España renuncia a lograr ningún avance en la oficialidad del catalán en la Unión Europea durante su presidencia de turno del Consejo. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, no someterá a votación el asunto en la reunión del Consejo de Asuntos Generales (CAG), este martes en Bruselas, según ha podido confirmar este periódico en fuentes oficiales. La decisión ha llegado a oídos de Carles Puigdemont y el enfado se ha apoderado de Junts, el partido que lidera desde Waterloo (Bélgica).
Según ha podido saber este periódico, la cúpula de Junts estaba analizando este lunes por la noche la respuesta que dar al primer gran "incumplimiento" de los acuerdos con el PSOE que desembocaron en la investidura de Pedro Sánchez. Es más, los líderes del partido independentista discutirían si conviene llevar este hecho a la próxima reunión de la mesa con el PSOE en Ginebra, para mostrar la utilidad del verificador.
De momento, prevén convocar a la televisión pública catalana este martes para marcar posiciones, sólo 24 horas antes de que Sánchez y Puigdemont coincidan en Estrasburgo.
Este miércoles, el presidente del Gobierno tiene previsto acudir al Parlamento Europeo para dar cuenta de su semestre al frente del Consejo de la UE. Ésta es una comparecencia extraña, ya que los primeros ministros de la Unión suelen comparecer al inicio de sus presidencias para marcar las prioridades; no al final para hacer balance.
Sin embargo, el ciclo electoral que él mismo provocó adelantando las elecciones generales al 23 de julio cambió todo el calendario... e impulsó compromisos como éste de la oficialidad del catalán, para lograr los siete votos de Junts en la Mesa del Congreso y en la investidura.
Albares, en Madrid
Las fuentes consultadas en Exteriores explican que España ha renunciado a que se vote en el CAG e incluso a que Albares acuda a la reunión del Consejo. El ministro viajaba en la tarde noche de este lunes a Madrid desde Bruselas.
Los motivos alegados por las fuentes del Ministerio son que los servicios técnicos del Consejo no han entregado los informes preliminares que se les encargaron. Una decisión que se tomó en la reunión del 29 de septiembre, para evitar un revolcón total de los Veintisiete al Gobierno de España.
La decisión de incluir una lengua como idioma oficial de la UE debe tomarse por unanimidad, y eran más de una decena los países que estaban en contra siquiera de tomar en consideración la entrada de tres de un solo golpe, el catalán, el gallego y el euskera.
Por este motivo, según fuentes de las Representaciones Permanentes de varios Estados miembros en las instituciones europeas, varios ministros pidieron a Albares que no sometiera el asunto a votación entonces. El objetivo era "no hacerle un feo público" al país que ostentaba la presidencia rotatoria de la Unión.
Ahora, desde Exteriores, se alega que "el gaélico tardó más de dos años" en lograr su reconocimiento.
La lengua originaria de Irlanda, de hecho, tardó 27 en total. Porque una cosa fue la toma en consideración y otra la efectiva implementación de todos los sistemas de traducción e interpretación simultánea en cada una de las instituciones de la UE. Y hay que tener en cuenta que el gaélico es oficial en toda la República de Irlanda, lo que no le ocurre a ninguna de las lenguas cooficiales regionalmente en España.
"Seguiremos avanzando", alega un portavoz de Exteriores, en conversación con este diario. Aunque admite que ésta sí era la última oportunidad de cumplir con el compromiso alcanzado con Junts para que votara a Francina Armengol como presidenta del Congreso el pasado 17 de agosto. "Dentro de nuestra presidencia, sí", admiten las fuentes. "Pero ni mucho menos" se acaba aquí el compromiso del Gobierno de Pedro Sánchez.
¿Cobro por adelantado?
Aquel día de agosto, Albares hubo de levantarse de la cama de madrugada y solicitar a la Secretaría general del Consejo una modificación del orden del día de su siguiente reunión -la ya citada del 29 de septiembre- para incluir la oficialidad en la UE de las lenguas cooficiales en España.
Hasta que no llegó a Waterloo la copia del nuevo orden del día con el sello del Consejo, Junts no comprometió su voto. Y fuentes del partido independentista presumieron de que ése era el "hecho comprobable" de que Puigdemont "cobra por adelantado".
Sin embargo, de momento la petición del Gobierno español no ha avanzado ni un milímetro en Bruselas ni siquiera con la tracción de ser Madrid quien presidía el Consejo... con tantos países en contra y con un montante superior a los 130 millones de euros anuales para poder cumplir la promesa a sus socios, no parece fácil que el proyecto vaya a avanzar más en un horizonte cercano.
Albares llegó a hacer concesiones, como priorizar el catalán (y dejar para más adelante las otras dos lenguas), con el objetivo de no soliviantar al resto de Estados miembros. Pero eso molestó a sus otros socios, el PNV, Bildu y BNG. También ofreció al resto de socios de la UE que España asumiría en sus Presupuestos los gastos de intendencia, personal e instalaciones que pudiera provocar el proyecto.
Aun así, no ha logrado ni siquiera un quorum suficiente para que los Veintisiete permitan que el asunto se someta a votación.
La cita del Consejo este martes en Bruselas, pues, no contará con Albares ni con el catalán en la agenda, según la última versión del orden del día. La cuestión ya se ha tratado en cuatro reuniones del CAG desde septiembre, y varios representantes de otros Estados miembros han mostrado su "hartazgo" por la "insistencia" de España en un asunto que "está muy verde" y que, incluso, pone "en contra" a muchos de ellos.
La gran mayoría de países de la UE se han escudado en dudas legales, económicas y políticas. Pero algunos han llegado a expresar en privado su enfado, especialmente de Francia y los países bálticos, que temen que sus minorías rusoparlantes reclamen la oficialidad del ruso.