La Fundación Faes, el think tank dirigido por el expresidente del Gobierno José María Aznar, ha criticado la medida anunciada por la líder de Sumar y ministra en funciones, Yolanda Díaz, de suprimir los vuelos en avión si existe un viaje en tren alternativo de menos de dos horas y media.

"En pocos años hemos pasado de construir aeropuertos en Ciudad Real o en Huesca –ninguna comunidad autónoma era nada sin su aeropuerto– a que la descarbonización sea lo prioritario, a expensas de la pluralidad aeroportuaria. De aeropuertos sin pasajeros a pasajeros sin aviones", reprocha Faes en una nota de prensa.

No alude, no obstante, al aeropuerto de Castellón, que sí fue edificado bajo un Gobierno del Partido Popular y acabó también infrautilizado.

"Los mismos que idearon un Plan E [impulsado por el Gobierno socialista de Zapatero] para financiar infraestructuras sin utilidad, abren o cierran aeropuertos con un único criterio: que en cada ocasión puedan publicitar una intención social que justifique su continuidad en el poder", afea el think tank sobre la medida anunciada por la líder de Sumar y acordada con el PSOE de Pedro Sánchez.

"La lógica económica tiene poco que hacer aquí: los protagonistas del tinglado están acostumbrados a mantener la vieja estructura económica del país y, en lugar de invertir en nuevas capacidades, gastan el dinero de todos en mantener a los ya ocupados para seguir maquillando las cifras de desempleo", añade la nota.

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La Fundación Faes también critica el pacto entre el Sumar de Yolanda Díaz y el PSOE. "Hacen público un acuerdo en el que los contenidos de fondo se velan con la habitual retórica dulzarrona: mercancía color rojo incendio envuelta en papel rosita", indica el documento.

Arremete así mismo contra la medida de disminuir la jornada laboral hasta las 37,5 horas semanales. Según lo pactado por ambas formaciones de izquierda, no implicará una reducción salarial. "La realidad previsible: dañar la competitividad de las empresas y acabar erosionando el poder adquisitivo de los trabajadores", pronostica Faes.

Los ejemplos de Francia y EEUU

"La experiencia francesa de las 35 horas fue suficientemente elocuente. El Gobierno Sarkozy tuvo que abolirla en la práctica en 2008. Es obvio que se elevarán los costes empresariales y previsible que, en compensación, aumenten las subvenciones a cargo del contribuyente disparando un gasto público ya preocupante", concluye la nota de prensa.

El think tank conservador indica que en los Estados Unidos de finales del pasado siglo existía una ley federal según la cual el empresario debía pagar una multa o sobretasa del 50% por cada hora que un empleado suyo trabajase por encima de las 40 horas semanales.

"En casos aislados, pudo hacer emplear más trabajadores, pero su principal efecto fue elevar los costes de producción. Empresas que trabajaban ya al completo en su jornada normal tenían que rechazar pedidos al no poder permitirse pagar el recargo sobre el tiempo necesario para cumplimentarlos", compara Faes.

"El aumento de los costes de producción supone siempre aumento en los precios y, por tanto, contracción de los mercados y disminución de las ventas: se producen menos bienes y servicios. A largo plazo, se afecta negativamente los intereses del conjunto de los trabajadores", concluye la nota de prensa.