El estreno de Borja Sémper como orador en el Congreso de los Diputados, el pasado martes, estuvo acompañado de polémica. Su decisión de pronunciar frases en euskera molestó a algunos diputados de su partido, que no entendieron la estrategia a la que recurrió para poner de relieve que ya se permite el uso de las lenguas cooficiales en el Hemiciclo.
Pese a la crítica interna, Alberto Núñez Feijóo ha decidido encomendarle este jueves la defensa de la enmienda a la totalidad registrada por el grupo parlamentario popular a la reforma del Reglamento. Eso sí, el segundo discurso del portavoz será íntegramente en español, según ha podido saber EL ESPAÑOL.
En la dirección del PP, lejos de secundar las quejas proferidas por varios diputados de forma anónima contra Sémper, han cerrado filas con él y le han brindado un apoyo explícito. Fuentes de Génova consideran que si hubo algo de su intervención que no gustó en la bancada, era tan sencillo como trasladarlo personalmente a la dirección, no airearlo para "desviar el foco de lo importante".
Además, los principales dirigentes populares, como recogió este periódico, siguen considerando acertada la actuación de Sémper. Así lo resaltó ayer mismo el número tres del partido, Elías Bendodo, al señalar el "buen criterio" de su colega y enfatizar que "ya se puede hablar" las lenguas cooficiales, "en momentos puntuales, traduciéndolo por cortesía al resto de la Cámara".
El coordinador general del PP puso el énfasis, especialmente, en que el Gobierno está usando el patrimonio lingüístico de España, en definitiva, como "arma arrojadiza". Por otro lado, restó importancia a las críticas en las filas populares: "Esa es la riqueza de mi partido que cada uno puede pensar y opinar lo que considere oportuno".
Por su parte, el propio Sémper se defendió en los micrófonos de Más de Uno y explicó: "Lo que hice ya estaba habilitado, se permitía de una manera natural. Lo que intenté era evidenciar esto, que había un elefante en medio de la habitación que todos veían pero que nadie señalaba". Además, remarcó que las lenguas cooficiales "son patrimonio de todos los españoles, no sólo de los nacionalistas".
Para el Partido Popular el debate sobre las lenguas es complejo. En el equipo de Feijóo tratan de hacer encaje de bolillos. Por un lado, se posicionan en contra del uso del gallego, el catalán y el euskera en el Congreso. Y, al mismo tiempo, tratan de lanzar un mensaje a favor de esas lenguas, que no se interprete que las rechazan.
La clave de este debate, según teorizan en Génova, es que el mero uso de pinganillos en la sede de la soberanía nacional es una conquista de los partidos independentistas en su búsqueda de un estado plurinacional. "Diluir cualquier elemento simbólico, material, más profundo o más epidémico que hable de la existencia de la nación española", resumió Sémper.
La enmienda del PP
En el texto alternativo a la reforma para "el uso de las lenguas distintas al castellano", el PP denuncia que la iniciativa "no nace de la vocación de acuerdos que deben presidir cualquier modificación del Reglamento del Congreso de los Diputados, sino de los acuerdos adoptados por un grupo político con grupos minoritarios, con el único objetivo de recabar los apoyos necesarios" para la reelección de Sánchez.
La propuesta del grupo parlamentario popular es "mantener el texto del Reglamento, tal y como estaba con carácter previo a esta iniciativa". En su enmienda, el partido subraya que "el idioma oficial del Congreso de los Diputados es el castellano" y que las formaciones políticas que promueven el uso de otras lenguas sólo buscan "desactivar dicha oficialidad".
"La Constitución española no ha ideado un sistema de cooficialidad de todas las lenguas en todo el territorio español. Al contrario, ha configurado un modelo de oficialidad única del castellano en todo el territorio y de cooficialidad del castellano y la correspondiente lengua cooficial en el territorio de la respectiva comunidad autónoma", remarcan los populares en su enmienda.