Miguel Ángel Rodríguez formó parte del equipo que preparó con Alberto Núñez Feijóo el debate frente al presidente del Gobierno. Así lo ha contrastado este diario de fuentes solventes. El asesor de cabecera de Isabel Díaz Ayuso integró la nómina de personas que asesoraron al candidato del Partido Popular.
Génova decidió no incluir a Rodríguez en esas fotografías de entrenamiento enviadas a los medios de comunicación. En ellas se pudo ver a Marta Varela –su jefa de gabinete– y a Esteban González Pons, que negoció con Atresmedia las condiciones de la cita. Sin embargo, Rodríguez también despachó con Feijóo.
El fichaje entraña una derivada interna importante: en tiempo de Casado, Rodríguez fue todo un archienemigo para Génova. Era impensable que paseara por la zona noble de la sede del PP. El veterano asesor le ganó la partida estratégica a García Egea sobre los contratos del hermano de Ayuso con la Comunidad de Madrid, lo que provocó la caída de la dirección nacional. Si Rodríguez ha ayudado a Feijóo, es la muestra de que el clima en el partido es mucho mejor que hace año y medio.
La presencia del veterano asesor traslució en el rasgo más inesperado de todos los exhibidos por el gallego mientras duró el cara a cara: su combatividad. No acostumbra Feijóo a mostrarse como un contendiente combativo. Cuando lo hace, además, le cuesta coger temperatura. Sin embargo, ya desde su primer turno de palabra, combinó su prototípica serenidad con duros golpes a su adversario.
En el saludo, Sánchez intentó dibujar una suerte de cobardía en Feijóo por no haber aceptado más de un debate. Lo que no esperaba es que la réplica del gallego incluyera dos directos a la mandíbula. El primero: le recordó que él no quiso debatir con Casado en la campaña anterior. El segundo: le dijo que, si tarda "cuatro días" en preparar cada debate, necesitaría un total de veinticuatro para los seis encuentros que propuso.
Sánchez intentó salir del paso mostrando su sorpresa por el "sentido del humor" de Feijóo. Y Feijóo volvió a golpear: pese al sentido del humor que "tienen los españoles", lo de que "la economía va como una moto" es "una falta de respeto".
Resulta difícil clarificar en un debate qué frases o argumentos son obra de cada cual. En las campañas, suele ser un ejercicio típico de arqueología periodística. Rodríguez, por ejemplo, inventó el "váyase, señor González" y el "comunismo o libertad". En el caso de Feijóo, no hubo frases redondas, pero sí un tono muy similar al que insufló Rodríguez a Aznar y al que insufla ahora a Ayuso.
Rodríguez, y por ende Ayuso, son expertos en el enfrentamiento con Sánchez. En plena pandemia y en esa guerra con Moncloa, nació el personaje popular en que se ha convertido la presidenta de la Comunidad de Madrid.
La clave: 1993
Pero hay un paralelismo más importante debido a los parecidos que entraña. El sello de Rodríguez planeó sobre el tono contundente y a ratos incluso agresivo de Feijóo. El gallego llegó a decirle a Sánchez que no distinguía verdad y mentira; y que eso se debe a algo "patológico".
Miguel Ángel Rodríguez fue el principal entrenador de Aznar en los primeros debates de la Democracia, que tuvieron lugar justo hace treinta años, en 1993. Precisamente, el partido de ida se jugó en Antena 3. En las imágenes de entonces, puede verse a Rodríguez entrando a las mismas instalaciones detrás del presidente y en posesión de una carpeta.
Aquel día, Aznar salió en tromba. Como lo hizo Feijóo este lunes. En su primera intervención, el entonces jefe de la oposición golpeó: "La política del gobierno socialista ha generado paro, corrupción y despilfarro". A partir de ahí combinó la profusión de datos con los rejonazos a González. Igual que Feijóo.
Aznar y Feijóo repitieron en varias ocasiones –quizá sea casualidad– el adjetivo "arrogante" para referirse a su rival. Aznar le decía al presidente del Gobierno que no le descentrara con "vana palabrería". Feijóo le decía al presidente del Gobierno que no le "enredara" con lo mismo.
Aznar era un candidato que había sido ninguneado por González con cierta efectividad. Hasta aquel día, muchos no se lo imaginaban como un posible presidente del Gobierno. El cuerpo a cuerpo con el presidente, sin despreciar los argumentos ad hominem, generó un clima asombroso para el público en general.
Las muecas de estupefacción de González ante los ataques son perfectamente asimilables a las de Sánchez. El presidente socialista estuvo a punto de morir en un accidente de avión la noche anterior. A eso se juntó que no se tomó demasiado en serio la cita: no invirtió lo que los asesores llaman "tiempo de calidad".
Como en aquel 1993 sí hubo partido de vuelta, González se esmeró y se puso las pilas con el asesoramiento de "los Migueles": José Miguel Contreras y Miguel Barroso. De hecho, Barroso llegó a hacer de sparring con trabajadas imitaciones de Aznar. La segunda cita, finalmente, cayó del lado del PSOE, que además ganó las elecciones. Sin embargo, aquel debate marcó un antes y un después.