Moncloa se lanza a aprovechar las debilidades de Feijóo y a desgastarle antes de su investidura

Los argumentarios internos y, por tanto, las declaraciones de sus dirigentes y miembros del Gobierno en funciones van dirigidos a constatar la imposibilidad de tal investidura, puesto que el PP va de la mano de Vox. Algo que resulta incompatible con los partidos independentistas o nacionalistas.

La primera vía que cierran es la de un hipotético acuerdo con el PSOE para que gobierne el PP, algo que nunca han contemplado seriamente los socialistas, ni le han dedicado siquiera un minuto.

[La recta final de la negociación PSOE-Junts coincidirá con la vista del Tribunal de Cuentas]

Desde Ferraz ven con malestar la insinuación permanente del PP sobre la posibilidad de que diputados socialistas rompan la disciplina de voto y terminen apoyando la investidura de Feijóo. Algo que, sostiene la dirección del PSOE, supone insultar a los diputados socialistas al considerar que pueden actuar como tránsfugas.

En todo caso, las listas de las elecciones generales del 23 de julio fueron elaboradas con un férreo control de la dirección federal y, por tanto, sin opciones de que se produzcan tales “traiciones”.

Moncloa espera que el líder del PP pida la próxima semana una reunión con el Grupo Socialista. Aunque aún no hay decisión todavía, es muy probable que quien acuda a dicho encuentro sea el portavoz Patxi López.

Mientras, el Gobierno ya negocia con los posibles socios de la investidura, es decir, PNV, Bildu, ERC y Junts. Feijóo quiere reunirse con todos estos partidos, salvo con Bildu, y el PSOE explica que es imposible que alguno de ellos apoye la investidura del líder del PP, entre otras cosas, porque ya negocian con los socialistas.

Respecto a Junts, fuentes de la dirección del PSOE subrayan que la decisión de Feijóo de reunirse con el partido de Carles Puigdemont y las declaraciones de sus dirigentes, como Esteban González Pons, defendiendo ese diálogo, legitima la negociación de Sánchez con este partido.

La lectura de los socialistas es que no es posible el acuerdo entre PP y Junts, entre otras cosas, porque Vox entra en la ecuación y porque el debate de investidura será el 26 de septiembre, es decir, en vísperas del aniversario del 1-O. Una fecha muy inoportuna para los independentistas, cuyo verdadero interés en la Generalitat y las próximas elecciones autonómicas.