El lehendakari, Íñigo Urkullu, propone una nueva España y cree que es el momento de hacer una reinterpretación de la Constitución de 1978, sin necesidad de reformarla, para avanzar en el "autogobierno" no sólo del País Vasco, también de Navarra, Cataluña y Galicia. Plantea, además, un pacto con el Estado que reconozca la "capacidad de decidir" en estas comunidades autónomas y pide a Pedro Sánchez dar pasos para que España se convierta en una "confederación" de estados.
Para conseguirlo, el dirigente del PNV, partido con el que el PSOE negocia reeditar un nuevo Gobierno, propone celebrar una "convención constitucional" en el plazo de un año "para pactar una interpretación sobre aquello que la Constitución de 1978 no ha resuelto bien en relación con la cuestión territorial".
Si bien admite que no existe "una fórmula mágica ni un camino expedito" para dar solución a esta cuestión, Urkullu apuesta, en un artículo de opinión publicado este jueves en El País, por lograr "una salida a la actual encrucijada política" de "forma flexible y creativa". "Ahora se abre una nueva oportunidad y puede ser el momento de dar nuevos pasos", afirma.
Desde el Gobierno, el ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, ve "muy legítima" esta propuesta, aunque ha destacado que no es la del Ejecutivo.
Esta tribuna se publica un día después de que Urkullu mantuviera una conversación telefónica con el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el marco de la ronda de contactos para los apoyos a la investidura. Tanto Feijóo como Urkullu calificaron la conversación de "franca y provechosa para el presente y futuro" del País Vasco.
Convención constitucional
Para lograr su objetivo, el lehendakari pone sobre la mesa un "doble pacto". El primero consistiría en firmar -el Estado y el Gobierno vasco- un acuerdo preliminar de bases para la "convocatoria y desarrollo" de una convención constitucional "sobre el autogobierno". Esas bases incluirían principios como "el cumplimiento íntegro de los marcos estatutarios, el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado, la bilateralidad, el sistema de garantías o la capacidad de decidir pactada".
El segundo de los pactos aboga por celebrar dicha "convención constitucional" en el plazo de un año con el objetivo de analizar "el alcance actual y futuro de la disposición adicional primera de la Constitución" -es decir, el amparo y respeto de los derechos históricos de los territorios forales-, "el autogobierno de las comunidades de raíz foral" o, incluso, "el autogobierno de las nacionalidades históricas".
Horizonte confederal del Estado
En el artículo, titulado Autogobierno vasco y modelo plurinacional del Estado, si hay voluntad es posible el acuerdo, Íñigo Urkullu deja muy claro cuál es su posición sobre España al definirla como una "nación foral", una "unión voluntaria", un modelo de "federalización asimétrica" y de "bilateralidad efectiva", con un "horizonte confederal del Estado", pero siempre con garantías de cumplimiento de lo acordado.
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Si bien Urkullu reconoce que la Constitución de 1978 "intentó abrir un camino" para que las comunidades autónomas tuvieran un papel más participativo, alerta de que desde entonces ha habido "intentos de involución" como la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (Loapa), "que promovió el café para todos igualando por abajo para recortar por arriba". El lehendakari pone otros ejemplos de involución como las leyes de bases y las comisiones sectoriales u otro tipo de foros autonómicos, "para adoptar decisiones que afectan al autogobierno, en base a las mayorías políticas en el Estado".
Para el dirigente del PNV los cambios que se esperaban desde 1978 se quedaron "en una descentralización política y administrativa" y lamenta que no se fuera más allá, ya que "no se descentralizó el poder judicial, no se quiso hacer del Senado una auténtica Cámara de representación territorial y se diseñó un Tribunal Constitucional como árbitro entre el Estado central y las comunidades".
"Es momento de nuevos pasos"
Convencido de que ahora "puede ser el momento de dar nuevos pasos" y poniendo énfasis en la palabra "acuerdo" en varias ocasiones, Urkullu considera que "debemos ser capaces de encontrar los mimbres constitucionales y legales pertinentes para dar forma jurídica a un nuevo pacto, utilizando la vía de la actualización de los derechos históricos, tal y como establece la disposición adicional primera de la Constitución".
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En este punto, el lehendakari insiste de nuevo en la figura de la convención constitucional para resolver la cuestión territorial "sin necesidad de modificación previa de la Constitución" para avanzar "en el País Vasco y, en su caso, también de Navarra y el resto de comunidades históricas".
"Se presenta la ocasión de avanzar. Debemos tener presente de dónde venimos, ser conscientes de lo que podemos y no podemos hacer en esta coyuntura. Se trata de establecer hacia dónde vamos y lo que tenemos que hacer para lograrlo, porque tenemos la posibilidad de evolucionar progresivamente y desarrollarnos en nuestro ser", finaliza Urkullu.
La respuesta de Calviño y Bolaños
La vicepresidenta primera del Gobierno en funciones, Nadia Calviño, ha reconocido este jueves que "evidentemente siempre hay capacidad para mejorar" en la articulación de un Estado descentralizado, al hilo de la petición pública de Íñigo Urkullu de avanzar en los autogobiernos sin tocar la Constitución.
Calviño ha dicho en una entrevista en la SER que no le sorprende la propuesta de reinterpretar la Constitución para avanzar en los autogobiernos autonómicos, de forma conjunta con el Estado, porque esa aspiración entiende la también ministra de Asuntos Económicos en funciones que está dentro de los "requisitos" de los partidos nacionalistas, como el PNV de Urkullu.
Pese a indicar además que le parece "prematuro" pronunciarse a fondo sobre esa propuesta de Urkullu, ha apuntado que "evidentemente siempre hay capacidad para mejorar cómo funcionan nuestros sistemas" y ha puesto como ejemplos la consolidación de la Conferencia de Presidentes, "una institución que no se utilizaba en gobiernos anteriores y tremendamente útil", y la mayor coordinación lograda en materia sanitaria.
Por su parte, el ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, ha valorado la propuesta "muy legítima" de Urkullu, aunque ha subrayado que esa no es la del Gobierno y ha remarcado que todo lo que sea un "debate constructivo con aportaciones" siempre es positivo.
"Todo el mundo es consciente de que nos tenemos que entender entre diferentes", ha añadido.
Reacción del PP
Preguntado por la tribuna de Urkullu, el PP no se ha mostrado sorprendido por las peticiones del lehendakari. "Lo que he leído no me suena a nuevo, es algo que ya hemos oído en demasiadas ocasiones", ha reaccionado el vicesecretario de Cultura del PP, Borja Sémper, quien agradece que al menos las propuestas del lehendakari se dan "dentro de la Constitución", lo que constituye "una diferencia notable con respecto a los independentistas catalanes".
Sin embargo, para Sémper antes que "reinterpretar la Constitución" habría que "recuperarla", "recuperando los principios constitucionales" para "caminar juntos". Para Sémper, ahora no toca hablar de cuestiones territoriales: "Creo que el guión tiene que estar protagonizado por otros temas porque ahora mismo no hay un problema en Euskadi con España".
"Euskadi tiene un problema de gestión, yo que soy vasco veo cómo se están cerrando quirófanos y Osakidetza -el Servicio Vasco de Salud- lo sufre, las políticas de protección social también sufren, etc. Me gustaría que habláramos de estas cosas, pero entiendo que los nacionalistas tienen otro guión", ha añadido.