Los 650 soldados españoles en El Líbano, en creciente peligro: se acerca la invasión israelí contra Hezbolá
La ONU prepara un plan de evacuación inminente por mar, dado que Hezbolá tiene un enclave junto al aeropuerto de Beirut. El ataque de Israel srá en semanas: "Deben evacuar ya", avisa a EL ESPAÑOL un coronel en la reserva.
9 junio, 2024 03:17La situación de las tropas españolas al frente de la misión Unifil en el sur del Líbano ha pasado a ser de extremo peligro. La guerra en Oriente Próximo ya es casi total, al norte y al sur de Israel, y Benjamin Netanyahu dará "en semanas" la orden de responder militarmente a Hezbolá, como muy tarde. Y lo haría con tropas de tierra, según fuentes conocedoras de la situación en el terreno.
En la zona hay desplegados 650 militares españoles que lideran un contingente de cascos azules multinacional de 3.500 y que podrían quedar atrapados en un fuego cruzado.
Gideon Harari, teniente coronel en la reserva de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), es claro al respecto en declaraciones a EL ESPAÑOL: "Las tropas [de Unifil] tenían que haberse ido ya, no sirven de nada y sólo se ponen en peligro". Harari explica por qué, a su entender, la misión es inútil: "Unifil no tiene la capacidad ni la intención de parar a los terroristas".
Este teniente coronel comanda uno de los grupos de emergencia, una especie de equipo de seguridad de su comunidad, a apenas a 10 kilómetros de la frontera. Hoy es también el gobierno local de la última población israelí antes de llegar al Líbano.
Este periódico ha preguntado al Gobierno si hay algún plan de retirada, a la vista de un estallido inminente muy probable. El contingente de la misión de la ONU se encuentra en la frontera, según revelan a EL ESPAÑOL fuentes conocedoras de la situación de las tropas. La ONU tiene un plan de evacuación, y se da por hecho una invasión terrestre se producirá de forma inminente.
Cuando se retire el destacamento, la evacuación se realizará por vía marítima, ya que la milicia terrorista de Hezbolá no sólo controla el sur del país, sino que cuenta con un bastión que impide el acceso al aeropuerto de Beirut. Este plan requerirá de apoyo marítimo de las tropas de Naciones Unidas, para efectuar la salida del territorio en el momento que sea necesario.
El pasado enero, este militar retirado y veterano de las numerosas guerras que ha sufrido su país en la defensa de su integridad territorial, anticipaba a este periódico de cuál era el horizonte: "Vamos a hacer la guerra a Hezbolá, tenemos que hacerlo. La misión de estos terroristas es destruir nuestro Estado y matar a todos los israelíes, ¿qué vamos a hacer, si no?".
"Non grato"
Netanyahu ya advirtió esta semana de que su ejército "está preparado" para un nuevo frente de guerra. Y ha movilizado 50.000 hombres al norte para ello, mientras mantiene la ofensiva en el sur, para acabar con Hamas en Gaza.
"No entiendo qué ha pasado con España. Antes se entendía con los árabes, pero también con Israel", se pregunta Harari tras anunciar José Manuel Albares la adhesión del Gobierno a la causa abierta contra Israel por genocidio en el Tribunal Internacional de Justicia. "¿Por qué ahora somos su enemigo, si los agredidos somos nosotros?", se pregunta.
No hay animadversión contra los soldados españoles, ni siquiera contra España como país. "Somos pueblos amigos", explica el portavoz del Ministerio de Exteriores, Adir Dahan, en conversación con este periódico. Pero Harari tiene claro algo: "Ningún soldado español va a querer morir aquí en defensa de Israel… yo lo entiendo".
Aunque ocurren dos cosas: una, que el Ejecutivo de Sánchez sí que es considerado "non grato" desde el reconocimiento del Estado palestino a la par que Yolanda Díaz se mostró a favor de una "Palestina libre desde el río hasta el mar". Para el portavoz de Exteriores israelí, es evidente que su país "responderá con las medidas adecuadas al extremismo del Gobierno de España".
Y dos, que la operación contra Hezbolá tendrá que ser con tropas sobre el terreno, después de que se ordenen ataques aéreos puntuales para debilitar las defensas del grupo terrorista que controla el sur del Líbano. "Netanyahu está en conversaciones con el Gobierno de Beirut, pero eso no sirve de nada", explica Harari. "Es Hezbolá quien decide lo que pasa y en el último mes, Irán les ha dado carta blanca".
Así que la Brigada Multinacional Este de Unifil, que España lidera con a tropas de nueve países distintos, se verá atrapada entre dos fuegos encarnizados. El Gobierno español entiende que la misión de interposición ya no tiene sentido, y se ha convertido en prácticamente virtual, dado que es diario el intercambio de cohetes y misiles desde los dos lados de la frontera, que sobrevuelan la "línea azul" de las tropas multinacionales.
El Ejército español lleva en el país desde el año 2006, manteniendo separados a los terroristas de la frontera en un stand by que comenzó tras la Segunda Guerra del Líbano librada por Israel.
Pero las fuerzas de interposición no tienen el mandato de atacar, sólo hay permiso para utilizar la fuerza con el objetivo de despejar de actividades hostiles su área de operaciones y resistir los intentos de impedir su tarea. El Consejo de Seguridad de la ONU impuso el alto el fuego y sólo Israel cumplió las condiciones, retirarse de suelo libanés, mientras el Partido de Dios (Hezbolá) se saltó su parte, desarmarse.
Por eso, los cascos azules únicamente permanecen en el terreno como disuasión y como agentes de paz y seguridad. De este modo, si uno de los dos enemigos decide romper hostilidades, no tienen capacidad, ni entrenamiento, para contenerlo.
"Ya ha pasado, en las últimas semanas Hezbolá ha intensificado sus ataques, y esta semana lanzaron más cohetes, drones y misiles que nunca" desde 2006. De hecho, las ciudades y el territorio del norte de Israel -evacuados desde que comenzó la guerra en el sur- sufrieron una ofensiva brutal el pasado lunes que no mató a nadie, pero provocó decenas de graves incendios, arrasando más de 60 hectáreas.
"Si los empujamos unas decenas de kilómetros al norte, podremos evitar una invasión como la de Gaza el 7-O, que es lo que quieren los terroristas", explica Harari, que ya se ha enfrentado a ellos en alguna refriega. "Entonces, ya podremos alcanzar un acuerdo de alto el fuego", añade.
¿Y quién lo asegurará, si Israel no quiere ahí a las tropas españolas de Naciones Unidas? "Militares de otros países, pero que estén comprometidos con la seguridad", contesta.
Miedo a otra incursión
El miedo entre los nueve millones largos de israelíes es que les ocurra en el norte algo similar a lo que ocurrió el 7 de octubre pasado en el sur. Cuando cientos de terroristas de Hamás y la Yihad Islámica invadieron el país, torturaron y mataron a más de 1.400 personas y secuestraron a otras 243.
Por eso, un Netanyahu que ya estaba debilitado en lo político -por sus reformas iliberales-, con un Gobierno lleno de extremistas y cuyo legado quedó marcado por el 7-O, ordenó la evacuación de todo el norte.
Más de 120.000 personas fueron sacadas de sus casas y reubicadas en el centro del país. Aún hay más problemas, como la falta de pago a los hoteles que los alojan. Pero eso será un asunto que se aborde secundariamente.
Netanyahu ha gastado alrededor del 20% del PIB nacional en los esfuerzos de guerra desde el inicio de la respuesta militar en Gaza, a finales de octubre. Ahora, las fuentes consultadas dan por inminente el ataque israelí, para que el Gobierno pueda "normalizar" la situación de su población y hacerla regresar antes del inicio de curso.
"Ahora, lo urgente es garantizar la seguridad del país en el norte, y eso pasa por mandar tropas sobre el terreno al Líbano", explica este militar retirado dispuesto a coger de nuevo su fusil (patrulla con él cada día en su kibutz).
"La guerra va a extenderse al norte más pronto que tarde", concluye por teléfono mientras escucha nuevos misiles lanzados por Hezbolá sobrevolando su cabeza. "Y las tropas españolas que lideran la misión de la ONU deben evacuar ya", concluye.