Todos los trackings secretos sitúan a los ultras de Aliança Catalana dentro del Parlament

Aunque, aparentemente, nada tienen que ver entre sí, los de Santiago Abascal y los de Sílvia Orriols componen dos caras opuestas en lo identitario de la misma moneda contra la inmigración. 

Vox irrumpió con fuerza en las elecciones andaluzas de 2018, y hoy es tercera fuerza a nivel nacional con 33 escaños. Incluso en Cataluña, donde el espectro de la derecha no independentista suele cosechar malos resultados, su actual candidato, Ignacio Garriga, superó en escaños a Ciudadanos y a PP en las elecciones de 2021.

Hoy, el partido de Santiago Abascal ocupa 11 asientos en el Parlament gracias al 7,56% del voto de hace tres años. Según las últimas encuestas, se estima que el domingo obtendrán un resultado similar. 

Por su parte, Aliança Catalana nació en Ripoll en 2020. Su líder, Sílvia Orriols, integró al partido Front Nacional de Catalunya, una formación nacionalista e independentista que desde 2013 ya esgrimía postulados antiinmigración.

En las elecciones municipales de 2023, Orriols logró alcanzar la alcaldía de Ripoll, donde sigue. Ahora, es la número uno en la lista que concurrirá al Parlament por Gerona.

Semejantes y antagónicos

Parecen antagónicos, pero entre Aliança Catalana y Vox no podría haber más semejanzas. De hecho, si no fuese por la cuestión independentista, quizá concurrirían juntos.

Sílvia Orriols, alcaldesa de Ripoll Luis Miguel Añón Ripoll

El partido de Orriols tiene un apartado en su programa electoral dedicado a instaurar un Estado independiente. Incluso, aborda asuntos económicos desde esa perspectiva, con un apartado titulado "nacionalismo industrial". El otro, el de Garriga, se empeña en desmontar el "proyecto separatista" instaurado en la región.

Pero el partido de Abascal ha centrado su discurso, desde el principio de la campaña y de manera muy directa, en la inmigración regular o irregular procedente, fundamentalmente, de países musulmanes. Aliança Catalana, aunque mantiene postulados casi idénticos, tiende a suavizar su discurso, vistiéndolo como una condición necesaria para avanzar en el procesismo.

Vox, un discurso más directo

Empezando por Vox, esta es una de las frases que adornan su programa electoral para Cataluña: "Las sociedades multiculturales son sociedades multiconflictivas". A continuación, se hace una crítica a las medidas adoptadas hasta ahora por el Govern liderado por Pere Aragonès, prometiendo suprimir "las políticas buenistas y de efecto llamada contrarias al interés de los españoles".

Pero Vox no sólo alude a ERC, sino a todos los gobiernos independentistas que se han sucedido en la Generalitat desde el pujolismo. Es lo que se recoge de su reciente documental, titulado Hacia la República Islámica de Cataluña.

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En ese sentido, Vox es tajante en su solución, prometiendo la "inmediata expulsión de todos los inmigrantes que accedan ilegalmente a España y de los inmigrantes legales que cometan delitos graves o hagan del delito leve su forma de vida". Aunque en ningún punto explican cómo pretenden hacerlo. 

Sólo añaden que terminarán con el "uso fraudulento" de figuras jurídicas como "el arraigo, el empadronamiento, el asilo, la reagrupación familiar o la institución de la pareja de hecho para favorecer la regularización de inmigrantes ilegales". También planean suprimir las subvenciones existentes que se dedican a este colectivo.

Todo por el procés

Aliança Catalana, de Orriols, adapta sus postulados a la épica separatista: "Necesitamos cerrar las fronteras a los inmigrantes económicos hasta que Cataluña vuelva a tener capacidad de integrar a los extranjeros en la lengua catalana".

Esta adecuación al relato es una constante en su programa electoral. En la misma línea, prometen promover "la integración de los inmigrantes legales en la lengua y cultura catalanas" para que, tanto "ellos como sus hijos" puedan "convertirse en catalanes y contribuir al desarrollo y crecimiento de Cataluña". 

Como Vox, hacen mención a las políticas de asilo, con la propuesta de imponer "controles estrictos" por parte de Cataluña, y pedir lo mismo a Europa. Su premisa es que "en Cataluña no cabe todo el mundo". También promete  aplicar la Ley de Extranjería para "deportar a los inmigrantes delincuentes" y "repatriar a los ilegales".

En este punto va más allá que Vox, sugiriendo generar "zonas seguras en África y Oriente Medio". Lugares que puedan "acoger y proteger a los solicitantes de asilo" en los "mismos continentes en conflicto".

Coinciden con Vox en uno de sus temas estrella: el fenómeno de los menores no acompañados. Así, los de Ripoll quieren "poner fin a la criminalidad" y al "derroche de recursos públicos con los MENA". En definitiva, apuntan lo mismo que el partido ultra españolista: que los menores no acompañados deben "regresar a sus países".

Islamofobia 

El programa que presenta Ignacio Garriga destaca sobre el de Silvia Orriols en su cruzada contra la cultura islámica. En el texto de Aliança Catalana, aunque se menciona a los países de origen de África y Oriente Medio, no se señala expresamente a la cultura o a la religión islámica. Se hace de un modo más sutil, como se ha visto, buscando la integración de sus inmigrantes en la cultura y lengua catalanas.

Sin embargo, Silvia Orriols sí se ha pronunciado públicamente en contra del islam. Una de sus promesas en la campaña para la alcaldía de Ripoll fue la de cerrar una de las dos mezquitas que existen en la localidad, justificándolo en el imán radicalizado Es Satty, 'cerebro' de los atentados perpetrados en Cataluña en 2017. Así, aseguró que en este tipo de templos "se contratan a fanáticos para hacer sermones".

También se ha manifestado en contra del uso del burka y el hijab por parte de las niñas en los centros educativos. En una entrevista en el periódico 'La Razón', aseguró que "la misoginia islámica avanza por culpa de la cobardía de las instituciones y de algunas mujeres".

Por su parte, en el programa de Vox, más explícito, aparecen frases como esta: "Exigiremos el cierre de las mezquitas fundamentalistas y la prohibición de su financiación por parte de Estados u organizaciones extranjeras".

También se contabilizan este tipo de templos, asegurando que en Cataluña "hay actualmente más de 280 mezquitas", una cifra, apuntan, "que se ha multiplicado en los últimos años". Para justificarlo en una lucha contra el yihadismo, destacan que "un tercio de ellas predica el salafismo", una vertiente islámica radical y ultraconservadora.

En conclusión, proponen la "expulsión de los imanes que propaguen el radicalismo, el menosprecio a la mujer, la yihad y el desprecio a nuestras costumbres".

Pacto de cordón sanitario

Aunque el enemigo extranjero que ambos dibujan es común, y sostengan un discurso semejante, tanto Ignacio Garriga como Silvia Orriols saben que sus votantes son casi irreconciliables. Y ahora tampoco tendrán el apoyo de quienes, en un espectro más moderado, podrían incluirles en un futuro Govern.

PSC, ERC, Junts, CUP y Comuns han suscrito la "Declaración de Unidad contra el Fascismo y el Racismo", un texto que explicita que estas formaciones "no aceptarán, por acción o por omisión, los votos de ninguna formación de extrema derecha para conformar una eventual mayoría de investidura".

Pacto del cordón sanitario a Vox y Aliança Catalana

Vox y Aliança sólo cuentan con sus votantes para alcanzar un papel relevante en el Parlament. Vox lo tiene difícil. Si las encuestas se cumplen, podría perder su valor simbólico como la única oposición "constitucionalista" frente al resto de fuerzas, incluido el PSC de Salvador Illa, que busca, además, formar gobierno. Los sondeos lo sitúan detrás del PP de Arturo Fernández, que ha experimentado un importante ascenso. Garriga mantiene un 7,6% del voto, no pierde sus 11 escaños, pero lo separan ahora más de dos puntos a la zaga de los populares.

Un mantenido ascenso en la intención de voto impulsa a Aliança Catalana, que obtendría su ansiada representación en la cámara catalana, con hasta 3 escaños. Menos que los de Garriga, y aun así, con la posibilidad de ser más relevantes. Para ello debe darse esta situación: si PSC, ERC y Comuns no alcanzan un acuerdo, Puigdemont podría tener la necesidad de aceptar sus votos, desdiciéndose del pacto firmado. No es un escenario tan exótico.