“Es la constatación del fin del proceso independentista en Cataluña, digan lo que digan. Son muy pocos y, además, muy divididos entre ellos. Se ha conseguido el objetivo de dividir y debilitar el independentismo”.
Moncloa explica, con expresiones como esta, que la cumbre de Barcelona ha sido un éxito político. No sólo por los acuerdos bilaterales firmados con Francia, sino también por haber dado muestra del cambio de clima político en Cataluña.
El Gobierno pone en el foco en el hecho de que las protestas independentistas han sido muy minoritarias y, además, pacíficas. Y lo ponen en relación con lo que ha ocurrido en acontecimientos similares celebrados en Barcelona en los últimos años.
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La protesta de este jueves no ha pasado de varios miles de personas y sin incidentes. Además, se ha visto con claridad -siempre según el Gobierno- la división del independentismo en los insultos y abucheos al líder de ERC, Oriol Junqueras.
Ya en septiembre, ERC decidió no participar en actos de la Diada para evitar esta situación.
Fuentes de Moncloa explican siempre que la hoja de ruta de Pedro Sánchez en Cataluña pasaba por debilitar y dividir el independentismo para desarticular la posibilidad de un nuevo procés secesionista y para culminar ese cambio de clima con la elección de un presidente de la Generalitat no nacionalista.
El socialista Salvador Illa ya ganó las últimas elecciones autonómicas, aunque no pudiera gobernar, y recientemente se rompió el Ejecutivo independentista de coalición. De hecho, el presidente Pere Aragonès intenta aprobar los Presupuestos con el PSC, desde una posición muy debilitada.
Citando al líder independentista Jordi Sànchez, Moncloa repite que el “procés se ha terminado”.
A Sánchez le favorece notablemente el haber aprobado ya sus Presupuestos y no necesitar un apoyo permanente de ERC en el Congreso, salvo para leyes puntuales que tampoco son imprescindibles para el Gobierno.
Sobre la ausencia abrupta de Aragonès en el inicio de la cumbre, el Gobierno le quita importancia y entiende que el gesto forma parte del margen de maniobra que intenta tener para no aumentar el rechazo de las bases independentistas.
De hecho, esperan que ERC radicalice su posición antes de unas elecciones municipales que para el independentismo son esenciales. Más aún después de anunciarse la candidatura de Xavier Trias para el Ayuntamiento de Barcelona.
En todo caso, explican que ese hecho es más una muestra de debilidad que de fortaleza, porque indica que está necesitado de ese tipo de gestos para distinguirse y hacerse ver.
[La hoja de ruta de Sánchez en Cataluña: dividir al independentismo y Gobierno del PSC]
De acuerdo con esta versión, para llegar a este nuevo clima el Gobierno ha adoptado medidas arriesgadas y otras como el proyecto de interconexión energética entre Barcelona y Francia que favorecen la posición del Estado en Cataluña.
Esos acuerdos con Francia, según dicen, ayudan a revertir la mala situación de Cataluña respecto a inversiones y confianza empresarial a la que llegó con el procés en 2017.
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