El exjefe de ETA José Antonio Urrutikoetxea, alias Josu Ternera, no está contento con el documental de Jordi Évole sobre él y que se estrena este viernes en el Festival de Cine de San Sebastián. Asegura que "no es lo que esperaba", que sus autores "han hecho lo han creído" y que "le falta contexto".
También ha asegurado que su pretensión con este documental era transmitir a la sociedad que no había "placer" de matar al cometer los atentados y que "eran acciones políticas que tenían fines políticos".
El exdirigente de la banda terrorista cree que al documental No me llames Ternera, que no ha estado exento de polémica, "le falta hilo político" y que no explica "el origen" de ETA de forma correcta.
"Hay que ir al origen y el origen es un conflicto político", dice, causado por los "Estados español y francés contra Euskal Herria". Por ello, considera que al documental de Jordi Évole "le falta ese hilo político" y "le falta contextualizar".
"Lo que se explica es mi opinión sobre unos hechos, unas acciones duras. Asumí riesgos y este no es el resultado que yo esperaba, pero no voy a entrar en el trabajo de los autores. Ellos han hecho lo que creen, pero yo tengo otra visión y otra idea de ese trabajo, lo digo con todo el respeto", ha dicho en una entrevista que publica este viernes Berria, que, según explica el propio diario, fue realizada el jueves en la localidad francesa de Ciboure, a unos 10 kilómetros de la frontera.
ETA es "un conflicto político"
Josu Ternera insiste en que "lo que quería demostrar a la sociedad española" en este documental es que lo ocurrido en el País Vasco y con ETA ha sido "un conflicto político", con "todas sus consecuencias ásperas, crudas, que no tienen vuelta atrás", y precisa que "no piensen que alguien sentía placer" al cometer los atentados justificando que "eran acciones políticas que tenían fines políticos"."Cuando en una lucha tan violenta y dura como esta entramos en esa dinámica, por un lado y por otro, se pierde la empatía con el otro", añade.
En este punto, durante la entrevista a Berria, afirma que "lo primero que cualquier Estado le debe a un pueblo oprimido es dar la palabra a ese pueblo". "Quería demostrar eso, que es un conflicto político. Ese es el mensaje que quería dar, sin decir cómo hacer la película", ha reiterado.
Tras precisar que, en un principio, el proyecto del festival era "ambicioso", ha explicado que "al final ha salido esto". "Actualmente, la comunicación y los medios de comunicación se han convertido en un instrumento de guerra, entendiendo guerra en un sentido amplio", ha considerado. Explica, además, que los primeros contactos para realizar este documental fueron en París en 2020, después de que el Tribunal de Apelación de París accediera a que saliera de la cárcel y fuera sometido a arresto domiciliario por razones de salud.
El exmiembro de ETA también afirma que "ahora es el Festival de Cine" pero las "polémicas" sobre él han surgido "con facilidad" porque el "Estado español ha construido una imagen" sobre él "que maneja en función de su interés y en el momento que le interesa".
Por ello, cree que "no es algo nuevo y extraño que hagan ruido las fuerzas políticas y otros que se mueven en ese frente mediático en torno a ciertos intereses", y que "hay que situarlo en el relato del conflicto político de vencedores y vencidos", que la izquierda abertzale siempre ha rechazado.
Cabe recordar en este punto que Josu Ternera es un etarra huido de la Justicia y que está pendiente de ser extraditado por Francia por atentados como el de 1987 contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza en el que murieron 11 personas, entre ellas cinco niñas y un joven de 17 años. La Fiscalía pide para él 2.354 años de prisión.
Tendrá "consecuencias para mí"
En la entrevista, Josu Ternera admite que este documental puede tener "consecuencias para él" teniendo en cuenta las causas que tiene abiertas en España, e indica que utilizarán la imagen que se ha creado de él "a su manera", pero apunta que también antes han hecho "montajes" contra él como que en su detención de 2010 le encontró la Guardia Civil cuando es "completamente falso".
Cuestionado por los juicios pendientes en España como el del caso de las herriko tabernas y el del atentado en Zaragoza, recuerda que el Tribunal de París ha aceptado que le extraditen a España por ambos casos.
En cuanto al atentado de la casa cuartel de Zaragoza, indica que esa petición se le formula no por participar, sino por haber formado parte de la dirección de ETA y haber tomado parte en la orden, pero asegura que él siempre ha dicho que no era parte de la dirección y que, por lo tanto, no tuvo "ninguna relación".
Se atribuye un nuevo asesinato
En el documental, Josu Ternera se atribuye su intervención en el asesinato en 1976 del alcalde de Galdakao (Vizcaya) Víctor Legorburu, un crimen por el que nunca fue procesado y que fue sobreseído por la Ley de Amnistía de 1977.
No me llames Ternera comienza con una entrevista en la que aparece Francisco Ruiz, por aquel entonces agente de la Policía Municipal de Galdakao y escolta del alcalde y que fue tiroteado cuando trataba de proteger a Legorburu.
En el documental, Évole muestra a Ruiz unas imágenes en las que Josu Ternera reconoce su intervención en el crimen y el antiguo policía municipal "comenta lo que le sugieren esas palabras", según publicó El Correo.
Por el asesinato de Víctor Legorburu, que fue acribillado a tiros el 9 de febrero de 1976, fueron procesados tres miembros de ETA pero nunca Josu Ternera, ya que no se produjo ninguna condena debido a la aprobación de la Ley de Amnistía en 1977.
Aquel 9 de febrero de 1976, Víctor Legorburu se dirigía junto a uno de sus escoltas a recoger su coche para acudir al trabajo cuando dos miembros de ETA les dispararon dos ráfagas de metralleta. Malheridos, consiguieron salir corriendo pero unos metros más adelante les esperaba otro terrorista, que los remató de un disparo.
Víctor Legorburu murió tras el disparo. Estaba casado y tenía dos hijos de 20 y 22 años. Su escolta, el policía Francisco Ruiz, fue intervenido quirúrgicamente durante horas y salvó su vida.
La inclusión de este documental en el Zinemaldia ha sido motivo de controversia, ya que la asociación Dignidad y Justicia y un manifiesto firmado por más de 500 personas solicitaron que no se proyectara al considerar que significa una forma de "blanquear a ETA".