El Partido Popular dejó claro desde el principio que rechaza presentar una moción de censura contra Pedro Sánchez como le emplazan con insistencia desde Vox y Ciudadanos. Sin embargo, Feijóo ha trasladado esta negativa a Santiago Abascal de forma personal, con el argumento de que sólo "sirve para blanquear al Gobierno".
Según desvelan fuentes de la dirección popular, el líder de la oposición ha respondido de esta manera a su homólogo en Vox, que contactó recientemente con él, después de anunciar su intención de registrar una nueva moción de censura con un "candidato de consenso". Abascal quería saber si Feijóo estaba dispuesto a secundar la inciativa.
Pero el presidente del PP declinó el envite y, días después, le ha expuesto sus razones. Aunque también le ha confirmado que no repetirá la decisión que tomó Pablo Casado en octubre de 2020, cuando votó en contra de la moción que presentó Vox en la Cámara.
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"Si se presenta una moción contra el Gobierno para convocar elecciones no vamos a votar que no. Porque nosotros estamos pidiendo elecciones", explican en Génova, donde también admiten que en 2020 los ciudadanos no entendieron la postura de Casado. "En la calle nos preguntaron que por qué habíamos votado en contra de echar a Sánchez", recuerdan.
Los dirigentes populares comparten el "diagnóstico" de la gravedad que tienen cuestiones como la doble reforma del Código Penal -sedición y malversación- o las iniciativas legislativas para cambiar el método de elección de los magistrados en el Tribunal Constitucional. Pero creen errónea la estrategia de Abascal y Arrimadas.
Las municipales de mayo
"Respetamos mucho sus decisiones, pero creemos que el tratamiento es inadecuado", subrayan en el entorno de Feijóo. "La gente ya conoce a Sánchez y que no tiene límites. No es una cuestión de tener ocho horas más de debate", defienden los populares, que concluyen: "La gente lo que quiere es votar".
Pero no se refieren a una votación en el Hemiciclo que termine escenificando el cierre de filas de una mayoría parlamentaria con el jefe del Ejecutivo. Hablan de una convocatoria de elecciones en la que tome la palabra "la mayoría social" del país.
De ahí que el mensaje que envía Feijóo a Abascal es que la moción de censura que van a presentar tiene fecha y lugar: "El domingo 28 de mayo" de 2023 en los más de 8.000 municipios españoles, ya que para Feijóo las municipales y autonómicas del año próximo representan la verdadera oportunidad de desalojar a Sánchez del poder.
En el PP, por lo tanto, reiteran que la hoja de ruta pasa por "decir a la gente que aguante y que vote". Aseguran que "Sánchez no va a tener razón para blanquear todo lo que está haciendo por el hecho de que saque 200 votos a favor" y que esto "se va a dilucidar en todas las urnas de España".
Además, Feijóo asume que la moción de censura tiene un efecto bumerán que puede provocar grietas en el espacio de centro derecha. En la dirección popular consideran que el Gobierno puede encontrar "combustible" para el juego tradicional de "divide al enemigo y vencerás".
Los conservadores creen que el contexto actual es de una "enorme trascendencia" y que "no se arregla con discusiones de políticos". "¿Esto se va a zanjar con una votación en el Congreso?", se cuestionan. "Todo lo que está ocurriendo tiene la suficiente gravedad como para resolverlo en unas urnas", insisten.
En esa misma línea se muestra FAES, la fundación del expresidente José María Aznar, que remarca a través de un comunicado que "el remedio está en los votos". Es decir, "en ganar las próximas elecciones y desde esa victoria definir y proponer un programa ambicioso de recuperación de las instituciones para el interés general, para esa gran mayoría razonable de ciudadanos que no quieren ser gobernados en la sombra por quienes reventaron la convivencia en Cataluña y lo volverán a hacer si pueden y sin coste".
Desde Vox arguyen que la moción de censura es una herramienta simbólica para proyectar la indignación de una parte de la clase política con la agenda del Gobierno. De ahí que, aún sabiendo que perderán la votación, destacan la idoneidad de seguir adelante con la iniciativa.
De hecho, según admiten fuentes del partido de Abascal, la intención es registrar la ofensiva en el mes de enero, para que se mantenga vivo todo el debate de la sedición y la malversación una vez pasada la Navidad. Así quedaría anulado el plan del Gobierno, que pasa por desplegar un nuevo paquete de ayudas sociales a fin de año con la intención de borrar las últimas polémicas.