Pedro Sánchez ha frenado a la derecha y está en condiciones de seguir siendo presidente del Gobierno. El candidato socialista ha logrado un gran éxito al dar la vuelta a las expectativas que auguraban una gran victoria del PP y la posibilidad de que sumara por encima de los 176 escaños para formar un Gobierno de la derecha y la extrema derecha.
Su leyenda de resistente y de táctico eficaz y valiente se acrecianta hasta el infinito. Seguirá en la Moncloa, al menos unos meses, y es posible que unos años. Por eso los socialistas están eufóricos y su liderazgo muy reforzado, aunque ahora tengan que afrontar una situación política complicada.
Queda una arirmética parlamentaria muy difícil de gestionar, pero Sánchez es el único con opciones de ser investido, aunque sea difícil. En el horizonte está una posible repetición electoral a final de año, que supondría que no habría Gobierno antes de abril de 2024.
Alberto Núñez Feijóo ha ganado las elecciones según el recuento provisional, ha logrado 136 escaños, 47 más de los que lo logró en 2019, pero queda muy lejos de la mayoría que pretendía y de la que necesitaría para sumar con Vox. Su victoria es muy amarga, porque no va a lograr sacar a Sánchez de la Moncloa.
El PP creó expectativas de mayoría suficiente para gobernar y ha quedado muy lejos de esa posibilidad, hasta el punto de que el liderazgo de Feijóo se volverá a poner en cuestión.
El PSOE ha logrado 122 escaños, dos más de los que tenía antes. Es decir, pese a estar muerto en las elecciones del 28-M, el líder socialista ha conseguido con su arrojo seguir vivo tras las generales, cuando ya se hacían quinielas en el PSOE sobre su relevo.
Sumar, la coalición de Yolanda Díaz, se queda en 31 escaños, menos que los que tuvo Unidas Podemos y los demás partidos que la forman. No ha superado a Vox como tercera fuerza, pero su ventaja es que está en condiciones de reeditar una coalición de izquierdas.
Vox ha perdido 19 escaños -de 52 a 33- y, además, la extrema derecha pierde cualquier posibilidad de entrar en el Gobierno o determinar una mayoría parlamentaria. Pasa a ser irrelevante.
El actual presidente del Gobierno sí estaría en condiciones de reeditar la coalición con Sumar y buscar un acuerdo con partidos separatistas como ERC, Bildu y PNV, que ya le facilitaron la investidura en 2019 y que le han apoyado durate la legislatura. La única diferencia es que ahora necesitaría a Junts, el partido de Carles Puigdemont.
El llamado “Gobierno Frankenstein” puede estar en condiciones de reeditarse en la investidura prevista para septiembre, aunque con algunos escaños menos, lo que le complica notablemente la vida a Sánchez. Todos esos partidos independentistas subirán ahora el precio.
Más dificultades para Sánchez
La dificultad es que ahora Bildu ha superado en escaños al PNV y en 2024 debe haber elecciones autonómicas en el País Vasco. Esa pugna lleva también a una pelea por subir el nivel de exigencia a Sánchez. Bildu se abstuvo en 2019 y ahora es preciso su sí, que se antoja bastante posible.
Si logra la investidura, Sánchez tendrá más difícil gobernar porque disfrutará de menos margen de maniobra y de "geometría variable" para aprobar iniciativas, leyes y Presupuestos.
Para empezar, sobre la mesa estará la petición de un referéndum de autodeterminación que exigen los independentistas catalanes, que el propio Sánchez ha admitido que no es posible constitucionalmente.
ERC y Junts han tenido malos resultados en Cataluña y en 2024 es posible que haya elecciones autonómicas. Por el momento, Junts ya aseguró anoche que no facilitará la estabilidad del Gobierno. Esa vía es muy complicada.
Si no se lograra ese acuerdo, deberían repetirse las elecciones, probablemente, en el mes de diciembre, lo que supondría que no hay Gobierno hasta marzo o abril. Para eso es necesaria una investidura fallida.
Feijóo ha hecho saber que se presentará a una investidura, aunque es imposible que la saque adelante. Sí conseguirá así poner en marcha el reloj para una hipotética repetición electoral, si es que Sánchez no logra su propósito. Esa hipotética repetición sería en enero y habría Gobierno en abril.
El PSOE ha resistido tanto que durante el recuento fue en muchos momentos por delante del PP, incluso en votos cuando los populares les superaban en escaños.
Curiosamente, el desgaste del Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos lo han pagado más los barones regionales y los alcaldes socialistas que el propio Sánchez. El PSOE sólo ha ganado en Cataluña -con una rotunda victoria- y Navarra, pero han empatado en Extremadura, Cantabria, Baleares y La Rioja.
El "pinchazo" del PP llega, sobre todo, porque en Andalucía y Madrid ha ganado, pero por menos distancia de la prevista.