Sánchez sólo apretará el 'botón nuclear' de romper con Podemos tras el 28-M y como "último recurso"
Asegurada la "estabilidad" hasta el fin de la legislatura, Moncloa sopesa los pros y los contras de escenificar así la división ya patente en el Ejecutivo.
27 febrero, 2023 02:23"El presidente está nervioso, está enfadado, y encerrado en sí mismo", revela una fuente interna cercana a Pedro Sánchez. "En Moncloa ya se sopesa si conviene y cuándo romper con Podemos", apunta otro dirigente con mucho peso en el PSOE. Pero ese botón nuclear sólo se apretará "como último recurso". Y nunca antes de las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo.
¿A quién convendría? Consultadas diversas fuentes en ambas alas del Ejecutivo, es evidente que a Unidas Podemos, sin duda. Pero el entorno de Ione Belarra e Irene Montero lo explican simple y llanamente: "Quien se va, pierde". Es decir, de ellas no va a partir la decisión de romper "en ningún caso". Lo que no significa que no estén provocándolo: "Seguiremos firmes y cabezonas, si luego Sánchez nos quiere echar, eso ya será cosa suya".
Por otro lado, resulta obvio que muchos en el Partido Socialista lo están deseando. Pero, de momento, el presidente está atrapado —como mínimo— por el marco político en el que se mueve la discusión pública de las dos facciones. Echar hoy a Unidas Podemos del Ejecutivo sólo alimentaría su opción electoral, debilitando aún más al PSOE, que hace un año eligió abandonar el centro y enfocarse sólo en el votante progresista.
Y, de momento, "es preferible tenerlos dentro y contenidos que en la calle, arremetiendo contra nosotros", explica otro líder socialista. "Así podemos controlar sus leyes", apunta un ministro del PSOE, ejemplificando con la de Vivienda, pero olvidando el sí es sí.
Las motivaciones y los objetivos, a uno y otro lado de la coalición, son opuestos en todo, salvo en una cosa: después de la primera legislatura con Gobierno de coalición en España, ambas partes están "hartas" de la otra.
Un ministro socialista, en conversación privada, desarrolla la tesis. "Es cansino lo de ser Gobierno y oposición a la vez", dice, aunque reconoce el mérito de los morados por haber encontrado ese perfil y haberlo mantenido desde enero de 2020.
La coalición se hizo por necesidad, apuntan dirigentes socialistas. No sólo necesidad de Sánchez, sino de "darle estabilidad y gobernabilidad al país".
¿Aunque fuera a costa de encamarse con quien provoca insomnio? ¿A pesar de que los apoyos parlamentarios se hayan tenido que buscar en los partidos independentistas, y del precio electoral que eso comporta en muchas regiones de España? "Si algo ha buscado el presidente en estos años ha sido llegar al final de su mandato pudiendo utilizar como un activo electoral la estabilidad", reconoce un excolaborador de Sánchez.
Objetivo cumplido
Y, efectivamente, el PSOE ha gobernado España con la menor cantidad de diputados propios de la democracia, pero ganando más del 95% de las votaciones en el Congreso.
El objetivo, en el fondo, está ya conseguido. Quedan apenas cinco meses de legislatura real —es decir, de tiempo hábil para sesiones en el Parlamento—. Y no habrá proyectos nuevos que salgan del Consejo de Ministros, pues ya no hay hueco para tramitarlos y decaerían con la disolución de las Cámaras, prevista para octubre.
Así que, con los Presupuestos de 2023 en vigor, y sin opción de hacer unos nuevos para 2024, nada impediría al presidente ejercer una de sus potestades exclusivas: disponer de los asientos de su Ejecutivo, nombrando y destituyendo ministros a voluntad.
"Lo que ha estado pasando es que, tal como se hizo el acuerdo de coalición, hay una parte de la que Sánchez dispone, como marca la Constitución, y otra de la que no", desarrolla uno de estos dirigentes del PSOE. "Si quisiera cambiar a Irene Montero por el fiasco del sólo sí es sí, no podría... porque eso significaría la ruptura".
Y alimentaría el "victimismo" de los morados al que siempre acude el PSOE para explicar la dialéctica de su socio minoritario desde el abrazo entre Sánchez y Pablo Iglesias que selló la coalición.
Por esa razón, en Moncloa se sopesan las ventajas e inconvenientes de romper. Y las primeras sólo parecen compensar si los resultados del 28-M se traducen en una "oleada de derechas". En ese caso, se valorará la revisión de la estrategia del "a por todas", proclamada por Sánchez en el comité federal del pasado mes de julio.
Las elecciones, recuerda un exdirigente, se ganaron prometiendo el cumplimiento íntegro de penas para los reos de sedición, que se capturaría a Carles Puigdemont, que no se pactaría "jamás" con Bildu... y aunque la "estabilidad" bien valía revisar promesas, en el PSOE se lamenta la poca visibilidad de lo conseguido.
Balance socialista
El Gobierno, el PSOE, tiene mucho de lo que presumir en estos años de Gobierno, opinan los líderes socialistas.
El Ingreso Mínimo Vital, las subidas del Salario Mínimo, la revalorización de las pensiones, o el "inmenso trabajo" durante la pandemia de protección socioeconómica. Además, las leyes de eutanasia, de Formación Profesional, la hoja de servicios ante Bruselas, o la recuperación del peso internacional de España, enumeran. "Pero el PP ha logrado que todo se tape, entre nuestros socios y nuestros errores".
Al PSOE se le acumulan los males últimamente, eso es cierto. Desde los escándalos de nepotismo con nombramientos a dedo —el más llamativo, el del marido de la vicepresidenta Nadia Calviño— a los de corrupción como el de la trama del diputado Tito Berni que llevaba primero al Congreso y luego a burdeles a empresarios canarios a los que cobraba mordidas.
Desde las rebajas de penas a los violadores "por ceder ante las chapuzas de Podemos" al doble precio de la reforma para abaratar el delito de malversación: "Primero, por el terrible mensaje que enviamos... y luego porque, encima, lo hacemos mal y no sirve para el objetivo de contentar a Esquerra", concede otro parlamentario del PSOE. Entretanto, la inflación repunta, el empleo detiene su buen paso, y las hipotecas se disparan.
"Cuando las cosas empiezan a ir mal, todo sale mal", diagnostica una última fuente. Con prisas se piensa mal, explica, y más si el ambiente es de fin de ciclo: "El Gobierno está peleado, los diputados ya sólo piensan en cómo recolocarse en la próxima legislatura, y el presidente está nervioso". Así que la opción del volantazo, a tiempo de presentar una cara más centrada en la campaña de las generales, ya está sobre la mesa.