"Hemos perdido menos votos que poder": así improvisó Sánchez el 23-J tras el fracaso electoral
Moncloa no tenía datos que indicaran la catástrofe y prevé que campaña para las generales sirva "para parar los pies a la ultraderecha".
30 mayo, 2023 02:33Pedro Sánchez decidió a altas horas de la madrugada del domingo la convocatoria de elecciones generales para el 23 de julio. Lo discutió en la Moncloa con su equipo más próximo del que forman parte, entre otros, Óscar López, Francesc Vallés, Antonio Hernando, Félix Bolaños, María Jesús Montero y Santos Cerdán, tras comentarlo primero por separado con algunos de ellos.
Reinaba la desolación y el ambiente de derrota. No esperaban tal batacazo, pero el primer análisis detallado que hicieron de los resultados les permitió una conclusión de consuelo: "Hemos perdido menos votos que poder".
Sánchez no dudó en hacerse responsable del resultado por la campaña personalista y de sobreexposición, poniendo toda la carne en el asador con una cadena de propuestas que, admiten, pudo ser "hasta excesiva". Es un nuevo episodio de la épica del resilente y del giro de guion para sobrevivir cuando se le da por muerto, según los socialistas, y así se mostró en esa reunión y este lunes ante la Ejecutiva del PSOE.
Se sintió políticamente muerto y por eso puso fin a una legislatura que quería culminar, según su entorno.
A primera hora de la mañana del lunes, el presidente del Gobierno y líder socialista habló con la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz, para comunicarle la decisión. Y, a su vez, ésta se lo comunicó a Ione Belarra, secretaria general de Podemos, al tiempo que le emplezó a cerrar cuanto antes un acuerdo de coalición.
Se decidió que lo mejor era hacer un anuncio rápido, la misma mañana, para tapar la noticia del fracaso electoral del PSOE y animar a su electorado, hundido por los resultados, y evitar cualquier foco de rebelión o contestación interna. En su breve comunicación institucional, el presidente incluyó la asunción de responsabilidades por el resultado.
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No se consideró siquiera la decisión de sacar a los ministros de Unidas Podemos del Gobierno, porque no tenía sentido seguir siete meses más con los partidos de su izquierda en la oposición.
Fuentes de Moncloa y del PSOE coinciden en explicar que en ningún caso tenían previsto un resultado tan malo y, por eso, la decisión de convocar elecciones en julio no se trató ni siquiera antes de la noche del recuento.
Tenían prevista una bajada, entre otras cosas porque el resultado de 2019 fue extremadamente bueno para los socialistas, pero no sospechaban el que se produjo finalmente. Ya ocurrió algo similar en 2021 en las elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid y en 2022 en las andaluzas, cuando constató que le trasladaban datos que luego se mostraron como erróneos. O antes en la repetición electoral de 2019, según lamentan socialistas que explican que Moncloa trabaja con datos poco certeros, para sus estrategias y expectativas electorales y para algunas de sus políticas.
Las citadas fuentes admiten la derrota sin paliativos, pero explican que el análisis de los resultados muestra que es más una pérdida de poder institucional que de votos. Y aseguran que la convocatoria de elecciones generales anticipadas busca evitar una mayoría absoluta de PP y Vox que, según dicen, no se produciría con los datos de las municipales del domingo.
Según esos datos, el PP aventaja al PSOE por unos 800.000 votos, de los cuales, unos 600.000 son sólo de Madrid donde, además, el PP ha perdido voto respecto a 2021. Isabel Díaz Ayuso ha perdido 33.000 votos. Y en otros lugares, como la Comunidad Valenciana, el PSOE ha subido en escaños, aunque la caída del resto de la izquierda les ha savado del Gobierno de la Generalitat.
Dos millones de votos, en el aire
Constatan que el PSOE mantiene un suelo sólido del 28% y que, sólo llegando al 30%, pueden evitar la victoria del PP, frenando el desgaste que se produciría hasta diciembre.
El PP ya se llevó todos los votos de Ciudadanos y ya no tiene margen para crecer, mientras que el PSOE puede hacerlo movilizando a los suyos. Y el bloque de la izquierda puede crecer con respecto al 28-M con un acuerdo y evitando “barbaridades” como la de Huesca, donde había cuatro listas en ese espectro ideológico, de las cuales ninguna llegó al 5%. De esa forma, Vox se llevó ese escaño y “se perdió” un 20% de los votos progresistas.
El PSOE entiende que el resultado, en caliente, obliga a Sumar y a Podemos a cerrar un acuerdo que evitaría que sus votos no se traduzcan en escaños. Con ello evitan que se vuelva a repetir lo de la pérdida de poder, mayor que la pérdida de votos.
Añaden estas fuentes que con respecto a las generales de 2019 hay unos dos millones de personas que no han votado, y ahí está la esperanza de Sánchez: movilizar a los suyos.
Por eso, diferentes fuentes coinciden en la idea de plantear una campaña “para pararle los pies a la ultraderecha”, de “ir al cuerpo a cuerpo” y de “respuestas más que de propuestas”.
Según explican, el resultado sirve para visualizar que el ascenso de Vox ya no es una quimera, sino que se ha producido y hay que reaccionar. Así lo ha trasladado Sánchez ante la Ejecutiva del PSOE.
Los miembros del equipo de Sánchez, no obstante, admiten que en la decisión no ha pesado la evidencia de que el calendario permite al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, no pactar nada con Santiago Abascal hasta después de las generales. Es decir, que no se visualizará ese posible acuerdo global hasta después de que se vote en generales.
La decisión rápida evita, según estas fuentes, que se produzca marejada interna en el partido en las comunidades en las que se ha perdido poder y hay que cambiar liderazgos. Ferraz ha pedido a sus federaciones que frenen cualquier movimiento hasta después de las generales. Por ejemplo, se ha frenado la vuelta a la medicina del extremeño Guillermo Fernández Vara.
Incluso, en Moncloa se temía una contestación en esos territorios al propio Sánchez. Ya empezó a ocurrir hace casi un año tras la mayoría absoluta de Juanma Moreno en Andalucía, cuando algunos empezaron a mirar a Sánchez como responsable. El líder socialista logró frenarlo con su estrategia de confrontación con Feijóo y de decisiones más ideológicas o identitarias.
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En esta legislatura, además de las del 28-M, ha habido elecciones autonómicas en Castilla y León, Madrid, Andalucía, País Vasco, Cataluña y Galicia. Los socialistas sólo ganaron en Cataluña, pero no pudieron completar una mayoría suficiente para gobernar.
Está por ver si el desgaste de Sánchez, admitido por él mismo, le lastra aún más el 23 de julio, según explican dirigentes socialistas.