No hay posibilidad de pacto. "Ya es tarde". Edmundo Bal seguirá adelante con su candidatura para intentar liderar Ciudadanos. Esta entrevista es, en cierto modo, la respuesta a Inés Arrimadas, que le ha ofrecido un acuerdo para una retirada conjunta que encumbre a un "candidato de consenso".

Este mismo lunes por la tarde, Arrimadas se citó con él en un último intento por buscar unidad. Sentado en su despacho, el portavoz parlamentario naranja dice "no".

Resulta violento el escenario, el despacho. Porque el de Arrimadas está pared con pared. Las puertas, a unos centímetros. Además, para colocar las cámaras, es preciso dejar la puerta abierta. Es una habitación pequeña.

La voz de Bal –su timbre es alto– resuena por el pasillo. La escuchan otros diputados, algunos asesores. Hay quien se asoma desde fuera.

Porque el partido está abierto en canal y, pese a lo que se diga en las comparecencias públicas, ya es fácil para cualquier periodista distinguir quién está con Bal y quién está con Arrimadas.

Entrevista a Edmundo Bal Sara Fernández

Edmundo Bal es una noticia de americana, vaqueros y zapatos negros que va andando por el Congreso. Es una noticia porque se encuentra con un grupo que está haciendo una visita guiada y lo paran. Le preguntan.

Él dice que esa escena se repite por la calle y que le piden que se presente al grito de "si lo hace Arrimadas, no les volveré a votar". Todo ha cambiado muy rápido. Existe una quiebra política, pero también personal. Un extravío de los afectos.

Bal, mientras pasea por el Congreso, cuenta que, cuando no era conocido, se coló en una visita guiada: "Como soy opositor, me la aprendí. Luego he sido yo quien la hace para quienes vienen de nuestra parte. Amigos, familiares de Inés".

–Si vuelven los familiares de Inés, ¿volverá a ser usted el que haga la visita?

–¡Sí, hombre, sí!

El tiempo ha echado a rodar. Faltan apenas veinte días para que la competición se dirima. Arrimadas ha dicho esta mañana que, si Bal no pacta, presentará su candidatura. Aunque luego ha matizado que quizá no la lidere ella misma.

Bal, por primera vez, expondrá su relato acerca del desencuentro. Tanto el programático como el personal. En realidad, ambos fueron discurriendo de manera paralela. La ley del sólo sí es sí, los pactos con el Gobierno. En su estantería, una foto que le regalaron sus amigos. Con un título: "Licencia para machacar".

Dice tenerlo claro: quiere que Arrimadas y Villacís se integren en su candidatura. Si se da una negociación, "ya es tarde" para otro camino.

¿Por qué?

Porque había que dar un paso al frente para sacar adelante este proceso tan bonito que es la refundación, nutrido de un gran proceso de escucha de afiliados y miles de encuestas. Lo decidí consciente de una inercia de sondeos demoscópicos muy malos: la aceptación del liderazgo es muy exigua. 

Habla del liderazgo de Inés Arrimadas.

Sí. En la última encuesta, sólo el 11% de nuestros simpatizantes valoraba a Inés. En un momento determinado dije dos cosas: no estoy de acuerdo con el modelo de partido que se pretende [una bicefalia estilo PNV] y no estoy de acuerdo con que las primarias para elegir candidato para las generales se retrasen hasta junio de 2023. 

Dentro de seis meses, tenemos elecciones autonómicas y municipales. Para la gente, es muy importante saber detrás de quién va. Así que manifesté mi opinión dentro de los órganos del partido: “Inés debe dar un paso a un lado y reubicarse dentro de la organización porque es un gran activo, con un gran bagaje”. Aquí no sobra nadie.

Arrimadas intentó llegar a un pacto con usted. Distintos miembros de su equipo también.

Me decían: “Vamos a arreglarlo, vamos a arreglarlo”. Pero no me planteaban ninguna propuesta. Decían: “Unidad, unidad”. Claro, si yo también pido “unidad”, pero no me presentaron ninguna alternativa concreta.

Ustedes utilizan mucho eso de “los activos políticos del partido”. Deduzco de sus palabras que Arrimadas ha dejado de ser el "mayor activo", ¿quién lo es para usted ahora?

Yo llevo pidiendo esto [se refiere a la renuncia de Arrimadas] cuatro o cinco semanas. En la Ejecutiva del partido dije que hay otras personas que pueden liderar Ciudadanos: mencioné a Begoña Villacís, a Guillermo Díaz, a mí mismo. Y abrí las posibilidades a otros en general. Pero dije: “Que se presente alguien y yo doy un paso a un lado”.

Lo que hice fue ofrecerme, pero no postularme. Nunca dije que yo fuera a ser la salvación ni nada por el estilo. Eso de decir “aquí estoy yo” no va con mi carácter. Pero pasaban las semanas y nadie decía nada. Me escribían desde los territorios: “Mira, no sé si me voy a presentar [a las autonómicas y municipales] porque no sé detrás de quién voy”. Ante esa incertidumbre máxima, decidí dar el paso. Lo que escuchas en la calle, lo que te dicen…

¿Qué es lo que le dicen?

“Mire, yo he votado a Ciudadanos, pero a Inés Arrimadas no la voy a volver a votar”. Habrá que ser prácticos, poner otra cara, que podrá ser la mía o la de otra persona.

"Podría volverme a la Abogacía del Estado o aceptar la oferta de un gran despacho de abogados, pero quiero apostar por este proyecto"

Usted dice que se presentó porque nadie lo hacía: ¿de eso puedo concluir que aceptará el pacto de Arrimadas? Ella acaba de ofrecerle una retirada pactada de ambos para elegir a una tercera persona.

Cuando yo dije “ya está bien, basta ya de alargar esta incertidumbre”, di un paso adelante con el esfuerzo que eso lleva consigo: hablé con mi mujer, con mis hijos, con mis amigos más cercanos. Una vez más les expliqué: “Me voy a volver a meter en un lío en lugar de vivir cómodamente”. ¡Las encuestas nos dan cero diputados! Podría volverme a la Abogacía del Estado o aceptar la oferta de un gran despacho de abogados. Ya es tarde. Ahora son ellos [habla de Arrimadas y su entorno] los que, si quieren, pueden venir conmigo.

No va a dar un paso atrás.

No, no voy a dar un paso atrás porque, cuando lo di hacia delante, cuando decidí que había que hacer algo, es porque temí que el gran trabajo técnico que se ha hecho con la refundación podía frustrarse o torcerse. Hay que ofrecer una nueva ilusión y un nuevo concepto de utilidad. Hay que volver a hablar de nuestros temas, no de los que nos imponen los demás. Hay que dejar de ser un partido subalterno al PP.

Luego hablaremos de lo programático, pero insisto: Arrimadas le ofrece dar un paso a un lado a cambio de que usted también lo dé. Así, después, ustedes dos podrían apoyar a un candidato de consenso. ¿Qué responde?

Cuatro semanas llevaba oyendo esa oferta, pero nunca me decían quién podía ser ese candidato o candidata de consenso.

¿Y si ahora le dan un nombre?

Llevo cuatro semanas diciéndolo en los órganos del partido. Mire, no he hecho otra cosa en la vida más que negociar: llegaba a acuerdos de conformidad penal con quienes no querían pagar a la Agencia Tributaria. Toda negociación parte de un criterio esencial: vamos a identificar el problema, vamos a hacer una propuesta y vamos a acercar posiciones. Nada de eso ha pasado en las conversaciones con Inés y su entorno.

Desde el primer día, dije: “Estoy de acuerdo con que se presente otro para relevar a Inés”. ¡Decidme quién y para qué! Silencio. No me han dicho nada en cuatro semanas.

Insisto: ¿y si ahora le dan un nombre?

Pues no. Ya es tarde. ¿Quién me van a decir? 

¿Hay alguna opción para el pacto?

Después de mi insistencia durante cuatro semanas, no. Después de todo el esfuerzo realizado al dar el paso al frente, después de recabar el apoyo de compañeros que quieren hacer este viaje, me parece inconcebible, imposible. No creo que puedan decirme alguien que sea indiscutible. 

¿Begoña Villacís?

Creo que Begoña se ha descartado ella misma. 

¿Guillermo Díaz?

Con Guillermo no he hablado.

¿Adrián Vázquez?

He hablado mucho con él. Agradezco su trabajo en el proceso de refundación. Sé que también se descarta absolutamente.

Edmundo Bal se encuentra, por sorpresa, con una visita guiada en el Congreso. Sara Fernández

Entiendo que, si usted ha presentado su candidatura, es porque ya se ha cerciorado de tener ciertos apoyos. Descríbame sus fuerzas en este momento. ¿O se está inmolando? Es un opositor, habrá estudiado.

Sí y no [sonríe]. Uno no da este paso con todos los cabos atados. Tengo ciertos apoyos, los agradezco. Cuando discrepé en la Ejecutiva, ya hubo cuatro o cinco personas que me dieron su apoyo. Una minoría. Pero aquello se supo, trascendió mi discrepancia. Se extendió el rumor. Se publicó en los medios que yo podía presentarme.

¿Y qué pasó? 

Empezó a escribirme mucha gente para que diera ese paso. Hablé con el grupo parlamentario. Mayoritariamente, me apoyaron. Hay algo que me ha llenado de ilusión: la cantidad de afiliados que, en la cena del viernes, me dijeron: “No sé quién más se va a presentar, así que no te puedo garantizar si te votaré, pero haces bien en presentarte”. Me agradecieron que, estando el partido aparentemente muerto, teniendo yo la oportunidad de regresar a una vida cómoda, diera este paso.

Esa cena tuvo que ser una fiesta.

Para mí lo fue, igual es que yo soy demasiado optimista.

Se han producido coincidencias un tanto incómodas: el jueves por la noche, quedaron todos ustedes para ver el partido de España, el viernes por la mañana usted presentó su candidatura y el viernes por la noche era la cena de Navidad de Ciudadanos.

Sí, así fue.

¿La noche en que vieron juntos el partido de España ya sabía que iba a presentar su candidatura la mañana siguiente?

No. Lo decidí el viernes por la mañana tras reunirme con personas de mi absoluta confianza. Decidimos salir adelante hartos de que no había soluciones, hartos de la inercia de la incertidumbre. No tenemos por qué escondernos. Es un derecho del afiliado proponer un liderazgo alternativo. Estoy contento, nervioso y bien rodeado. Sobre la foto viendo el partido de España, quiero decir una cosa.

Diga. 

Esto no va de fotos ni de pandillas, no va de personas. Esto no va de los amigos del colegio en un patio. El debate es el proyecto del centro liberal-reformista-progresista, que está en unas horas muy bajas. Hay que ser conscientes de ello. Muchos queremos arrear hacia delante. Las personas son lo de menos, el proyecto nos trasciende.

"Cuando le conté a Arrimadas que iba a presentar mi candidatura, me dijo que estaba muy sorprendida. Me pidió que no lo hiciera"

¿Cómo fue la llamada que hizo a Arrimadas el viernes cinco minutos antes de que usted proclamara su candidatura? 

Ella me dijo que estaba muy sorprendida. Estaba en su despacho del Congreso, me pidió que subiera a verla y que no asistiera a mi convocatoria con los medios. Le dije que sí, que nos tomábamos ese café, pero que después de atender a los medios.

No se han tomado ese café.

No, no nos lo hemos tomado todavía. Le dije que hablaríamos desde otra perspectiva, lejos de esas charlas que tuvimos estos días donde no había propuestas, donde se producía un diálogo de besugos y palabras vacías. 

Pero luego coincidieron por la noche en la cena de Navidad. 

Sí. Me dijo: “A ver si nos vemos la semana que viene”. Le contesté: “Sí, veámonos”. Espero que nos veamos. Mañana lo haremos en el Día de la Constitución.

Pero, por recapitular… Si usted me acaba de decir que rechaza cualquier pacto con Arrimadas para nombrar un candidato que no sea ni ella ni usted, sólo ofrece una solución: que ella se integre en su candidatura.

Quiero que Inés se integre en mi candidatura y que convenza a Begoña Villacís para que también lo haga. Sería de una felicidad absoluta que pensaran en el futuro y en el proyecto. Lo mismo digo de Carlos Carrizosa, Guillermo Díaz, Paco Igea y tantos buenos políticos que hay en este partido. Soy claro y voy a la cara, nunca voy por detrás. Nadie me va a poder acusar de no ser leal.

¿Le preocupa el arquetipo de Judas y “traidor”? Hace unas semanas, decía en una entrevista que nada le hacía más ilusión que su sobrenombre de “fiel escudero” de Arrimadas. De pronto, le llama cinco minutos antes y le dice que se presenta contra ella.

Nadie podrá dudar de que, durante estos tres años, he ayudado a Inés en todo lo que he podido. Me he dejado el alma. Miles de kilómetros a mis espaldas. No creo que nadie tenga duda de mi lealtad con el proyecto. Si alguien piensa que he cometido un delito de alta traición, entiende mal la lealtad. Nunca la he entendido como una obediencia ciega. Pero si alguien busca en mí la sumisión, no la va a encontrar jamás.

Edmundo Bal, diputado, en las escaleras frente al Parlamento. Sara Fernández

Sobre quienes le “acompañan en ese viaje”: ¿puede adelantar quién integrará su equipo? El último rival de Arrimadas en las primarias fue Francisco Igea, exvicepresidente de Castilla y León. El otro día, le felicitó en público y aseguró que Arrimadas no puede liderar el “cambio”. ¿Eso puede entenderse como un apoyo a su candidatura?

He hablado mucho con Paco estas semanas. También con otras personas relevantes a nivel territorial y nacional. No tenemos prisa por desvelar la lista. Se presentará el 26 de diciembre. Soy una persona que atiende a los medios, que agradece su labor consciente de que son nuestro altavoz, nuestro vehículo de comunicación con la sociedad. Pero hay cosas que no debo decir en los medios. Jamás he utilizado a la prensa para filtrar algo y obtener un resultado de forma aviesa. Al contrario.

¿Siente, entonces, que eso de “filtrar de forma aviesa” lo han hecho otros compañeros contra usted? 

No culpo a nadie en concreto, pero he visto cosas publicadas en los medios que no me han gustado. Hombre, que estemos debatiendo sobre el modelo de partido en una Ejecutiva y que todo lo que se está diciendo salga en directo en los periódicos… Me parece mal. Ninguno de ustedes obtuvo respuesta a mis mensajes durante esa Ejecutiva. Lo que tenía que decir lo dije delante de mis compañeros.

Me gustaría que ahondáramos en el factor humano. Porque muchas veces, y en este caso en particular, es lo que explica los movimientos políticos. ¿Cómo se rompió la relación personal entre Arrimadas y usted?

Existen dos versiones: usted dice que las discusiones comienzan por el nuevo modelo de partido que se ha aprobado en la Ejecutiva; en el entorno de Arrimadas, en cambio, aseguran que todo comienza con la ley de Irene Montero. Empecemos por el modelo de partido. ¿En qué discrepa usted con Arrimadas a este respecto?

Ese modelo de la bicefalia ya funciona en la actualidad sin necesidad de cambios: hay una secretaria general que lleva lo orgánico y una presidenta que se ocupa de lo político. Más allá de eso, lo digo con toda claridad y vehemencia: no me gusta nada parecerme al PNV. No quiero parecerme a un partido que sólo hace política para una parte de los vascos, los nacionalistas. Aquí vienen a que les demos su cheque con el cuponazo.

En segundo lugar, hay un tema muy relevante: se pretende que esperemos a las primarias que resuelvan la candidatura a la presidencia... ¡hasta junio! ¿Esperar hasta ese momento? ¿Hasta el año que viene? ¿Con unas elecciones antes en mayo? Tenemos que entrar cuanto antes en la votación para el liderazgo. Y, por último, la misma líder no puede refundar el partido.

"Quiero que Ciudadanos deje de ser un partido subordinado al PP, quiero que volvamos al centro"

Usted dice: “Tras una refundación, no puede liderar el partido quien lo está haciendo ahora”. Eso tiene una lógica conceptual. Pero, oiga, los militantes pueden pensar: “¿Cómo va a representar “el cambio” la mano derecha de Arrimadas? Alguien que tiene la exposición pública que tiene gracias a Arrimadas.

Por la sencilla razón de que, entre medias, hemos pasado por un proceso de refundación. Cuando levanté la mano y dije que no estaba de acuerdo, puse de manifiesto que era alguien diferente, que no era una fotocopia de la líder del partido. 

Pero usted, entonces, es tan responsable como Arrimadas de la situación en la que está el partido. 

Por supuesto. Nunca eludo la responsabilidad. Soy responsable de todas las decisiones en las que he participado. Sólo el 5% de afiliados, por cierto, quiere el modelo PNV. ¿No les vamos a hacer caso? Represento un proyecto nuevo que no tiene nada que ver, levanté la mano y dije que no estaba de acuerdo.

Le hablo de mi proyecto: nunca más ser subordinados del PP, todo el mundo en la calle nos percibe como un partido de derechas. Quiero que la gente no nos perciba como un partido de derechas.

¿Cree que Arrimadas lidera “un partido de derechas”? ¿Usted quiere uno de centro o de centro-izquierda?

Quiero un partido de centro, centro, centro. Todo el mundo nos percibe hoy como un partido de derechas. A pesar de mejorar las leyes que presenta el Gobierno (veinte enmiendas aceptadas en la Ley de Vivienda, votamos a favor de la Eutanasia, apoyamos el pacto entre empresarios y sindicatos, etcétera), no lo contamos. Nos da vergüenza decir que mejoramos las leyes del Gobierno. 

Vas a la calle, estudias la demoscopia y todo el mundo piensa que somos un partido de derechas. Quiero acabar con eso, con el eje izquierda-derecha. Somos los liberales de centro, que no fachas ni rojos. Eso es novedad, volver a ser útiles, como cuando negociábamos los estados de alarma y los Presupuestos. Entonces, estábamos en un 9% de intención de voto. Ahora estamos en el 2%. Hay un espacio para ese centro, para esa tercera vía.

Un momento de la entrevista. José Verdugo

¿Le da vergüenza haber apoyado la ley del sólo sí es sí?

Ninguna. Absolutamente ninguna.

¿Pese al goteo de rebajas de condenas? 

Quiero explicar la génesis de este asunto. Parece que algunos [en su partido] se avergüenzan de esta decisión que fue colegiada. Nos sentamos los nueve, debatimos y alcanzamos un consenso. Como presidente del partido, yo defenderé las decisiones colegiadas, no echaré la culpa a nadie.

La ley del sólo sí es sí. 

Es una ley de Rafael Catalá, que comienza con el PP tras la sentencia de La Manada. Trata de evitar que sea más barato penalmente violar en grupo, que no se condene a las manadas por abuso, sino por agresión; que trata de establecer mayores penas en la sumisión química. Tengo una hija de 21 años que va a las discotecas. No voy a aceptar que tenga que estar vigilando su copa, como dice la publicidad de la Xunta de Galicia. Con esta ley, las agresiones sexuales a personas con discapacidad serán agresión, no abuso. Quiero que, cuando en una venganza sentimental, un hombre publique una foto de su pareja desnuda, se le imponga una pena grave. Todo eso es esta ley. 

Nosotros leímos el informe del CGPJ. Mi compañera Sara Giménez presentó una enmienda. Cuando llega el momento de votar, pones en el platillo de la balanza los pros y los contras. Piensas que, eventualmente y por culpa de Irene Montero, se pueden dar esas rebajas. Pero, ¿me decanto por la protección de las mujeres o por evitar la reducción de esas penas mínimas? Usted me puede decir: “Haberos abstenido”. Y yo digo: “Vale”. Pero no me diga que debimos votar en contra. Porque eso habría sido votar que sí a la burundanga, a las agresiones sexuales a personas con discapacidad, etcétera.

Detengámonos en esto, que es muy importante: usted, como penalista, ve que existe el riesgo de que se reduzcan las condenas. Presenta una enmienda. ¿Cómo es posible que, después de rechazarse esa enmienda, usted insistiera en votar a favor? A sabiendas de que iba a ocurrir lo que ahora ocurre. 

Aun a sabiendas de que va a haber algunos casos concretos en los que se ha bajado el arco mínimo de penalidad y van a beneficiarse de una pequeña rebaja. Mire, es imposible porque la ley lo impide, pero si se pudiera aplicar retroactivamente la norma más desfavorable para el reo, ahora nos encontraríamos con una revisión de penas al alza a lo bestia.

¿Se arrepiente de no haberse abstenido?

Nuestro voto no era decisivo, eso nos permitía decidir con libertad.

Pero, oiga, usted, como diputado, responde ante sus votantes. 

Me puse delante de mi grupo parlamentario, les expliqué esto y tomamos la decisión todos juntos. Votamos los nueve que sí. ¿Pudimos habernos abstenido? Sí.

¿Y se arrepiente de no haberlo hecho?

Sigo pensando más en el sí que en la abstención. Si mis compañeros me hubieran dicho que estábamos más cómodos con la abstención, me habría parecido bien. Fue una decisión colegiada.

Edmundo Bal, en la biblioteca del Congreso. Sara Fernández

A usted le ha dolido lo siguiente: el entorno de Arrimadas asegura que ella estaba en contra de la ley pero que, guiada por su experiencia en el mundo jurídico, confió en usted y cambió de opinión. ¿Es cierto? 

En el debate, varias personas incidimos en los aspectos positivos y avances de la ley. Algunos respondieron: “¡No sabíamos que esto era así!”. Porque eso no está en los medios. El debate giraba en torno al inexistente problema del consentimiento. Hoy y ayer, el consentimiento es el mismo, pero Podemos no quiere quitar la etiqueta del “sólo sí es sí”. 

Si se produjo ese debate con la ley del sólo sí es sí, imagino que volverá a ocurrir algo parecido con la ley trans. ¿Va a ser un mal trago para Ciudadanos? 

¡Ya ha existido ese debate! ¡Y nadie lo ha contado! ¡Qué bien que me lo pregunte! Lo voy a contar encantado. Le agradezco mucho la pregunta. Es la demostración de cómo funciona este grupo parlamentario liberal, que cuenta con la opinión de todos sus miembros. Hemos debatido y hemos llegado a una decisión colegiada.

Luz y taquígrafos: hemos registrado unas enmiendas parciales consensuadas entre todos. Tres elementos: establecer herramientas jurídicas para no obligar a la gente a hormonarse y experimentar cambios físicos para poder elegir su sexo, apostamos por una autodeterminación de género con garantías. De los 16 a los 18, creemos que hace falta la información a los padres, postura simétrica a lo que pensamos del aborto. De 14 a 16, requerimos autorización judicial. Queremos evitar el sufrimiento del colectivo trans. Cuando te reúnes con ellos, terminas con lágrimas en los ojos: un índice de suicidio y de paro tremendo. Hay que ayudarles.

Si en la ley del sólo sí es sí, Arrimadas tenía una postura menos favorable y usted más; ¿puedo deducir que ella es menos favorable y usted más a la ley trans?

Es correcto.

¿Le apetece un debate con Inés Arrimadas?

Quiero una campaña donde no nos hagamos daño, quiero que haya respeto. Yo ofrezco el mío a cualquier candidato y pido lo mismo para mí. Me gustaría que todos nos comprometiéramos a integrar en su proyecto al que pierda. Quiero un debate elegante, educado y correcto. Un debate de ideas y no de personas.

¿Le ha decepcionado Inés Arrimadas?

No, en absoluto. Me parece una persona brillante. Invito a todo el mundo a que vea la intervención de Inés Arrimadas en el Congreso sobre la derogación del delito de sedición. Fue vibrante. Es otra más de sus brillantes intervenciones. Es una buena persona, además. Me encantaría que estuviera en esta candidatura.

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