La última protesta frente a la sede del PSOE en la madrileña calle de Ferraz, en la tarde-noche de este martes, terminó con varios episodios de violencia. A última hora, un grupo de manifestantes, tras derribar el perímetro de seguridad, se enfrentó directamente a la Policía, desatando unas cargas que se saldaron con siete heridos, entre ellos un agente del cuerpo policial.
Sin condenar expresamente los altercados, Alberto Núñez Feijóo tomó distancias, casi de madrugada, con el asedio a la sede socialista. "El malestar social es responsabilidad de Pedro Sánchez, pero las protestas deben partir del respeto y ejemplaridad que faltó siempre al PSOE y sus socios. No somos como ellos. Ni como la minoría que actúa igual. Nos vemos el domingo 12 a las 12 en las plazas de toda España", escribió en su cuenta de Twitter.
Más tarde, su número dos, Cuca Gamarra, dio un paso más y recalcó: "Ante el malestar por las cesiones que planea Sánchez, la oposición a la amnistía solo cabe por vías pacíficas y democráticas. Y así lo haremos el domingo 12 a las 12. Nada justifica la violencia que se ha vivido hoy por parte de una minoría. Mi rotunda condena".
Como publicó EL ESPAÑOL, el Partido Popular considera que la respuesta a la amnistía a los responsables del procés que ultima Sánchez para canjear los votos de Junts en su investidura, debe ser "contundente" pero nunca "desmedida". En Génova son conscientes de que los comportamientos iracundos de grupos ultraderechistas pueden provocar un efecto bumerán que acabe fagocitando cualquier movimiento legítimo.
Es más, en privado, no son pocos los dirigentes del PP que muestran en estos días un malestar creciente con Vox, al que acusan de "acudir una vez más al rescate" de Sánchez, por su aquiescencia con las sucesivas revueltas callejeras que se están produciendo -sin el permiso de las delegaciones pertinentes- frente a las sedes socialistas.
Ayer, Santiago Abascal no acudió de nuevo a Ferraz, pero su partido volvió a jalear la convocatoria y envió a buena parte de sus mandos, aún sabiendo que coincidirían allí con grupos neonazis y ultraderechistas, caso de Desokupa. Previamente, en una clara alusión a Vox, el PP advertía en un comunicado: "La forma de protestar contra las indignas negociaciones del PSOE es hacerlo de manera que Pedro Sánchez no logre que se desvíe la atención de su indecencia".
Los populares insisten en mantener la presión contra la amnistía a través de concentraciones que se definan por su "ejemplaridad", como las que lleva protagonizando el mismo Feijóo desde finales de septiembre por las distintas capitales españolas, ante decenas de miles de ciudadanos. O como las que hay convocadas para este domingo en las 52 capitales de provincia en España.
Borja Sémper, portavoz popular, en una entrevista en Antena 3, señaló ayer que el PP busca canalizar "la indignación ciudadana" contra la amnistía a través de protestas "cívicas", "ordenadas" y "serenas". A su juicio, el método "más eficaz para responder de una manera democrática al atropello" que está perpetrando el Gobierno con sus socios.
Desde el principio, la intención del PP ha sido la de liderar una respuesta "transversal" a la medida de gracia, con el claro objetivo de acoger en sus siglas al centroderecha y, sobre todo, al centroizquierda. Los populares consideran que cada vez hay "más desafección" entre el electorado socialista, nicho al que aspiran sumar en su causa contra la amnistía.
No obstante, los dirigentes populares empiezan a tomar conciencia del riesgo al que se enfrentan si la protesta resulta exacerbada, ya que Sánchez puede construir con facilidad un relato a su medida, apelando al comodín de la "ultraderecha", para justificar su investidura con el concurso de Puigdemont y hasta resultar ileso de cualquier perjuicio en términos políticos.