El presidente en funciones, Pedro Sánchez, y la presidenta saliente del Congreso, Meritxell Batet, en la pasada legislatura.

El presidente en funciones, Pedro Sánchez, y la presidenta saliente del Congreso, Meritxell Batet, en la pasada legislatura. EP

Política LA INVESTIDURA

El PSOE negocia con los separatistas una Mesa dispuesta a tramitar la ley de amnistía

La salida de Batet facilita el bloque de Sánchez, después de que la líder del PSC vetara hace un año una iniciativa similar, según fuentes 'indepes'.

9 agosto, 2023 02:40
Alberto D. Prieto Diego Rodríguez Veiga

La salida de Meritxell Batet de la Presidencia del Congreso es sólo el primer señuelo público de una negociación que trata más de ideas que de nombres. La clave, según fuentes consultadas en el entorno independentista, es conformar una mayoría en la Mesa que sea capaz de tramitar una ley de amnistía. Ni Junts ni ERC exigen, de momento, que el PSOE acepte -ni siquiera en privado- que apoyarán esa iniciativa. Basta, de momento, encontrar los nombres de cinco diputados aceptables por todo el bloque que necesita reunir Pedro Sánchez y dispuestos a no vetar la tramitación de la norma.

Una solución para dar satisfacción a la exigencia de la amnistía para los implicados en el procés independentista catalán es clave para que el PSOE pueda siquiera soñar con el  de Junts en una eventual investidura de reelección de Sánchez. Esa condición es necesaria para armar un acuerdo antes del día 17, cuando se constituye el Congreso. Aunque probablemente no sea suficiente para que ese mismo bloque incluya al partido de Carles Puigdemont apoyando la investidura del líder socialista.

De momento, y tras las presiones de todos sus socios y aliados, el gesto del PSOE ha sido apartar a Batet, a la que elegantemente se ha permitido anunciar que no quería "repetir". Sin embargo, fuentes del entorno del presidente ya advertían hace una semana que su figura era "un escollo para los independentistas". No sólo por ser una líder destacada del PSC, sino por acciones muy concretas en las dos legislaturas en las que ha ejercido como presidenta de la Cámara Baja.

Para empezar, la Mesa del Congreso presidida por ella impidió el 23 de marzo de 2021 la tramitación de una proposición de ley de amnistía presentada por ERC, Junts, la CUP y el PdeCAT para amnistiar a todos los procesados y condenados no sólo por el proceso independentista catalán del otoño de 2017, sino también por la consulta soberanista de 2014 puesta en marcha por Artur Mas.

El PSOE unió sus votos a los del PP y los de Vox en el órgano rector de la Cámara para no aceptar ni siquiera que el debate de toma en consideración de la iniciativa. La decisión se apoyó en un informe de los letrados del Congreso, que estimaron inconstitucional el contenido de la proposición de ley al equivaler a un indulto general del que se beneficiaría una pluralidad de personas. La Constitución prohíbe los indultos generales.

De las cuatro formaciones con asiento en la Mesa de la Cámara en la pasada legislatura, sólo Unidas Podemos apoyó que se calificara la iniciativa para que, al menos, pudiera debatirse. El tema volvió a debatirse en la Junta de Portavoces, donde socialistas, populares y Vox mantuvieron la misma posición, y a sus tesis se unió también Ciudadanos.

La última palabra sobre el recurso interpuesto por los proponentes la tenía la Mesa, que el 11 de mayo de 2021 confirmó el veto a la tramitación de la proposición de ley de amnistía, de nuevo con los votos del PSOE, PP y Vox.

Cuatro 'indepes' suspendidos

Los independentistas catalanes también reprochan a Batet que en la brevísima XIII legislatura (la que se inició tras las elecciones generales de abril de 2019, repetidas en noviembre de ese mismo año) suspendiera en el ejercicio del cargo de diputados a los cuatro líderes del procés que estaban siendo juzgados por el Tribunal Supremo: Oriol Junqueras, Jordi Turull, Josep Rull y Jordi Sànchez. Lo mismo sucedió con Raül Romeva en el Senado, decisión en la que Batet nada tuvo que ver al tratarse de la Cámara Alta.

La Mesa del Congreso suspende a los cuatro diputados catalanes presos.

En todo caso, en el Congreso la decisión la tomó la Mesa y no su presidenta. Los cinco encausados por el procés habían sido elegidos miembros de las Cortes Generales en los comicios de abril de 2019. Pese a encontrase en prisión preventiva y en pleno juicio ante la Sala Penal, la ley no impide presentarse a cargos electos.

El Tribunal Supremo permitió la excarcelación de los cinco para tomar posesión de sus escaños. Lo hizo en un auto en el que ya advertía de que "el ejercicio efectivo del cargo para el que han sido elegidos puede verse afectado, en su caso, en la medida en que se pretenda su ejercicio de una manera incompatible con la situación cautelar de privación de libertad en la que en este momento se encuentran".

El Tribunal Supremo aludía a que el propio Reglamento del Congreso prevé la suspensión del ejercicio de la función parlamentaria cuando el diputado "se hallare en situación de prisión preventiva y mientras dure ésta" (artículo 21). Y recordaba que la aplicación de ese precepto correspondía a la Mesa de la Cámara, no al tribunal.

La presidenta Batet trató de ganar tiempo y de que fuera el Tribunal Supremo -no la Mesa- el que suspendiera a los diputados independentistas. Para ello, envió al Tribunal Supremo un escrito en el que "interesaba" que la Sala Penal informase sobre la "posible aplicación" del artículo 384 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Este precepto establece la suspensión cautelar en el ejercicio de cargos públicos a los procesados por rebelión o terrorismo que se encuentren en prisión preventiva.

Oriol Junqueras, presidente de ERC, saluda a Pedro Sánchez en el Congreso.

Oriol Junqueras, presidente de ERC, saluda a Pedro Sánchez en el Congreso. Efe

Batet indicaba en su escrito que "necesitaría conocer el modo en que esta condición procesal [de prisión] afecta al ejercicio por los mismos de las funciones propias de su cargo" y aludía a las "posibles dudas que se suscitarían sobre la aplicación del artículo 21.1.2 del Reglamento" del Congreso.

En su respuesta, el Tribunal Supremo se limitó a recordar el auto en el que concedió una autorización "excepcional" a los cinco acusados para que acudieran a las Cámaras a tomar posesión del escaño, confirmando expresamente la prisión preventiva de todos ellos.

"La configuración constitucional del Tribunal Supremo hace inviable la elaboración del informe requerido por V. E. De ahí la necesidad de limitarnos a reiterar lo que ya fue razonado en nuestro auto, debidamente comunicado a esa Presidencia. A lo allí expuesto nos remitimos", añadía la Sala.

Tras pedir un informe a los letrados del Congreso, que estimaron que los diputados encausados en el procés debían ser suspendidos automáticamente, la Mesa tomó esa decisión con los votos de PSOE, PP y Ciudadanos.

El PSOE y los 'indepes'

Aunque las negociaciones entre el PSOE y Junts se prolongarán hasta el último minuto, los socialistas cuentan con que su bloque se pueda hacer con cinco de los nueve asientos que componen la Mesa del Congreso. Pero, para eso, también van a necesitar el apoyo de fuerzas como el PNV o el propio partido de Carles Puigdemont, por eso será una especie de primera vuelta de la investidura.

En esa dirección, la salida de Batet también sirve para calmar los ánimos de los independentistas en medio de la negociación. Contando con los 171 apoyos que recaba el bloque liderado por Sánchez frente a los 172 de Alberto Núñez Feijóo, los socialistas necesitarían que Junts votase a favor de Batet para que siguiera siendo presidenta del Congreso.

La animadversión hacia la todavía presidenta de la Cámara Baja no es sólo por lo que haya ocurrido en el Congreso, sino que también guarda claves de política catalana. Batet, a fin de cuentas, lideró la lista del PSC en Barcelona en unas elecciones en las que los socialistas arrasaron en Cataluña, con 19 escaños que relegaron a las fuerzas independentistas a un plano muy menor (hasta el PP sacó más votos que ERC y que Junts).

Sin embargo, aunque la caída de Batet facilite que el bloque de Sánchez pueda hacerse con cinco puestos en la Mesa, la duda es qué partidos asumirán esa cuota mayoritaria. La salida más fácil es que, en un reparto similar al de la pasada legislatura, tres de ellos vayan para el PSOE y otros dos para Sumar.

Pero parte del PSOE defiende que se le puede dar un asiento a los nacionalistas –ya sean los de Junts, ERC o el PNV– para amarrar mejor su apoyo, no sólo en la Mesa, sino también la investidura y, luego, la gobernabilidad.

El problema, según apuntan fuentes socialistas, es qué grupo es el que debe tener un asiento, ya que tanto el partido de Puigdemont como el de Junqueras han sacado siete escaños y el PNV es tan importante como los demás para la investidura en términos aritméticos. Además, si el PP no tira la toalla y trata de convencer a los jeltzales, podría ofrecerles un asiento en la Mesa.

"Será del PSOE"

En las negociaciones que está habiendo, el PSOE también está ofreciendo a Junts y a ERC la capacidad de formar grupo propio, algo que ambos partidos no podrían sin la ayuda socialista, ya que no consiguieron el objetivo de conseguir el 15% de los votos en todas las circunscripciones por las que concurrieron.

La salida de Batet también ha abierto una especie de cisma entre el PSOE y el que sería su socio de coalición, Sumar. Varias voces de la coalición liderada por Yolanda Díaz se han abierto a que la presidencia de la Mesa no sea del PSOE.

Esta idea la han abonado, desde el exterior de Podemos, figuras como Pablo Echenique o Pablo Iglesias, pero ha sido secundada por figuras más vinculadas a Sumar como Enrique Santiago (PCE) o Joan Baldoví (Compromís), que dijo este martes que el cargo no tiene "por qué ser sí o sí" para el PSOE.

Pero los socialistas rechazan absolutamente esta posibilidad. Así lo aseguran tanto desde Ferraz como desde el entorno de Batet. "Está convencida de que se formará una mayoría progresista en la Mesa de cámara, presidida por una candidata o candidato socialista", aseguran fuentes cercanas a Batet.