El Pleno del Congreso ha vivido este miércoles una situación surrealista con las votaciones. En contra de todo pronóstico, Junts ha acabado por no votar los tres decretos que el Gobierno pretendía aprobar. Gracias a ello, se ha podido aprobar el llamado decreto ómnibus (con 172 votos a favor y 171 en contra) con reformas para la Justicia y ha habido empate en el decreto de ayudas para paliar los efectos de la crisis (171 a 171), que posteriormente ha sido aprobado.
El empate se ha dado por un error de un diputado de Sumar y ha sido subsanado en una nueva votación. En ambos casos se ha aprobado también su tramitación como proyecto de ley. Ello significa que las medidas que fueron aprobadas por el Ejecutivo en estas normas siguen en vigor, pero se iniciará una tramitación en la que se podrán incluir enmiendas, tal y como pedía Junts.
El decreto que sí ha sido tumbado ha sido el de subsidios para el desempleo por el no de los cinco diputados de Podemos (167 a favor y 176 en contra). Si bien se trata de una relativa derrota para el Gobierno de Pedro Sánchez, las consecuencias son mucho menores de las previstas inicialmente, cuando parecía que iban a caer los tres decretos.
La votación se ha producido en una jornada de infarto en el palacio del Senado, que ha acogido el Pleno del Congreso por las obras que se están celebrando en la Cámara Baja. El día ha ido oscilando entre el optimismo del Ejecutivo al creer que los decretos podían salir adelante y las caras serias de ministros y cargos socialistas al ver que las conversaciones no tenían sus frutos y que iban abocados al no de Junts.
El partido de Puigdemont mantuvo el suspense hasta el último minuto. Si bien la formación había anunciado hace días que sus siete diputados iban a votar en contra de los tres decretos, dejaban la puerta abierta a negociar y a que el Gobierno intentara acercarse a su postura. Al final, se han quedado en una especie de camino medio que nadie esperaba.
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Si bien en el Ejecutivo los ánimos eran relativamente bajos a primera hora de la mañana, a medida que avanzaba la jornada empezó a crecer el optimismo porque Junts había renunciado a sus turnos de intervención durante el debate de los dos primeros decretos y ello daba margen a la negociación.
Sin embargo, la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, sí participó en el debate del tercer decreto. Desde la Tribuna, abroncó al Gobierno diciendo que "no lo han hecho bien y cuando se han puesto a hacerlo bien, ya era demasiado tarde".
Pero Nogueras dejó la puerta abierta a seguir negociando las dos horas que quedaban para que cerrara el plazo para votar telemáticamente y la postura de Junts quedase fijada. "Están a tiempo de rectificarlo. Si quieren resolver los problemas de los ciudadanos, hagan los reales decretos sin trampas y tendrán los votos de Junts", dijo.
Junts anunció la semana pasada su voto negativo porque la formación consideraba que algunas de las medidas incluidas en los decretos, principalmente en el llamado ómnibus, podrían entorpecer la aplicación de la Ley de Amnistía, su principal objetivo para el inicio de esta legislatura.
Sin embargo, a primera hora del martes, un día antes de la votación, añadieron una nueva exigencia: sancionar a las empresas que abandonaron Cataluña por el 1-O y que no quieran regresar a la comunidad autónoma. Esto situó al PSOE en una posición complicada, ya que los socialistas interpretaban que las sanciones podrían contravenir la normativa europea.
Además, buscar una alternativa para facilitar el regreso de las empresas a través de incentivos fiscales tampoco se perfilaba como una salida adecuada por el rechazo de ERC. Los republicanos, también socios necesarios del PSOE, rechazan dichos incentivos porque consideran que se trata de un "agravio" para las empresas que sí decidieron quedarse.
Durante su intervención, Nogueras apuntó a una especie de tercera vía: incentivos fiscales para las empresas que están en Cataluña. Es decir, premiar a las que se quedaron, pero también a las que decidan regresar.
A esta situación, ya de por sí compleja, los socialistas también han tenido que añadir que Podemos había anunciado que votaría no al decreto sobre el subsidio de desempleo. Pero en este frente las conversaciones no fueron tan intensas. Al final, el Ejecutivo ha acabado pagando esta situación.
Tal y como ya adelantó EL ESPAÑOL, el Gobierno estaba centrado en conseguir un pacto con Junts y, sólo si se conseguía, entonces hablaría con Podemos. Moncloa pensaba que si Junts no acordaba, no tendría sentido pactar nada con la formación morada.
Y si había acuerdo con los independentistas catalanes, el Ejecutivo entendía que Podemos no podría votar en contra de los decretos junto a Vox y el PP. Eso es lo que ha terminado pasando en el decreto de subsidios para el desempleo, el único que ha terminado por caer.