El PNV fuerza a Sánchez a negociar una "reforma del modelo de Estado" que da pie a la España confederal
El nuevo Gobierno del PSOE y Sumar evaluará cada seis meses con el PNV los avances en "nacionalidad" y "soberanía" para mantenerse en Moncloa.
13 noviembre, 2023 02:48"Nosotros no queremos la independencia", confiesa una fuente de la dirección del PNV, como aclarando qué es lo que les diferencia de los otros socios del PSOE para la investidura de Pedro Sánchez. "Pero ésta tiene que ser la legislatura de la reforma del modelo de Estado", y así se ha acordado negociar en las reuniones para pactar con el Partido Socialista, en las últimas semanas.
El concepto no está escrito en los documentos públicos [consulte aquí el acuerdo en PDF], pero se deduce al leerlos, tiene plazo para su consecución y lo aclara el entorno de Andoni Ortuzar.
A diferencia de los acuerdos firmados por el PSOE con Junts [consúltelo aquí en PDF] y con ERC [consúltelo aquí en PDF], el del PNV no se pierde en relatos y va directo "al turrón". Son 10 páginas sin apenas preámbulo (un párrafo de cinco líneas), y siete apartados que bajan al detalle de las cosas. Por ejemplo, se detallan en su literalidad las reformas legislativas, artículo a artículo, que le interesan a los peneuvistas. Y hasta de reglamentos de tercer nivel.
Los nacionalistas vascos ya aprendieron hace casi dos décadas, con Juan José Ibarretxe y su plan, que el secreto está en seguir siendo imprescindibles para la gobernabilidad. Y por eso se han quedado los últimos, para ejercer ese poder. Eso sí, del mismo modo que los independentistas catalanes, pondrán "vigilancia" sobre Pedro Sánchez.
Así lo relata esta fuente de la dirección del PNV después de la firma del acuerdo que le garantiza al líder socialista la reelección por mayoría absoluta, en primera votación, el próximo jueves 16 de noviembre: "Habrá reuniones semestrales para comprobar los avances. Y, a falta de sede y formato, lo que es seguro es que serán bilaterales".
Es decir, control del qué hay de lo mío o se acabó la legislatura. De ahí el plazo de "dos años" que aparece en varios pasajes del documento.
Lo que sí hay es un aspecto que, aunque no figura en los papeles firmados, sí es un compromiso al que ha llegado el PSOE durante las reuniones. Los nacionalistas vascos han forzado a Sánchez a negociar "la reforma del modelo de Estado" en España.
La España "confederal"
Es decir, que igual que los independentistas catalanes quieren su "nación", lo mismo exigen los nacionalistas vascos. Al tiempo que Carles Puigdemont y Oriol Junqueras reclaman el reconocimiento a la "singularidad" de su región frente a las del resto de España, los peneuvistas, también.
"Si Sánchez se ha aliado con todos los nacionalistas y los independentistas de toda la periferia, tendrá que ser para algo, ¿no?", explica este portavoz. "¡Por pura coherencia!"
Y ese algo es la mutación de la relación de las CCAA con el Estado central. Pero no de todas, sino de las históricas, concretamente de la vasca y la catalana. En palabras de una fuente de Junts, "si hay café para todos, está bien, pero primero nosotros ya tendremos el nuestro". O sea, antes que los demás y decidido de manera bilateral Vitoria-Madrid. O lo que es lo mismo, en el fondo, más para quienes ejercen este poder político sobre el Gobierno de la nación.
El objetivo confesado por el PNV es alcanzar "un modelo confederal". Cabe recordar que, según el Diccionario de la Real Academia Española, confederación significa "unión o alianza entre Estados que conservan su soberanía, asentada sobre la base de un tratado, para gestionar la defensa, las relaciones exteriores y otros intereses comunes". Y eso encaja con el reconocimiento previo de la "nación vasca" y de su "singularidad" frente al resto de las "regiones del Estado".
El 'plan Urkullu'
Todo esto ya se pudo atisbar a inicios de septiembre, cuando el lehendakari Iñigo Urkullu publicó un artículo en El País en el que proponía una "convención constitucional" para acordar una "reinterpretación" de la Carta Magna de 1978 y alcanzar "una salida a la actual encrucijada política" de "forma flexible y creativa". "Ahora se abre una nueva oportunidad", apuntaba a la vista de los resultados del 23-J, "y puede ser el momento de dar nuevos pasos".
Según la dirección del PNV, ésta no era más que una idea, "un método" posible, dada la imposibilidad actual de abordar una reforma de la Constitución. Sobre todo, en sus capítulos más agravados. "Era una propuesta del cómo se puede abordar este asunto", pero nada más.
Entre otras cosas, porque Urkullu es "incompetente" en lo tocante a la política de partido, dado el reparto de competencias secular en el PNV: un líder orgánico, por un lado, y un líder político, por el otro.
Pero lo cierto es que en los fundamentos de lo que escribió Urkullu estaba todo. El lehendakari puso sobre la mesa un "doble pacto". El primero consistiría en que el Gobierno central y el vasco firmaran un acuerdo preliminar de bases para la "convocatoria y desarrollo" de esa convención constitucional "sobre el autogobierno".
Esas bases incluirían principios como "el cumplimiento íntegro de los marcos estatutarios", es decir, lo que el acuerdo con el PSOE llama cumplimiento de los traspasos acordados y no cumplidos en la pasada legislatura; "el reconocimiento de la plurinacionalidad del Estado", o sea, la "nación vasca"; y finalmente, "la bilateralidad, el sistema de garantías o la capacidad de decidir pactada", lo que es lo mismo que el derecho de autodeterminación.
El segundo de los pactos que proponía el lehendakari abogaba por celebrar dicha "convención constitucional" en el plazo de un año, con el objetivo de analizar "el alcance actual y futuro de la disposición adicional primera de la Constitución", que también se invoca en el acuerdo PSOE-PNV.
Esa disposición es la que establece "el amparo y respeto de los derechos históricos de los territorios forales" y sobre todo, prevé su "actualización". Y esto, según el PNV, significa "el autogobierno de las comunidades de raíz foral" o, incluso, "el autogobierno de las nacionalidades históricas".