El funeral de Cs desde dentro, con Arrimadas y Villacís en el 'backstage': "Nos echarán de menos"
Los paseantes apenas podían reconocer en el escenario a los 'enterradores' de un partido que hace tres años era la tercera fuerza en España.
31 mayo, 2023 03:16Justo en el momento en que Adrián Vázquez –el actual líder de Ciudadanos– anunciaba a los medios que el partido no se presentará a las próximas elecciones generales, le sonaba el móvil a un fotógrafo. Se escuchó con bastante nitidez. El tono era Highway to hell.
El acta de defunción se había firmado tal que así: con una ejecutiva donde Vázquez y una abrumadora mayoría de naranjas lidiaron con el rock de Francisco Igea... camino del infierno.
Ciudadanos falleció fiel a sus tradiciones. Parafraseando a Lineker, podemos decir que el centro liberal en España es un deporte de Igea contra la dirección donde siempre gana la dirección.
El martes empezó ajetreado. De madrugada, algunos medios de comunicación ya habían publicado que Ciudadanos decidiría no presentarse. Era un ejercicio de política ficción –la Ejecutiva no lo había debatido ni aprobado– pero verosímil, teniendo en cuenta que las filtraciones llevaban la firma de quienes iban a defender esa posición en el cónclave.
A Igea le molestó que esa noticia apareciera en los periódicos antes de debatirse internamente. ¡Para que luego lo acusen a él de garganta profunda! Se plantó Igea en Alcalá, 253 con el gesto torcido. Debido a un arrebato ecologista, ha dejado de bañarse por las mañanas. Ahora se ducha. Y eso encrespa el carácter.
En contra de otras ocasiones, la dirección sí sabía que habría marejada. Adrían Vázquez había pedido al líder castellanoleonés que le enviara un papel con su análisis. Éste lo hizo... y se armó la marimorena.
Básicamente, estas son las dos opiniones contrapuestas: Vázquez –y la práctica totalidad de la Ejecutiva– consideran que el partido debe hibernar y emplear los recursos existentes para preparar las europeas del año que viene. Igea comparte todo esto, pero con una salvedad: la hibernación y posterior descongelación no debe ser capitaneada por quienes han "hundido la organización".
En el papel que había enviado a Vázquez, Paco Igea deslizaba esta hibernación y posterior resurrección con una dirección distinta, pero incluía como primer punto un remedio mucho más "traumático": la disolución de Ciudadanos. Porque "si existimos nosotros, imposibilitamos la aparición de nuevas alternativas que ocupen este espacio".
Se produjo una llamada telefónica entre los implicados. Igea se plantó en Madrid y viajó, quizá por última vez, a la sede de la calle Alcalá, que será desalojada dentro de unos meses.
Uno a uno
Empezó la Ejecutiva. Hablaron, uno a uno, los miembros del Comité. No hubo apenas matices. Eran de la tesis de Adrián Vázquez. Tenía su lógica porque fueron elegidos por él tras el último proceso de primarias.
Igea se ponía nervioso porque tenía que marcharse a Valladolid. Se toma muy en serio su posición de loco solitario en las Cortes de Castilla y León, donde suele sacar de quicio a quien fue su aliado en el Gobierno: Alfonso Fernández Mañueco.
Era una mañana de emoción. Se cruzaban los recuerdos con el cierre de filas en torno a la decisión de no presentarse a las elecciones generales. Tan solo Dimas Gragera, que concurrió el domingo como rival de Rufián en las municipales de Santa Coloma, alzó la voz en sentido contrario. Gragera obtuvo dos concejales y quedó por delante de PP y Vox. Él fue el único en apostar por la existencia de papeletas naranjas en las generales del 23 de julio.
Este periódico se ha puesto en contacto con Francisco Igea, que no ha querido desvelar el contenido de las intervenciones de sus compañeros. Pero sí aporta algunos datos de la suya, que tuvo una duración –según él– de tres minutos. Un tiempo tasado "más reducido" que el que se dio a sus compañeros.
Las palabras de Igea –más o menos las mismas que había enviado por escrito a Vázquez– soliviantaron a muchos de los presentes. Vieron en él al culpable de quebrar el ambiente de "nostalgia y emoción" –son las dos palabras más empleadas por los miembros de la Ejecutiva en charla con este periódico– que se había ido fraguando.
En cuanto terminó, el exvicepresidente de Castilla y León se marchó a Valladolid para cumplir con sus obligaciones en el Parlamento autonómico. A partir de ahí, siguieron las intervenciones. Hubo un receso. Un dirigente de Ciudadanos, teniendo en cuenta las tres horas de cónclave, bromearía al salir: "Sólo ha faltado un discurso de Fidel Castro".
Las palabras de Elena Poptcheva –eurodiputada de Ciudadanos– reflejarían a la mayoría de la organización. Un severo contrapunto a Igea. "Nos hemos puesto todos a aplaudir cuando ha terminado. Ha sido muy emocionante", narra a este diario uno de los presentes. La tesis de Poptcheva había sido más o menos esta: "Nos echarán de menos".
Cuando, por fin, acabó la Ejecutiva, subieron al escenario de la sala de prensa los miembros del Comité. No estaban Inés Arrimadas ni Begoña Villacís. La primera –ya no forma parte de este órgano pero participó en el debate como invitada– se quedó a ver la rueda de prensa mezclada entre los periodistas. La segunda se marchó antes de que concluyera.
Los ciudadanos que pasaban por la calle apenas podían reconocer a quienes estaban en el escenario anunciando el aparente punto final de una organización que hace tan sólo tres años era tercera fuerza en España. Veían a Adrián Vázquez, a Patricia Guasp.
El hecho de que Arrimadas y Villacís estuvieran en el backstage confirmaba que los partidos desaparecen como las personas. Primero se mueren y luego otros celebran el funeral.