Alessia Putin: "La amnistía es corrupción política porque los delincuentes redactan su propia ley"
La autora de 'Cancelación' asegura que "pescar votos en el extremo es pan para hoy y hambre para mañana".
16 marzo, 2024 02:40Es abogada y profesora universitaria. Posee una voz de presentadora de informativos. Ha cursado estudios en Harvard y en el Instituto Atlántico de Gobierno, que impulsó Aznar. Sus profesores de la UNED le negaron incluir 'capitalismo' en el título de su tesis doctoral por ser una palabra que podía "perjudicarla". Finalmente, acabó siendo cum laude.
Alessia Putin Ghidini (1975), madrileña de orígenes italianos -de ahí sus apellidos-, lleva años viéndose a sí misma al margen del pensamiento binario, aquel que divide cada aspecto del mundo en dos partes irreconciliables: público contra privado, empleados contra empresarios, mujeres contra hombres… no es su estilo.
Consciente de que el mundo es una paleta de grises, asume que desmarcarse de cualquier simplificación es el modo más realista de enfrentar los problemas. Su empeño, en definitiva, es el de evitar la instauración de una "emocracia", es decir, de una "democracia de las emociones". Un vicio iliberal adquirido en Occidente, aleatorio e imprevisible.
Vive el debate político como una pasión, pero prefiere seguirlo desde la universidad. En concreto, desde la Universidad Pontificia de Comillas. De hecho, el libro que acaba de publicar en la editorial cordobesa Almuzara va dirigido a sus alumnos. Cancelación: manual contra la dictadura de la ideología, el pensamiento binario y el odio político, es un homenaje al "sentido común". Justo lo que su autora echa en falta en las sociedades actuales. Al menos, en su clase política, a la que ha rechazado unirse en varias ocasiones, aunque su amiga Alaska -la cantante- diga de ella que es "su presidenta".
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La Cátedra Mayor del Ateneo de Madrid se vio desbordada para acoger la presentación de este libro. Alaska y Javier Rupérez -histórico diplomático del Partido Popular- acompañaron a Alessia en el escenario. También acudieron la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, el presidente del Senado, Pedro Rollán, o el secretario general del Servicio Exterior de la UE, Stefano Sannino.
En sus páginas, Alessia trata el asunto de la polémica nueva Ley Trans, que está teniendo consecuencias como las ya publicadas por este periódico. Por eso, no es de extrañar que también acudiesen al acto las activistas trans Valeria Vegas y Topacio Fresh.
EL ESPAÑOL se sienta a tomar un café con la autora del libro en la cantina del Ateneo.
Durante la presentación, y viendo el índice de este libro, no pude evitar caer en el pensamiento binario. En identificar varias palabras clave, seleccionar un pack ideológico y endosarlo a su autora. Luego, leyéndolo, este pack se ha caído. ¿Está el pensamiento binario impreso ya en nuestra conciencia?
Claro, puede estarlo. Yo me defino como liberal transatlántica. Si atendemos al concepto liberal europeo continental, es el que cree en un mercado libre, en un Estado limitado y en el liberalismo económico. Esto se identifica con el centro derecha. Pero visto desde una perspectiva anglosajona, el liberal atiende más a los derechos de las minorías o la protección del medio ambiente, es decir, es el centro izquierda. Por eso, me defino como liberal transatlántica, jugando con el prefijo trans, que en el libro se menciona muchísimo. También no binaria, porque me desmarco de los términos izquierda o derecha, bueno o malo, blanco o negro.
Creo más en un win-win, que en un juego de suma cero, ese en el que cuando yo gano, tú pierdes. En el libro, intento en cada capítulo tender puentes. Esa es la idea. De hecho, yo siempre me he movido mucho en los dos ámbitos: desde Harvard, que es la universidad más woke y progresista actualmente, al Instituto Atlántico de Gobierno, que está relacionado con José María Aznar, por ejemplo.
Al definir este pensamiento binario, relacionándolo también con la izquierda 'woke' surgida en los países anglosajones, explicas que se utilizan distintos conceptos básicos para utilizarlos e interrumpir discusiones políticas, términos imposibles de contrarrestar.
Sí, son los conceptos DEI, por sus siglas en inglés: Diversidad, Igualdad e Inclusión. En el momento en que alguien está hablando contigo y saca estas tres palabras, acaba el debate. ¿Cómo vas a enfrentar eso? Pero, ¿es que nosotros no somos inclusivos?
En mi presentación había curas, transexuales, personas de izquierda, de derecha, y de toda clase adquisitiva o profesión. Eso es integración, inclusión real. Hay una ley, la de Godwin, que incide en este mecanismo perverso del que hablamos: en el momento en que se inicia y a medida que avanza una conversación, tiende a uno la posibilidad de que se mencione a Hitler o a los nazis. En ese momento, acaba la conversación.
El movimiento woke juega a esa baza, porque es muy fácil demostrar una superioridad moral que luego no persiste cuando rascas un poquito. Así, se pueden sacar otros conceptos, como el racismo o la homofobia.
Una señora del público, que asistió a la presentación, exclamó que usted era una 'valiente' por expresar algunas de las ideas que quedan reflejadas en el libro. Sin embargo, los movimientos populistas de la izquierda 'woke' están perdiendo fuelle en cada cita electoral. ¿Sigue siendo necesario ser valiente para enfrentar sus postulados o su manera de hacer política?
Sigue siendo necesario. Están perdiendo fuelle, de hecho, porque hay personas valientes que lo denunciamos. Damos esa batalla. Es consecuencia. Yo me tuve que pensar bastante si publicar el libro, pero Javier Rupérez lo leyó un verano y me dijo que debía publicarse. Me dijo: no te preocupes. Y al final me sentí muy segura, porque está fundamentado, documentado y bien razonado. Entonces, es cierto que están perdiendo fuelle, pero también que el concepto de la cancelación no es nuevo, aunque ahora se haya puesto de moda por las redes sociales.
Llevamos décadas, como sociedades, con este pensamiento cancelador. Así que llegará un momento en el que digamos: bueno, hasta aquí hemos llegado. El libro manifiesta un hartazgo, por puro sentido común. Es sentido común. En el caso del título de mi tesis, cuando no me dejaron poner "capitalismo" en el título, yo era más joven, y evidentemente quería aprobar mi tesis. Pero sufrí, lo sufrí mucho.
Fue cancelada.
¡Exactamente! Fui cancelada. (ríe).
Hablemos de Vox. Identifica a este partido como una formación populista de derechas, similar a los de la Liga Norte de Italia. Pero, a lo largo de los capítulos, describe los problemas de nuestras sociedades y coincide con ellos en algunos diagnósticos. ¿Comparte también alguna de sus soluciones? ¿Qué concepto tiene de Vox, más allá de su encuadre ideológico?
Yo creo que Vox es un partido hijo de su tiempo. En el capítulo que trata el nacimiento del populismo de derechas, hablo de la Liga Norte de Italia. Yo soy de esa zona, y lo vi con mis propios ojos siendo adolescente; ya tenía mucha curiosidad por la política, estuve muy atenta. Así que creo que Vox es lo que pasó en Italia hace veinte años.
No comulgo con sus ideas porque no comulgo con los extremos, ni el derecho ni el izquierdo. Pero mientras haya políticas contradictorias, hipócritas o incoherentes a nivel europeo -el 80% de las normas que se aplican en España vienen dirigidas por la UE-, decrecentistas en materia de energía o del campo, que buscan encarecer nuestra vida en un momento de gran inflación, yo creo que Vox va a seguir existiendo. No creo que sea una buena noticia. Para que haya una sana alternancia entre izquierda y derecha, Vox hace más daño que bien. Esto se ha demostrado en las elecciones generales, pero también en las gallegas, cuando el PP ha sacado la absoluta gracias a que Vox no ha obtenido representación.
Vox irá perdiendo fuelle, cada vez más, y la sociedad española se dará cuenta de que, quizá, es necesaria una refundación del centro derecha para superar esta falta de alternancia política. También para superar esta corrupción económica y política que estamos viendo. La Ley de Amnistía es una forma de corrupción política, porque los delincuentes están redactando su propia ley para amnistiarse. También el Gobierno, que no sólo hace esto para seguir en el poder, también porque de cara al futuro tienen miedo a que los que puedan estar imputados sean ellos mismos.
¿Para amnistiarse a sí mismos? Poniendo la venda antes que la herida.
Exactamente.
Ha hablado de una refundación del centro derecha. ¿Cómo ve al PP de Feijóo? ¿Ayuso es populista o realista?
Ayuso es realista. Ante todo quiero decir que yo no puedo votar en España, y puedo hablar con libertad. Yo veo un PP que gana elecciones, así que algo está haciendo bien, con un poder territorial enorme. Puedo tener mi opinión, pero no es mi papel. En cualquier caso, son realistas, y lidian con una situación en la que la otra parte ha perdido cualquier pudor, no existen líneas rojas.
Creo, y lo digo en el libro, que para España sería muy positiva una gran coalición. Se podrían hacer las reformas necesarias, como la de las pensiones, o la agraria, una ley educativa que dure más de una legislatura. Problemas reales. Pero han decidido jugar a la polarización, pescando votos en el extremo. Pan para hoy y hambre para mañana.
En la cuestión energética, Europa parece estar rectificando.
¡Por fin!
Se armó un escándalo cuando en la UE, Francia o Alemania decidieron declarar la energía nuclear como energía verde. Pero defiende que es una energía que debe usarse.
Sí, sí. No sólo eso, considero que la energía nuclear se debe usar, se deben construir nuevos reactores, hay que observar a Francia, su política energética. La alemana y la española son profundamente hipócritas. Es un empobrecimiento de tu población.
Un país no puede crecer si tiene una inflación desbocada y una energía cara, que es un bien de primera necesidad. España tiene un plan de cierre de plantas nucleares, y no rectifica. Las ministras Calviño y Ribera, aquí apoyan esto, pero luego van a Europa y defienden la energía nuclear. Es una tomadura de pelo.
Hay que apostar por otras maneras de producir energía, como la transformación de residuos de biomasa. De hecho, ya se está haciendo en el sector industrial. Tenemos las tecnologías para solucionar problemas, hay soluciones para el cambio climático, pero insisten en aplicar políticas insostenibles.
Ahí también incide el pensamiento binario. La cancelación.
Totalmente. Se dice: ¡esto no! Y fuera, se cancela.
¿Alguna vez han ofrecido a Alessia Putin entrar en política?
Sí, ha sido muy recurrente esto, y de muchos partidos políticos, porque tengo ideas bastante transversales. Me encanta que ni siquiera ellos consigan definirme (ríe). A mí reflexionar sobre la política me encanta, es mi pasión, pero la política se ha vuelto un cortijo, donde no llegan los mejores. No quieres estar en el disparadero. Estoy contenta con lo que hago, me encanta la universidad, transmitir a mis alumnos que deben pensar libremente, de ahí sale el libro.