Cómo estarán de preocupados los líderes socialistas que no comulgan con la amnistía o con la política de alianzas de Pedro Sánchez, o con ambas cosas a la vez, que desde el inicio del recuento gallego, en la noche del domingo, buscaron a la prensa para que se fuera sabiendo que ya se estaban movilizando.
De momento, son movimientos discretos, pero llamativos: "Este resultado no es un tema menor, es la primera vez que noto que estamos encarando el final, salvo que haya un golpe de timón".
Éste es uno de los mensajes que se podían leer en los chats de un alto dirigente del partido.
Ya no es sólo un movimiento de críticos. También voces más cercanas al presidente empiezan a plantear soluciones a la deriva que quedó consolidada con el descalabro gallego.
Pero, ¿cuál podría ser ese golpe de timón? "El presidente tiene tres balas", explica, en conversación con este diario, otra alto cargo del PSOE. Una sería "romper ya" con Carles Puigdemont "y convocar generales anticipadas después de las europeas".
Las otras dos pasarían por "aguantar" el chaparrón, al menos el tiempo que queda hasta el 9-J, para hacer una profunda remodelación del Gobierno, "que no va a ningún sitio", o bien "un congreso extraordinario" para renovar la Ejecutiva, las secretarías de área y la estructura territorial.
Este diario ya publicó que el presidente tenía prevista una profunda remodelación del partido tanto en sus mandos centrales como en las federaciones autonómicas, convocando un congreso federal.
Entonces se trataba de cumplir estatutos (en su horquilla más corta) y dejar para otoño un cónclave ordinario. Hoy, voces autorizadas del partido reclaman que el movimiento se acelere, para reforzar las estructuras y para recargar políticamente la formación "antes de la siguiente cita con las urnas". Es decir, las catalanas, en las que el proyecto de Sánchez se la juega (de nuevo) definitivamente, apostando por el Illa, president.
Extrañas excusas
De noche, para ponerle rostro a la "enorme leche", el partido designó a la portavoz de la Ejecutiva, Esther Peña, advirtiendo de que no aceptaría preguntas.
El cabeza de cartel de las elecciones gallegas, José Ramón Gómez Besteiro, tuvo más gallardía, y en lugar de dar la extraña excusa de que "a pesar de que la izquierda crece y la derecha retrocede, no ha sido suficiente", asumió el batacazo: "No obtuvimos los resultados que esperábamos, he de decirlo así, sin paliativos".
Y a la mañana siguiente, Emiliano García-Page, el líder de los supuestos críticos (que los hay, pero callan en público) no dejó pasar ni 12 horas desde el cierre del recuento en Galicia para llamar la atención a sus compañeros. "Si el PP hubiera perdido la mayoría absoluta, se hablaría de consecuencias nacionales", dijo, "el producto era regional, pero el guiso en Galicia era nacional, por pura coherencia, parte de nuestra reflexión debería ser nacional".
Y después pidió, incluso, una "rectificación".
Si este resultado del 18-F "no es un tema menor" para el PSOE, líderes territoriales consultados por este diario advertían de lo "pésimo" que está resultando el destino del camino emprendido desde hace "más de un lustro" o de que la reflexión de la "falta de implantación territorial" que lanzó Sánchez en la Ejecutiva del lunes posterior al "desastre gallego" debería aplicársela él mismo: "El partido", por Ferraz, "debe reflexionar sobre cómo trabaja en los territorios".
Ya en la última semana de campaña, EL ESPAÑOL publicó que en el seno del partido había preocupación por haberse convertido en una "muleta" de las izquierdas localistas. Los nueve escaños cosechados por Besteiro, frente a los 25 del Bloque Nacionalista Galego, confirman la tendencia, iniciada en Madrid y que se teme para las vascas, previstas para el 21 de abril.
Cuándo y cómo
"Vienen mal las elecciones en Euskadi, y vienen mal las europeas... si la cosa sale muy mal el 9-J, Pedro tendrá que convocar", explica otra fuente que conoce bien Moncloa y Ferraz. Eso sí, todos creen que aún se está a tiempo de corregir el rumbo. Pero el tiempo apremia.
Este miércoles, supuestamente, un PSOE muy debilitado deberá decidir en la Comisión de Justicia del Congreso si se mantiene firme ante Carles Puigdemont o si claudica ante las exigencias de "blindar" la amnistía, incluyendo en ella "todo el terrorismo" y los delitos de traición.
Más allá de los peligros ante el Tribunal Constitucional y el de Justicia de la UE (TJUE), está la división silenciosa en el partido. Una cosa es asumir el precio, con el argumento tragable de que (además de por permanecer en Moncloa y por parar a la ultraderecha) esto se hacía "por la convivencia y la reconciliación". Y otra muy distinta es elaborar una ley "indigerible".
En todo caso, Junts juega con la ventaja de que el "golpe de timón" no lo puede dar Sánchez antes de las elecciones europeas por dos razones. La primera es que ahora toca concentrarse en la campaña de las elecciones autonómicas vascas. Y después, sin solución de continuidad, en la de las europeas.
En las primeras, pocos en el PSOE dudan de que la candidatura de Eneko Andueza será tercera en los resultados. Pero temen un alza demasiado pronunciada de Bildu.
Más allá de que los socialistas vascos, de momento, tienen claro que sus votos irían a favor de un lehendakari del PNV, en ese caso, se fijaría aún más la imagen de que el PSOE retrocede ante las izquierdas independentistas, como en Galicia.
Y en las europeas, el temor es el votante no tiene motivaciones pragmáticas: no hay voto útil, no hay consecuencia de gobierno tras ellas. Y ese escenario es propicio para el voto de castigo, y para consolidar las olas que trae un vuelco político como el que, ahora, cree poder consolidar el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo.
La segunda razón de la ventaja de Junts es que Sánchez no puede volver a hacer un truco de magia tan llamativo como el del 29 de mayo de 2023 y adelantar elecciones. Al menos, hasta que se cumpla un año: según el artículo 115.3 de la Constitución, en los primeros 12 meses de legislatura "no procede".
Pero con un PSOE tan alicaído... "¿así, quién aguanta?", concluye la citada líder socialista. "Si no hay cambio de dirección, yo intuyo el final, de legislatura o de liderazgo. Algo pasará".