El traspaso de carteras en el Ministerio de Derechos Sociales tuvo mucho de advertencias y poco de despedidas. La ministra saliente, Ione Belarra, ha dedicado buena parte de su discurso en criticar las últimas maniobras del PSOE y Sumar para expulsar a Podemos del Consejo de Ministros. El acto, que contaba también con los nuevos miembros del Gobierno, acabó convertido en un mitin electoral hacia los suyos, que acallaron buena parte de la intervención con aplausos y gritos de "sí se puede".
"Hoy es un día difícil para mí porque el presidente y el PSOE han conseguido lo que no consiguieron en 2019: echar a Podemos del Gobierno", ha clamado la ya exministra, quien el lunes por la noche envió una carta a sus militantes responsabilizando a Yolanda Díaz del veto a los morados. "Nos echan porque hemos podido y porque lo hemos hecho bien", ha incidido sin mentar a la vicepresidenta, que aguardaba detrás de ella.
El acto de entrega del maletín de Derechos Sociales es simbólico por varios motivos. El primero, porque el ministerio creado en 2019 siempre ha sido donde ha recalado la figura al mando de Podemos: primero con Pablo Iglesias al frente y luego con Ione Belarra, ya convertida como secretaria general. Ahora, la cartera va precisamente hacia un exfundador que abandonó el partido ese mismo año: Pablo Bustinduy.
El segundo es por quienes lo protagonizaron. Belarra dijo adiós al Gobierno, Alberto Garzón a la primera línea y el secretario de Estado Nacho Álvarez a la política en general. En paralelo, Yolanda Díaz asistía impertérrita al espectáculo para liquidar a Podemos del Gobierno y sustituirlo por los ministros afines a Sumar: Pablo Bustinduy (ex Podemos), Sira Rego (IU), Mónica García (Más Madrid) y Ernest Urtasun (los Comunes).
Esto, para las ministras salientes, es sólo un síntoma de "la propuesta conservadora del PSOE", tal y como la calificó Belarra en su carta del lunes y en el ministerio este martes. Ahora, desde la cúpula del partido advierten que no dejarán de presionar al Gobierno como un actor más (similar a ERC o EH Bildu) e influir en él desde fuera.
"Para que yo pudiera estar hoy aquí han tenido que pasar muchas cosas; un 15-M, millones de personas que salieron a la calle indignadas por las políticas de austeridad; las mareas de pensionistas, la Marea Blanca, la Marea Verde, la huelga feminista, las Kellys, cuatro elecciones generales para que estuviésemos aquí; rompimos la cláusula de exclusión histórica; estamos aquí por la lucha de la democracia y la justicia social que vino antes que nosotros", proclamó Belarra entre un baño de aplausos.
Emanciparse de Sumar
La idea que surca ahora en el cuartel general de los morados es mantener la independencia del partido y negociar con el Ejecutivo como si no formasen parte de la coalición. Hace dos semanas, la militancia de Podemos apoyó una estrategia con la que abrían la puerta a emanciparse política y estratégicamente de Sumar, por un lado, y a no hacer ningún pacto de legislatura con el PSOE, por otro.
Aquel dictamen, votado desde las bases, encubría una enmienda a la figura de Yolanda Díaz y a los pactos con el PSOE, pese a dar el sí a la investidura de Pedro Sánchez. Los morados, recuerdan fuentes de su dirección, no podrían cargar con la culpa de hacer caer al bloque de las izquierdas en el Congreso y ser los causantes de una repetición electoral, pero tampoco van a ser un aliado dócil si se les ignora sistemáticamente.
"No se nos puede decir que no hayamos sido responsables", indican las mismas fuentes sobre su solidario apoyo la semana pasada y sobre su claudicación en junio, cuando aceptaron el veto a Irene Montero para no interferir en las opciones de la coalición de izquierdas. "Lo peor del bache ya lo hemos pasado", se consuelan.