Controlar la Mesa y la Presidencia del Congreso de los Diputados es muy importante. Ocurre a veces, sobre todo a medida que las legislaturas avanzan, que sus labores organizativas y burocráticas se acaban dando por hecho por monótonas, pero es en los pequeños detalles en los que la tercera autoridad del Estado demuestra tener una enorme influencia en el devenir parlamentario. Ocurrió hace dos semanas al decidir la fecha de la investidura de Feijóo, hace una para darle grupo propio a ERC y Junts pese a que no cumplían los requisitos, y ha ocurrido este martes para organizar los asientos de sus señorías durante los próximos cuatro años.
Así lo ha hecho la nueva presidenta de la Cámara, Francina Armengol, con los votos del PSOE y de Sumar y la abstención del PP, los únicos con representación en la Mesa. Esta vez el Congreso estará más fraccionado que nunca, tanto es así que dos de los cuatro principales partidos estarán partidos en dos secciones en el hemiciclo. Es en este tipo de casos en los que se nota quién rema a favor de la mayoría y quién tiene representación en el órgano.
La disposición, según confirman fuentes parlamentarias cercanas a la Presidencia del Congreso, queda como sigue: PSOE a la izquierda, compartiendo sección con los tres diputados del Grupo Mixto y los siete de Junts; y PP a la derecha, junto a Vox y ocupando más de la mitad del gallinero, que es como se conoce a las dos últimas filas que todos los partidos intentan evitar cada legislatura.
La sopa de letras empieza en el triángulo central, repartido con parte del Grupo Socialista, de Vox, y la totalidad de Bildu, ERC, el PNV y Sumar. El partido de Yolanda Díaz, además, tendrá a dos diputados en islote (separados del grupo principal), rodeados por otras cinco formaciones y sentados al lado de la formación de extrema derecha.
A efectos de exposición, el PNV seguirá en primera fila pese a tener menos escaños que ERC, Bildu y Junts, y los diputados de Vox quedan postergados a filas superiores pese a ser el tercer grupo parlamentario de la Cámara. Según revelan desde el equipo de la presidenta, el reparto se ha hecho siguiendo "criterios históricos [con los grupos mayoritarios en izquierda y derecha], de representatividad [cercanía a la tribuna de oradores y buena visibilidad] y accesibilidad [acceso directo a pasillos]".
Las mismas fuentes recalcan que la mayoría progresista también ha aprobado una nueva distribución de los espacios de trabajo para los diputados. A partir de ahora, habrá una media de entre 19 y 20 metros cuadrados de espacio por parlamentario que incluirá salas de reuniones, despachos y personal de apoyo, y que garantiza un reparto equitativo entre los grupos mayoritarios, según explican desde la Presidencia del Congreso.