"Oa, oa, oa, Feijóo a la Moncloa"; "¡Presidente, presidente, presidente!"; cualquiera que pasara por la calle Génova, entrada la medianoche del lunes, podía pensar que un túnel del tiempo lo había transportado directamente al 23 de julio. Centenares de militantes del Partido Popular, terminado el cara a cara que enfrentó a Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, se apiñaban por el recibidor de la sede nacional.
A las doce y media de la noche, llegaba una furgoneta gris. Los aplausos se reproducían con un efecto dominó. Pero al revés. Desde la calle, subiendo por las escaleras, hasta alcanzar la segunda planta. "¡Un momento, un momento!, que no es él", advertía entonces un cámara de televisión, conforme una mano iba abriendo la puerta.
Y apareció Esteban González Pons, con una media sonrisa, como recién salido de firmar El Escaño de Satanás. Y sin quererlo, se llevó la primera ovación. Total, él acababa de ser testigo directo de "una noche histórica", que así la calificaron sus colegas. "Y nosotros, que nos conformábamos con empatar...", se jactaban en la cúpula de la formación.
[Feijóo firma ante las cámaras un pacto para que gobierne el que gane y Sánchez lo desdeña]
Pasados unos minutos de la llegada del vicesecretario de Institucional, que venía acompañado por dos gallegos de la máxima confianza de Feijóo, Álvaro Pérez y Marcos Román, un coche oscuro dejaba atrás Colón. Esta vez sí. Pancartas en alto: "Es el momento", "Feijóo presidente", vítores... y la última versión del himno del PP, a todo trapo, para recibir al candidato. En volandas.
El primer abrazo que dio Feijóo, atravesado el umbral de la puerta, fue a Marimar Blanco, hermana del concejal de Érmua asesinado hace ahora 27 años. Este lunes, precisamente, coincidía con el aniversario del inicio de la cuenta atrás más agonizante de la democracia española. Feijóo se lo recordó a Sánchez durante el debate.
"Una experiencia para vivirla"
Más bien, se lo recriminó. "Nunca jamás voy a gobernar ni pactar con el brazo político de quienes lo planificaron y atendieron", dijo en una de las muchas referencias a Bildu durante el debate. Después de encontrarse con Marimar, víctima de ETA, agregó: "Es un símbolo de la libertad y de la España constitucional".
Previamente, el presidente de los populares compartió con los suyos las sensaciones que traía de Atresmedia. Reconoció habérselo pasado "muy bien" y casi mostró cierto arrepentimiento por negar los otros seis envites pedidos por su adversario. Ya que con sorna, afirmó: "Es la primera vez que puedo debatir con Sánchez sin límite de tiempo y es una experiencia que cualquiera debería de vivir".
Acto seguido, el aspirante popular presumió de sus fortalezas: "Sabía que mi obligación, con educación, era decir lo que he dicho y más, pero no tuve más tiempo. Y sabía también que la verdad es lo más importante no solamente desde el punto de vista personal y profesional, la verdad tiene que imponerse sobre la mentira".
Sobre el balance del evento televisivo, mostró su creencia de haber "aclarado cuál es la postura definitiva". A su juicio: "Hemos demostrado que somos un partido que sólo merecemos gobernar si ganamos las elecciones. Me llena de orgullo ser el candidato que no está dispuesto a gobernar perdiendo, sino ganando. Lo hemos mamado en esta casa".
Horas después de dejar su firma en un papel que Sánchez desechó, y que comprometía las abstenciones del PP en la hipótesis de que el PSOE gane las elecciones y no tenga mayoría absoluta, Feijóo lamentó: "No he sido capaz a que se comprometa a algo tan elemental como que si él gana, gobierne él. Y si gano yo, nos deje gobernar. Ese absoluto cinismo con los pactos le ha retratado".
Finalizó la arenga emplazando a los suyos a un esprint final: "Vamos a seguir trabajando la campaña, pero no os oculto que los días serán muy apasionantes. Hoy España nos conoce mejor, ha visto un partido ubicado en la centralidad del tablero político, un partido honesto que no quiere gobernar si no gana".
En definitiva, resumió Feijóo: "Han visto a un presidente que no tiene pactos con nadie salvo con la mayoría de los ciudadanos (...), que se ha comprometido a no mentir a los ciudadanos. Los extremos valen para bloquear, no para gestionar".
Dicho lo cual, clamó por un "Gobierno sin trampa ni cartón, sin intermediarios", y vaticinó que "muchos votantes de Vox volverán al PP", al igual que muchos socialistas "que están callados por respeto a la historia de su partido", harán lo propio. Aunque no lo dijo, se palpaba en el ambiente: el PP se siente, desde este lunes, más cerca de poder gobernar.