Casi todos los socios de la Unión Europea, salvo Eslovenia, se siguen resistiendo a hacer del catalán una lengua oficial en las instituciones comunitarias. Las reticencias hacen imposible que Carles Puigdemont obtenga este hito "por adelantado"; es decir, antes de que se celebre el debate de investidura de Pedro Sánchez. El líder de Junts reclamó que así se hiciera si Pedro Sánchez quería contar con sus votos.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, llevará este martes a Luxemburgo, en el marco del Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea, un informe del Gobierno de España en el que se recoge el supuesto "progreso" de la propuesta.
El Ministerio, sin embargo, no explica de momento en qué consiste ese progreso y los socios comunitarios desconocen de qué se va a hablar en la reunión. Interpretan que habrá una suerte de pronunciamiento que sirva para dar al asunto una patada hacia adelante, pero sin resultados reales.
[Albares lleva al Consejo de la UE el informe sobre cómo hacer el catalán lengua oficial]
Según reconocen miembros de las distintas Representaciones Permanentes de los Estados ante la UE en conversación con EL ESPAÑOL, aún no se ha trabajado en nada que permita aclarar las dudas que han surgido entre los países sobre las consecuencias jurídicas, económicas y los requisitos técnicos de la cuestión.
"No se espera ninguna decisión este martes. Todavía no tenemos una idea clara de las repercusiones jurídicas, financieras y prácticas ni de los potenciales efectos para otras lenguas minoritarias", asegura a este diario un diplomático europeo.
"La mayoría de países considera que sigue habiendo muchos interrogantes abiertos. Por eso, lo de este martes será sólo un punto de información", añade otro funcionario de uno de los grandes de la UE.
Tras las elecciones del 23-J, el PSOE llegó a un acuerdo con las formaciones independentistas catalanas para hacer oficiales en la UE el catalán, el euskera y el gallego, aunque finalmente priorizó el catalán frente a las demás. Impulsarlo en la UE fue un primer gesto por parte del PSOE para conseguir hacerse con la Mesa del Congreso, pero Puigdemont reclamó que se hiciera oficial antes de la investidura.
Esto es algo imposible a estas alturas, ya que Sánchez debería ser investido antes del 27 de noviembre, día en el que si no hay Gobierno se convocan elecciones automáticamente, y en más de un mes no ha habido ningún tipo de avance.
El pasado 19 de septiembre, en el anterior Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea, Albares puso el asunto encima de la mesa y la respuesta de los socios fue que necesitaban saber cómo se llevaría a cabo en el nivel técnico, qué impacto económico tendría –aunque España ya se ha comprometido a correr con los gastos– y su viabilidad legal.
"Mantenemos la misma posición de entonces", aseguran fuentes de la Representación Permanente de Suecia ante la UE, que ha sido la delegación más directa en el tono. "En la pasada reunión, Suecia y otros Estados miembros pedimos una evaluación del impacto. Entonces, deseamos ver el informe del progreso de la Presidencia española y esperamos ver pronto una evaluación del impacto", añaden.
La sociedad civil
Parte de la sociedad civil catalana se ha movilizado para intentar meter presión de cara a la reunión de este martes. La asociación independentista Òmnium Cultural ha publicado una carta abierta para pedir a la UE que oficialice el catalán. A la misiva se han adherido las universidades de Cataluña, algunas organizaciones empresariales y sindicatos.
"Incluir el catalán en la lista de lenguas oficiales de la UE no sería un paso simbólico, sino que tendría un impacto directo en las vidas de millones de ciudadanos europeos", asegura el comunicado, difundido este lunes.
Sin embargo, sigue pareciendo muy complicado a medio plazo e imposible que este martes se vaya a tomar una decisión a ese respecto. Según relatan fuentes europeas a EL ESPAÑOL, el asunto permanece vivo porque nadie le va a decir que "no" rotundamente a España "porque es muy difícil negárselo así al país que ostenta la Presidencia de la UE". Pero en la parte ejecutiva, todo sigue parado.
Si hubiera un verdadero propósito de avanzar, la oficialidad del catalán se habría empezado ya a trabajar a nivel técnico, creando grupos de trabajo que habrían pedido y elaborado informes concretos, que es la forma habitual de trabajar en Europa. En este caso, no ha sucedido y persisten las mismas dudas que hace un mes.