Los primeros indicios de una Mesa del Congreso teñida de rojo socialista han sido suficientes desmembrar la unidad de acción en el bloque de la derecha. Con la votación perdida desde primera hora de la mañana, PP y Vox han votado por separado la elección de la Presidencia y de las cuatro vicepresidencias y secretarías de la Cámara Baja, dejando a los de Santiago Abascal sin representación. Esto pone en entredicho el apoyo de Vox a una hipotética votación de investidura de Feijóo, algo que se daba por asegurado.
Así lo aclaran las fuentes parlamentarias consultadas por este periódico. Una vez que los diputados de Junts y ERC anunciaron que cederían sus votos a Francina Armengol, el PP anunció a Vox que no le cedería ningún puesto en la Mesa. Como represalia, los de Santiago Abascal decidieron romper desde la primera votación y votarse a sí mismos en lugar de a la candidata de consenso de la derecha, Cuca Gamarra.
"Vox está votando a su propio candidato, Ignacio Gil Lázaro, después de que esta mañana el PP haya confirmado que no ayudará a Vox a conseguir un puesto en la Mesa", señalaba esta mañana la formación de extrema derecha, aquejando que "es la segunda vez en democracia que la tercera fuerza parlamentaria no está representada en la Mesa".
[Armengol, presidenta del Congreso con mayoría absoluta con el voto de los separatistas]
El líder de Vox, Santiago Abascal, ha sido crítico con la maniobra de los populares: "Estamos algo perplejos, porque no parece que impedir que la tercera fuerza política de España quede fuera de la Mesa del Congreso de los Diputados sea recuperar la normalidad democrática y la neutralidad de las instituciones".
Por ello, ha exigido "explicaciones" de los populares antes de posicionarse sobre su apoyo a Alberto Núñez Feijóo en una votación de investidura. En la rueda de prensa posterior al pleno de conformación de la Cámara Baja, Abascal ha evitado garantizar los votos de Vox.
Pese a todo ello, Abascal ha querido poner el foco en dos cuestiones ajenas al PP: el hecho de que la Mesa haya sido "pactada y repartida con un acuerdo con los enemigos de España", un acuerdo "que se ha realizado con golpistas y con un prófugo de la Justicia" que ha calificado de "insulto" y de "vergüenza"; y, en segundo lugar, en los juramentos del cargo de algunos diputados, que ha tildado de "completamente ilegales" porque "contradicen el espíritu de aquellos que quieren o queremos mostrar lealtad a la Constitución y respeto a las leyes".
Composición de la Mesa
Las cuentas quedan como siguen. El PSOE y Sumar contarán con cinco de los nueve puestos en la Mesa del Congreso, lo cual les permitirá agilizar los procesos parlamentarios y controlar los ritmos de la Cámara. El PP, por su parte, tendrá sólo cuatro y Vox quedará fuera del órgano.
Alberto Núñez Feijóo lleva días presumiendo de tener atados 171 votos a favor de su investidura, 172 si se cuenta el itinerante apoyo de Coalición Canaria. Más, decía, que los confirmados por los aliados de Pedro Sánchez, quien hasta último momento no consiguió amarrar los siete escaños clave de Junts.
Sin embargo, el PSOE pactó, y ese pacto fue suficiente para romper en dos a la derecha. El tándem de Sánchez y Yolanda Díaz ha logrado 178 votos para su candidata, Francina Armengol, y Feijóo sólo ha recabado 139 (sus 137, el de UPN y el de CC) para la suya, Cuca Gamarra. Vox, declarado en rebeldía, delegó sus 33 apoyos en Ignacio Gil Lázaro.
Tanto ERC como Junts han querido mantener en el aire el sentido de su voto hasta este jueves por la mañana para presionar a los socialistas a llegar a acuerdos con el independentismo catalán. En ambos casos expresan que el pacto al que se ha llegado ha sido para conformar la Mesa del Congreso, pero que ello no implica que apoyen la investidura de Pedro Sánchez. Del mismo modo, la ruptura de PP y Vox no significa nada a efectos de la investidura.
Eso no quita que la izquierda esté de celebración. Desbloquear la Mesa del Congreso (la primera votación de la legislatura) en un Parlamento tan fraccionado es un debut de ensueño para Sánchez, quien ya ha demostrado que puede armar una mayoría "plurinacional" para recuperar las llaves de la Moncloa.