa dentro del respeto del Estado de derecho a mí no me incomoda.
Yo tengo un planteamiento político muy distinto al que tiene Esquerra Republicana. De hecho, estoy empeñado en construir, estoy construyendo o intentando al menos, una alternativa a proyecto fallido de Esquerra Republicana. Creo que han equivocado sus planteamientos políticos. Creo que han perjudicado mucho a Cataluña y al resto de España estos últimos años.
Pero insisto, me parece que lo que hay que hacer es mirar hacia adelante, favorecer la concordia entre catalanes, y los catalanes con el resto de España. Y bueno, me parece que el camino es el diálogo. Por cierto, un diálogo que también se tiene que abrir entre catalanes, como en su día se acordó, y que está todavía pendiente de hacer.
¿Comparte la idea de que hay que cambiar también el delito de malversación?
Yo me siento cómodo e identificado con la proposición de ley que registró Patxi López y un representante de Unidas Podemos el viernes pasado en el Congreso. Es la propuesta que yo comparto. A partir de ahí, si hay algunos otros planteamientos que algunos otros pueden plantear, pues ya se verá sobre textos concretos si los hubiera, que no lo sé.
La propuesta de ERC parece que va a diferenciar entre la malversación con lucro y la malversación sin lucro.
No lo sé. Vamos a ver si hacen esta propuesta. Y yo insisto: me siento cómodo con la proposición de ley que presentó Patxi López.
Y no sabe si el PSOE lo va a terminar apoyando.
El PSOE registró lo que registró y partir de aquí, en la tramitación parlamentaria y si se abre esta vía, con esas enmiendas o esta que usted menciona, habrá que analizarlas en el ámbito del Congreso y habrá que ver qué decisiones adoptamos. Pero en lo que yo me siento cómodo es en lo que se registró el viernes pasado por parte de PSOE y de Unidas Podemos.
Otra de las cosas que se dice es que no se debe negociar la modificación del Código Penal con quienes han cometido estos delitos.
Yo creo que la actualización y la unificación del Código Penal es asunto que compete al Congreso de los Diputados, donde se sientan aquellas personas que los ciudadanos españoles escogieron en unas elecciones. Y todos tienen legitimidad para acudir, para poder participar en este debate que compete al Congreso de los Diputados. Otra cosa no la entendería.
A partir de ahí, me gustaría también ver una actitud distinta de otras formaciones políticas. Creo que en lo que se refiere a estos asuntos de Cataluña, tanto los independentistas como el Partido Popular deberían tener un poco más de humildad. A mí no me tienen que contar lo que ocurrió en el 2017. Yo estaba ahí como secretario de Organización del PSC, lo viví directamente. Un poco más de humildad.
Y el camino que hemos hecho estos últimos años ha mejorado mucho -esto es objetivo- la situación en Cataluña. Vamos a ver, yo no doy lecciones, pero tampoco que me vengan a contar las cosas, que las he vivido. Un poco más de humildad todos y un poco más de arrimar el hombro, como hicimos por cierto los socialistas en el 2017, dando apoyo a la aplicación del artículo 155. Y como volveríamos a hacer si se volviera a dar el caso. El PSC lo volvería a hacer. Estuvimos donde teníamos que estar. Me gustaría que otros también tuvieran un poco de altura de miras en estos temas y no estuviéramos constantemente aprovechando la situación de Cataluña para otras cuestiones.
¿Cree que hay una línea coherente de la actuación de los socialistas y de Pedro Sánchez con respecto a Cataluña? Por ejemplo, en la campaña electoral de 2019, dijo que había que intervenir TV-3 y volver a tipificar el delito de referéndum ilegal y traer a Puigdemont, y luego ha dado los indultos y cambia el Código Penal. ¿Se ha ido cambiando sobre la marcha?
Yo creo que los socialistas hemos estado siempre a favor de mantener la integridad territorial de España, y esto es objetivable. Hemos hecho lo que teníamos que hacer para mantenerla. Hemos estado siempre sin fisuras a favor del mantenimiento del Estado de derecho, que es una piedra angular de toda democracia. Y conforme han ido evolucionando las cosas, hemos estado siempre a favor de restaurar la convivencia en Cataluña y de mirar hacia delante y de actuar con generosidad.
Y me gustaría que también en esta última parte del camino que hemos recorrido hubiesen estado las formaciones que se dicen de Estado, porque el camino que se ha seguido los últimos años ha dejado una Cataluña claramente mejor que la de hace cinco años, claramente mejor.
Me parece que en ese sentido sí que la actitud de los socialistas tiene una línea de coherencia: respeto de la integridad territorial, respeto escrupuloso al Estado de derecho, pero mirar hacia adelante, favorecer la convivencia, favorecer el diálogo, favorecer la concordia con la vista puesta en el futuro, no con el retrovisor mirando permanentemente al pasado.
¿Está desactivado el independentismo?
Nuestra Constitución permite que quien crea -yo no lo creo y es más, lo combato políticamente- que lo mejor para Cataluña es la independencia, lo pueda defender. Lo que no permite es la unilateralidad. Y esto que todo el mundo lo tenga claro, que si se actúa unilateralmente, pues el Estado, tenía y sigue teniendo mecanismos para defenderse y para evitar este camino antidemocrático de actuación unilateral.
Y me parece que quien quiera defender la independencia lo puede hacer, pero en los últimos estudios demoscópicos de Cataluña se ve que la preocupación de los catalanes hoy, como la del resto de españoles, está más en temas del coste de la vida y de la seguridad en términos generales. Y la opinión mayoritaria de los catalanes es la de querer seguir formando parte de una España que nosotros entendemos y defendemos, que es plural y diversa, y formando parte, por tanto, también de una Europa que cada vez va cogiendo más protagonismo en un contexto internacional muy cambiante, de cambios muy profundos de época.
Parece que los catalanes, la mayoría de catalanes, están en esto. Han pasado página.
Dicho de otra forma, ¿sigue habiendo riesgo de iniciativas unilaterales hacia la independencia?
Yo no la veo. Yo no la veo. Hay gente o formaciones o grupos que lo defienden, pero yo no lo veo. Y si lo hubiera, pues se volvería a actuar como se tiene que actuar para garantizar el mantenimiento del Estado de derecho y el respeto a la integridad territorial de nuestro país. Y ahí estaríamos nosotros. Ahí estaríamos los socialistas apoyando esto.
"Un referéndum de autodeterminación aumentaría la división, es favorecer la espiral divisoria de la sociedad catalana"
Hay otras fórmulas de las que se habla siempre, como un referéndum, ¿eso está aparcado?
Un referéndum de autodeterminación lo descarto. Nosotros no le daremos apoyo en ningún caso. Por una razón muy sencilla, porque es aumentar la división, es favorecer la espiral divisoria de la sociedad catalana que tanto daño nos ha hecho.
En un momento histórico de cambios tan de fondo, acelerados por la pandemia que hemos vivido hace bien poco, la sociedad tiene que tener un mínimo de consenso, un mínimo de unidad en torno a algunos temas básicos; me refiero a la sociedad catalana y a la sociedad española. Y este énfasis, ese empeño en crear elementos de división de la sociedad no lo compartimos, no lleva a ninguna parte. No lo vamos a apoyar.
Otra cosa es que lleguemos a algún tipo de acuerdo los representantes políticos de la ciudadanía, mediante un diálogo entre catalanes y sometamos este acuerdo a la consideración de la ciudadanía de Cataluña conforme al marco legal vigente, es decir, votar un acuerdo. No tengo ningún inconveniente en crear este acuerdo, pero votar una ruptura en ningún caso.
¿Falta diálogo en Cataluña?
Lo más importante que queda pendiente por hacer en Cataluña es esto, llegar a un acuerdo entre catalanes. Este empeño por parte de algunos en querer reducir Cataluña a un conflicto entre Cataluña y el resto de España es un error, porque ha habido primariamente un conflicto entre catalanes, y hay visiones distintas en Cataluña, afortunadamente, de cómo hay que relacionarse con el resto de España. Y debemos hablar los catalanes.
Por eso yo no me canso de insistir en pedir que se abra este diálogo entre catalanes y no entiendo por qué en este caso Esquerra Republicana se resiste a hacerlo, quizás porque tiene muy poca confianza en sus planteamientos políticos.
Entre las heridas que quedan por cerrar de 2017 está la de las empresas que se fueron de Cataluña y que aún no han vuelto. ¿Cuándo prevé que eso se solucione?
Es muy importante tener y ofrecer un marco de estabilidad y de seguridad jurídica. Las empresas, los responsables de las empresas, toman sus decisiones en base a marcos de estabilidad, de seguridad jurídica y las que entienden que favorecen más su actividad económica. Y esto lo respeto. Y efectivamente, hay que reconocer que en 2017 hubo momentos de inestabilidad y dudas, en algunos días muy concretos sobre la seguridad jurídica que se podía ofrecer en Cataluña, afortunadamente restaurados por la acción del Gobierno de España en aquel momento, con el apoyo, quiero recordarlo de los socialistas.
¿Ha cambiado la situación?
Hoy yo percibo ya un marco de seguridad jurídica en Cataluña, pero entiendo que algunas empresas quieran ser cautas y hago un llamamiento a que cuando sea posible, por si lo consideran oportuno, vuelvan a instalarse en Cataluña, que ofrece un tejido social, un tejido empresarial de innovación, académico muy potente. Es decir, que Cataluña funciona. No el Gobierno de Cataluña, que ha colapsado, es obvio, hace algunas semanas, pero Cataluña funciona.
Para ser prudente diré que Cataluña está pasando página después de unos años malos, de una forma muy clara, y vuelvo a percibir un ánimo de la sociedad catalana para ir a lo que todo el mundo va ahora. A cómo seguir generando prosperidad, a cómo aprovechar los recursos provenientes de Europa para transformar nuestra economía y para hacerlo, además, con el resto de España y con el resto de Europa. En cómo fomentar la innovación y cómo garantizar que en momentos tan complicados nadie quede atrás y reforzar la cohesión social y territorial. Yo creo que la gente está en esto.
Desgraciadamente tenemos una Cataluña que funciona ordenada y una política en Cataluña muy desordenada, con un gobierno que ha colapsado, con un Parlament con una Presidencia en funciones, con el empeño de mezclar todo. En este caso, el empeño de Esquerra de mezclar los debates y condicionar esto con aquello y aquello con lo otro, cuando es mucho más fácil ordenar las cosas. Por ejemplo, permitir que el Parlament de Cataluña debata y haga unos presupuestos que son necesarios en Cataluña.
¿Entiende que algunas de las medidas, por ejemplo, la reforma del Código Penal, tiene un coste para el Partido Socialista fuera de Cataluña?
Puedo entender que hay algunos que tengan dudas al respecto, pero yo creo que no lo va a tener. Le soy sincero, porque la decisión, la de los indultos, que se tomó en un Consejo de Ministros el 22 de junio de 2021, también suscitó dudas y funcionó muy bien.
Estamos actuando sin ingenuidad, sí con generosidad. Y creo que todo lo que ayude a mirar hacia adelante va a ser bien valorado por la ciudadanía catalana y del resto de España, que es una ciudadanía muy inteligente.
Algunos barones socialistas han criticado la reforma. ¿Qué le parece? ¿Ha hablado con alguno de ellos?
He hablado con bastantes compañeros del PSOE de otros territorios, tengo un diálogo fluido con ellos y una relación muy buena. Mi opinión es la que he expresado, es una buena medida. Y bueno, entiendo que a algunos les pueda suscitar dudas, pero es una buena medida, como ya ocurrió con la medida de gracia adoptada por el Gobierno de España en junio de 2021, que ahora parece una medida muy de cajón y en aquel momento quiero recordar que suscitó un debate, pero funcionó muy bien en Cataluña y creo que en el resto de España.
Por hablar de la situación política de Cataluña, ha dicho que el Gobierno de Aragonés "ha colapsado", pero tiene que presentar los Presupuestos, ¿el PSC los va a apoyar?
El PSC lleva desde 27 de agosto ofreciendo una negociación presupuestaria. Pero el PSC no va a rescatar al Gobierno de Aragonès. El PSC va a rescatar a Cataluña. Y entiendo que en esos momentos para Cataluña lo más importante que hay que hacer es tener en vigor unos Presupuestos. Ya sabemos que no van a estar en vigor el 1 de enero de 2023. Esto tiene un responsable, el señor Pere Aragonès, porque desde finales de agosto nos hemos ofrecido a poder entablar una negociación.
Va a ser una negociación estrictamente presupuestaria, al menos por nuestra parte. Pero exigente. Por una razón muy sencilla: porque el Gobierno ha colapsado y en estos momentos, habiendo sido investido con 74 diputados, el señor Aragonès se ha encontrado con que los diputados de la CUP le dijeron a los pocos meses que no se fiaban de él, que había incumplido el acuerdo y le retiraron la confianza. Y recientemente Junts le ha dicho que no se fían de él, que ha incumplido sus acuerdos. Y los comunes le han dicho que no se está cumpliendo el acuerdo del 22, que suspenden la negociación para el 23.
Nosotros estamos dispuestos, pero tendrá que ser una negociación exigente y con garantías. Ellos se han quedado con 23 diputados, los mismos que tiene el Grupo Socialista, y creo que cuando predicamos y reivindicamos un ejercicio de política útil, nadie puede discutir que lo estamos intentando seguir haciendo. A fecha de hoy no se ha iniciado todavía esta negociación presupuestaria, y no es porque nos hayamos negado, sino porque el señor Aragonès no da instrucciones al respecto.
"La inmensa mayoría de los ciudadanos de Cataluña quieren una escuela bilingüe que preserve el bilingüismo que ya hay"
Pero podría pensarse que puesto que el Gobierno de Pedro Sánchez pide el apoyo de Esquerra para los Presupuestos, hay una reciprocidad en Cataluña.
No la hay, son cosas distintas. Y en el PSC, no por lo que haya ocurrido en la negociación presupuestaria en el Congreso, sino por convencimiento propio, entendemos que hace falta un presupuesto.
¿Hay posibilidad de elecciones en Cataluña?
Esto es responsabilidad del señor Aragonès. Él tiene que explicar qué piensa hacer y cómo lo piensa hacer. Fue investido después de tres sesiones, único presidente en 40 años de autogobierno en Cataluña que ha necesitado tres debates de investidura. Lo fue con 64 votos y se ha quedado con 33. Tiene que contar qué piensa hacer y cómo lo piensa hacer.
Nosotros vamos a seguir en nuestra línea de construir una alternativa a un Gobierno, que, con todo el respeto, ha colapsado, ha fracasado, no ha funcionado. Y esta construcción de una alternativa a mí no me impide, en cosas concretas que entiendo que benefician a los catalanes, tender la mano, por ejemplo, en materia de presupuestos. Pero en estos momentos no tiene estabilidad el Gobierno de Aragonès y tendrá que ver si quiere algún tipo de acuerdo, qué ofrece, qué horizonte tiene. Veo un Gobierno precario en Cataluña.
Otro de los aspectos controvertidos de la actuación del PSC es sobre el castellano y su acuerdo con ERC sobre la lengua. ¿Supone poner en peligro el castellano y desobedecer una resolución judicial sobre el 25%?
No, ninguna de las dos cosas, al menos por parte de la actuación que hemos tenido nosotros. Por primera vez en la legislación autonómica catalana, desde la recuperación del autogobierno, la legislación autonómica reconoce al castellano como lengua de aprendizaje.
La ley a la que dimos apoyo sobre el uso de lenguas oficiales en enseñanza obligatoria, usa la expresión concreta del "castellano" como lengua de uso curricular. Pero el Consejo de Garantías Estatutarias interpretó esta expresión pocas semanas después como equivalente a la de uso vehicular, y esto es muy relevante, porque hasta ahora no venía recogido la legislación autonómica.
Esto es un avance muy relevante que da un marco jurídico para que los responsables de distintos centros educativos de Cataluña que imparten enseñanza obligatoria sepan que el castellano no sólo es una lengua que hay que aprender, sino una lengua para aprender, para el aprendizaje.
Nosotros tenemos claro, además, que hay que cumplir todas las resoluciones, y en ese momento la resolución que establecía un uso mínimo del 25%, que no nos parece mal como medida en concreto, aunque lo dejaríamos flexible a que cada responsable educativo, en función de su realidad sociolingüística, pudiera adoptar el uso concreto de las dos lenguas de aprendizaje para garantizar su dominio al final del ciclo educativo. Todas las resoluciones hay que cumplirlas, ésta también, y está siendo revisada por el Tribunal Constitucional. Estaremos a lo digan los tribunales.
¿Un padre que en Cataluña quiera que su hijo o hija estudie asignaturas en castellano, el 25%, lo tiene garantizado?
Tiene garantizado que al acabar su enseñanza obligatoria su hijo dominará el catalán y el castellano, que ambas lenguas a fecha de hoy, tal y como reconoce por primera vez la legislación autonómica, son lenguas de aprendizaje, y que el centro educativo donde lleva a su hijo tendrá que decidir en un programa lingüístico qué porcentaje, qué uso, qué mixtura de ambas lenguas es la adecuada para garantizar que su hijo, al acabar el ciclo de enseñanza obligatorio, domine perfectamente ambas lenguas.
¿Hay un conflicto lingüístico en Cataluña?
Hay gente que quisiera una escuela monolingüe en catalán y hay gente que quisiera una escuela monolingüe en castellano. Y yo creo que la inmensa mayoría de los ciudadanos de Cataluña quieren una escuela bilingüe que preserve este bilingüismo que hay en Cataluña. Y, sobre todo, que también ve que el problema más importante que tiene la escuela en Cataluña no es el lingüístico.
Es verdad que el castellano es muy potente. Es una riqueza enorme tener un uso fluido del castellano, y el catalán es una lengua con unas condiciones muy distintas, con muchos menos hablantes y, por tanto, que requiere también de protección, porque es una riqueza, que refleja también la identidad de Cataluña y requiere de políticas activas de apoyo por parte del Gobierno de Cataluña y también por parte del Gobierno de España.
¿Qué balance hace de su gestión en el Ministerio de Sanidad durante la pandemia?
Yo tengo la conciencia tranquila de haber hecho las cosas lo mejor que pudimos. Y creo sinceramente que el balance que hemos de hacer el conjunto de españoles de estos años tan duros es de que actuamos con decencia, y que nuestra sanidad y nuestro tejido empresarial, nuestra actitud como ciudadanos en momentos muy complicados fueron decentes. Ni mucho mejores ni mucho peores que los países de nuestro entorno.
Y creo que también hay una reivindicación de la política, de las instituciones con servidores públicos bien dotados y de la política como expresión de esta dimensión comunitaria. Yo hice la parte del trabajo que se me encomendó en aquel momento lo mejor que pude.
¿No cree que falta una especie de auditoría para saber qué se hizo mal, qué hay que mejorar o qué hay que prever por si vuelve a ocurrir algo así?
Hay que aprender de lo que vivimos y efectivamente, hay que hacer un análisis. Yo me comprometí a hacerlo, no me corresponde ya a mí, pero el Gobierno de España sí ha puesto mecanismos. Lo único que pido es que se haga de forma constructiva, sin dejar evidentemente de señalar nada que no funcionó bien, pero siempre hay gente en esos casos que quiere más.
Yo creo que hay que hacerlo para aprender de forma constructiva, porque hay cosas que aprender efectivamente, y creo que ahora es ya tiempo de hacerlo. A mí se me planteó hacer esto cuando estábamos en la segunda ola, pero en ese momento me pareció que la prioridad era seguir combatiendo el virus. que ahora sí que debemos hacerlo.
Estaría bien que se hiciera conjuntamente con todos los distintos niveles de la Administración. El Gobierno de España, por descontado, las comunidades autónomas y en el ámbito municipal, que hizo un trabajo muy bueno.
¿Le cambió mucho la vida la pandemia?
Me cambió la vida. Creo que a todos en alguna medida nos la ha cambiado. Es una lección de humildad. Nos puso a todos de rodillas. Me hizo redescubrir cosas. Y sí, claro, como a todos, me cambió la vida.
En mi actividad vocacional, que es la política, me tocó hacer parte de un trabajo relevante en esa época. Y en la parte personal también. Todavía tengo aspectos de aquella etapa que no he procesado emocionalmente.
En esto no me distingo del resto de compatriotas españoles, que yo creo que todos en alguna medida nos vimos afectados por esto. Algunos muy afectados. Y también tenemos todavía partes de aquello, que fue tan intenso, tan trepidante que no hemos procesado emocionalmente.
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