En Moncloa existe el miedo de que el sólo sí es sí haya abierto una brecha demasiado grande como para cerrarla con una simple reforma. La herida, piensa el entorno de Pedro Sánchez, afecta indefectiblemente a la relación de unos socios de Gobierno a los que les cuesta sentarse a negociar, a veces incluso dentro de su mismo espacio, y que funciona ya como una tricefalia entre PSOE y Unidas Podemos, con Yolanda Díaz en medio. Pero que tiene que seguir funcionando.
A lo largo de la última semana la hoja de ruta de Moncloa ha cambiado hacia otros horizontes. Varios ministros socialistas destacaron este jueves que el nuevo objetivo sobre la mesa es recuperar la relación con los socios habituales del Gobierno, tanto los que están dentro (Podemos) como fuera (ERC y EH Bildu), y desempolvar otras leyes e iniciativas que llevaban tiempo en el cajón. El caso de la reforma de las pensiones, adelantado por EL ESPAÑOL, es un ejemplo de ello.
En Moncloa son conscientes de que, con las elecciones a la vuelta de la esquina, quedan pocas semanas útiles de Congreso y le temen al sólo sí es sí, pero sobre todo temen que la división del Gobierno pueda traducirse en desmovilización. Desviar el foco de la polémica ley y centrarlo en nuevos acuerdos se ha convertido en una prioridad.
Ahora, la intención del PSOE es que la siguiente semana se hable menos de las divisiones y más de los acuerdos con Podemos, que sigue marcando perfil propio. Su primer intento, el jueves, fue vender que la esperada Ley de Vivienda estaba muy cerca sólo para ser desmentidos por el socio minoritario minutos después. El segundo, llevar a la Comisión de Interior la reforma de la Ley Mordaza, "pero sólo es humo".
Así se refieren las fuentes consultadas a la última intentona para reformular la Ley de Seguridad Ciudadana, vigente desde 2015, que supone todo un símbolo para los herederos del 15-M. Los implicados en la negociación aseguran que no se ha avanzado en los puntos que llevan más de un año separando a los partidos independentistas del Ejecutivo pese a las más de 40 reuniones a sus espaldas.
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La primera en amortiguar el golpe fue la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, señalando que la de Vivienda cobraba hoy por hoy "más relevancia" incluso que la Mordaza. Varias fuentes de los socios habituales confirman que, tras los últimos encuentros con el Gobierno, llegar a un acuerdo es inviable y dan la norma por perdida, ya sea durante la comisión o durante el Pleno del Congreso.
Con todo, el PSOE persevera y confía en que, con el fin de semana de por medio, tanto Unidas Podemos como los socios de Gobierno rectifiquen por el bien común, este es, superar el bache que el sólo sí es sí está provocando en la recta final de la legislatura.
El éxito de las pensiones
La semana se ha hecho larga para un Ejecutivo especialmente sensible con la escenografía. En apenas 72 horas se sucedieron la imagen de Irene Montero sola a punto de ser vapuleada en el Congreso, las acusaciones de "fascistas" por parte de una diputada de Podemos, los grupos parlamentarios enfrentados en la votación, los desmanes de Igualdad al resto del Gobierno y la palpable distancia entre partidos durante la manifestación del 8-M. La única salida era llegar a un acuerdo rápido.
Así, de la larga lista de "pendientes" en el cajón del Gobierno, la reforma de las pensiones ha sido el primero en desempolvarse. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, tanto los ministerios morados como el grupo parlamentario de Podemos apoyan la reforma legislativa que ha preparado el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
El problema es que las negociaciones no fueron lideradas por Podemos sino por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con la que el PSOE suele entenderse mucho mejor. De hecho, fuentes cercanas celebraban la tarde del jueves la "capacidad negociadora" de la ministra de Trabajo para desbloquear la reforma, que pasará este viernes por el aval de los sindicatos.
El principal punto de fricción era el incremento del periodo de cómputo. Si bien todavía no se ha revelado el contenido de la reforma, que se plasmará en un real decreto-ley, las fuentes citadas precisan que no habrá una reducción de las prestaciones ni del gasto en pensiones.
En una visita a Bruselas el pasado 20 de febrero, el ministro José Luis Escrivá ya avanzó que estaba "muy cerca de poder cerrar el proceso" y auguró que culminaría entre finales de febrero y primeros de marzo, aunque garantizó que, en cualquier caso, la reforma llegará "antes de Semana Santa". Sea como sea, cuanto antes mejor.
Vivienda antes que Mordaza
Las aspiraciones del PSOE son llegar a pactos quizá no con Irene Montero, pero sí con el resto de departamentos de Podemos. Hasta ahora, los que estaban más avanzados eran dos de los más simbólicos y representativos del acuerdo de coalición, la Ley de Vivienda y la Ley Mordaza, ambas sin fumata blanca.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, abrió la jornada del jueves con una entrevista en Radio Nacional en la que subrayó "prácticamente un acuerdo" sobre la futura Ley de Vivienda, que sigue bloqueada en el Consejo de Ministros a falta de un acuerdo entre Ione Belarra y Nadia Calviño.
Ante este optimismo, la secretaria general de Podemos se apresuró a desmentir la inminencia de ese pacto: "Por desgracia, hoy no estamos más cerca que ayer de un acuerdo", recordó en Twitter.
En realidad, la opinión es unánime entre Unidas Podemos, ERC y EH Bildu. Los tres coinciden en que el acuerdo en Vivienda está mucho más cerca que el de Mordaza y que podría resolverse "en unas semanas", dicen fuentes parlamentarias, "si no se tocan las líneas rojas".
Principalmente, los dos puntos de choque que más quebraderos de cabeza están trayendo a los socios son los nuevos contratos y el tope de los alquileres, con el que creían haber llegado a un acuerdo. A falta de buscar una fórmula concreta, el Gobierno está barajando subirlo del 2% actual al 3%, pero sólo durante un año, y luego establecer un índice distinto.
La idea del Gobierno sería aplicar este tope hasta que el desarrolle el nuevo índice de precios que marcará de cuánto pueden ser las subidas de los precios. Según explican varias fuentes, en la última reunión que mantuvieron PSOE, Unidas Podemos y sus socios parlamentarios, los socialistas les transmitieron que el Ministerio de Economía apuesta por diseñar un índice propio basado en el precio de mercado, algo que los morados consideran intolerable.
"Es como poner al zorro a cuidar de las gallinas", valoraba una fuente de Derechos Sociales, donde abogan por un límite fijo en lugar de una fórmula. Desde el entorno de Belarra reconocen que el pacto estaba prácticamente cerrado a falta de algunos matices, pero que esos matices son innegociables.
A la secretaria general de Podemos le molestó mucho que sus socios aireasen un acuerdo sin tenerlo sólo por apuntarse un tanto en solitario. Al PSOE, por su parte, le sienta mal que los morados no rebajen el tono de sus acusaciones sólo por marcar perfil propio. "A costa de la unidad y de aprobar las leyes pendientes".