Sumar ya se prepara para competir con Podemos en las elecciones europeas, gallegas y vascas

En la cúpula de ambas formaciones se da por descontado que la exministra Irene Montero, vetada de la coalición en julio, encabezará la lista independiente de Podemos a Bruselas el año que viene. Siempre fue una posibilidad. Lo que no había terminado de materializarse es que Sumar, en respuesta, fuera a constituirse como partido vasco tan pronto para disputar el espacio a Elkarrekin Podemos. En Galicia el proceso va algo más lento.

Para las direcciones nacionales de ambos partidos hay un especial interés en los comicios del año que viene. Todos son importantes, claro, pero un buen resultado en 2024 serviría a Podemos para marcar posiciones tras la debacle del 28-M y a Sumar para iniciar su aterrizaje territorial. Al competir directamente sobre el mismo electorado, es muy poco probable que ambas coincidan.

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Un importante cargo de Sumar asegura que, al margen de haber dado la vuelta a las elecciones del 23-J, "el ciclo político no termina hasta las elecciones europeas". Su miedo, no obstante, es que la división del voto de la izquierda pueda pasar factura a los dos partidos a la vez y tirar a la basura miles de votos.

En una carta enviada este miércoles a sus bases, Yolanda Díaz aseguraba que lleva meses trabajando "de forma discreta" para acondicionar el partido en el País Vasco, un territorio difícil en el que Bildu no deja de ganar peso a costa de las izquierdas y el PNV. Los abertzales, que son clave para desbloquear votaciones en el Congreso, no se fían de la vicepresidenta y siempre han mantenido mejores relaciones con Podemos. 

El principal referente de Sumar en Euskadi es, precisamente, un antiguo dirigente morado que cambió de siglas durante las purgas del errejonismo: el diputado Lander Martínez. Él fue uno de los principales responsables de montar ese primer Podemos y, ahora, tiene plena libertad para hacer lo propio con Sumar.

Uno de sus colaboradores explica a este diario que, en los últimos años, "las imposiciones de [Podemos] Madrid" a la hora de designar candidatos y el excesivo poder de la marca territorial se tradujeron en desconcierto por parte del electorado, que en 2015 aupó a los morados como el partido más votado.

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"Ahora todo está más maduro. Ha habido muchos ensayos, mucho conflicto y muchas contradicciones, pero hoy la gente sabe perfectamente a quién vota y Sumar es un sujeto político propio que puede superar al espacio actual", señala. También recalca que no hay prisa —"ese fue el error de 2014 y 2015"— y que el proyecto va para largo.

Lo curioso del asunto es que esta misma retórica, pero al revés, es la que defiende Podemos desde que las costuras empezaron a romperse entre los morados y Yolanda Díaz. Precisamente la secretaria general del partido, Ione Belarra, indicaba hace unas semanas que Podemos "tiene que fortalecerse como organización política autónoma", se entiende, para no perder la identidad dentro de Sumar.

La recién aprobada estrategia de Podemos hace una enmienda a la totalidad de la IV Asamblea Ciudadana (2021) del partido, que fue la que oficializó el adiós de Pablo Iglesias y el surgimiento de una bicefalia: Ione Belarra como secretaria general, Yolanda Díaz como candidata. La idea era que ambas remasen en la misma dirección, pero es evidente no fue bien. Ahora la prioridad es diferenciarse lo máximo posible la una de la otra.