En el día en el que juraba la Constitución y se ponía "al servicio" de los españoles "con todo respeto y lealtad", Doña Leonor de Borbón y Ortiz pidió a los españoles que confíen en ella. Una solicitud que entronca directamente con el acto solemne del que venía, en el Congreso de los Diputados, en el que juraba fidelidad a la Constitución, de la que emana su legitimidad como Heredera de la Corona.
"Les pido que confíen en mí, como yo tengo puesta toda mi confianza en nuestro futuro, en el futuro de España". Con estas palabras terminó su discurso [consúltelo aquí en PDF] desde el Palacio Real, repitiendo la ceremonia que hace 37 años protagonizó Felipe VI, y tras recibir el Collar de la Orden de Carlos III, concedido por el Consejo de Ministros, tras una breve alocución de Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones.
Pero otro pasaje de su corta intervención de agradecimiento también destacó por su significado y encima de las demás, más protocolarias y regias: "Observaré un comportamiento que merezca el reconocimiento de los ciudadanos".
Ése es el empeño principal de su padre desde que asumió la Jefatura del Estado, tras la abdicación de Juan Carlos I, el abuelo hoy ausente en el Congreso y para quien se guardó una presencia discreta en la celebración posterior, ya de carácter privado, prevista en El Pardo.
"Quiero agradecer al señor presidente del Gobierno y a las señoras y señores ministros que me hayan ofrecido el Collar de la Orden de Carlos III, una distinción tan vinculada al servicio del Estado y a nuestra Monarquía Parlamentaria. Desde hoy incorporo su valioso lema, 'virtud y mérito', a mi condición de Princesa de Asturias y heredera de la Corona", comenzó Doña Leonor.
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La fiesta del 18 cumpleaños de una Princesa de Asturias no es como las de los demás jóvenes de su generación. Precisamente, porque ella misma ya sabe a qué se dedicará el resto de su vida, representada en los actos protocolarios y solemnes con los que ocupa la mañana de la celebración.
No hay velas, sino discurso; no hay regalos, sino compromisos; no hay "cumpleaños feliz", sino Himno Nacional.
"Gracias también, señora presidenta del Congreso de los Diputados y señor presidente del Senado, por concederme las medallas de las Cámaras que me unen, desde este día tan trascendente, a las instituciones que representan al pueblo español, titular de la soberanía nacional", continuó la Princesa.
La Corona de España se enraíza en una larguísima tradición de más de cinco siglos, pero su legitimidad, hoy, nace de la Carta Magna que juraba en este día la Heredera. Aprobada exactamente hace 45 años, en esta jornada, por las Cortes Generales, en ella se dice también que la soberanía nacional emana del pueblo. Y por eso, la Princesa alcanza su mayoría de edad sometiendo su futuro a la lealtad con el pueblo al que servirá.
A la orden
"Majestades, autoridades. Al cumplir hoy 18 años, y alcanzar la mayoría de edad, he prestado el juramento previsto en nuestra Constitución. He jurado desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y de las Comunidades Autónomas, así como fidelidad al Rey", seguía la intervención de Doña Leonor.
Este párrafo resumen de su juramento introducía, precisamente, la explicación de que, lejos del significado que los parlamentarios ausentes le daban al evento, este 31 de octubre ni la Corona ni la Princesa eran homenajeadas, sino que era ella, la ciudadana Leonor de Borbón, la que se ponía a la orden del pueblo soberano.
"Me he comprometido solemne, formal y públicamente con nuestros principios democráticos y con nuestros valores constitucionales, que asumo plenamente. Y he contraído una gran responsabilidad con España ante las Cortes Generales, que espero corresponder con la mayor dignidad y con el mejor ejemplo", explicaba.
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Es decir, que la Corona sólo tiene sentido y valor en sus funciones, descritas en el artículo 56 de la Carta Magna: "Moderar, arbitrar, representar internacionalmente al Estado y ejercer las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes", a las que juraba fidelidad, este día, la Heredera, además de a su padre, depositario de la Jefatura del Estado:
"He prestado, además, juramento de fidelidad al Rey. No sólo a su persona, sino también a lo que la Corona simboliza y representa: la unidad y permanencia de España".
En este día, Doña Leonor lucía en la solapa de su traje blanco de chaqueta y pantalón, la medalla del Toisón de Oro, que es la máxima distinción que otorga el Rey de España, y que recibió de Felipe VI en enero de 2018, cuando ella aún tenía 12 años y él cumplía el medio siglo de vida.
"Recuerdo muy bien lo que mi padre, el Rey, me dijo cuando me impuso el Toisón de Oro: 'Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola, servirás a España con humildad y consciente de tu posición institucional'. Son palabras que en todo momento tendré muy presentes".
La Corona española cuida de siempre mucho los símbolos de continuidad. Por eso, la referencia a esa exhortación de su padre servía de eslabón entre los compromisos solemnes de la jura de Doña Leonor y los compromisos personales e institucionales del Monarca. Ésos que, cumplidos día a día, deben legitimar su figura, y que tan en riesgo estuvieron en el final del reinado del emérito.
De ahí, la referencia posterior de la Heredera al propósito de enmienda asumido expresamente por Don Felipe al ser coronado:
"Con ese espíritu y con gran sentido del deber: Conduciré mis actos, en todos los ámbitos de mi vida, atendiendo siempre a los intereses generales de nuestra Nación. Observaré un comportamiento que merezca el reconocimiento y el aprecio de los ciudadanos. Y cumpliré con mis obligaciones con total dedicación y una entrega sin condiciones, procurando siempre crecer como persona junto al cariño y apoyo de mi familia", dijo la Princesa, trastabillándose un poco en su dicción.
"Me debo desde hoy a todos los españoles, a quienes serviré en todo momento con respeto y lealtad. No hay mayor orgullo. En este día tan importante –que voy a recordar siempre con emoción– les pido que confíen en mí, como yo tengo puesta toda mi confianza en nuestro futuro, en el futuro de España. Muchas gracias".
Y sonrió, buscando la mirada aprobadora del Rey.